Capitulo 25: Sentimientos encontrados

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Perdón por tardar tanto en actualizar, pero si alguna no lo sabe, yo soy de Chile y con todo lo que esta pasando no he podido actualizar, sin decir nada mas aquí el nuevo capitulo.

>>Antes<<

Por favor, no me dejes. Sin ti, no soy nadie. Te necesito como el aire que respiro, y no porque no pueda con el dolor, sino porque te amo, y ahora se que no puedo vivir sin ti.-Enterré mi cabeza en su estómago, inhalando su dulce aroma. A los minutos comencé a sentir pequeñas caricias en mi cabello, me levanté de golpe y fue cuando vi sus bellos ojos mirándome.

-También te amo Paul.

<<Ahora>>

Narra Alaska Bale.

Escuche todo lo que Paul dijo. Podía escuchar a todos a mi alrededor, pero estaba tan débil que aunque quería despertar, no podía. Solo hasta que escuche a Paul decir todo esto pude abrir mis ojos. Todo lo que siempre había querido escuchar, ahora por fin lo decía. Abrí mis ojos de a poco, acostumbrándome a la luz, al hacerlo vi que mi alma gemela estaba recostado sobre mi. Intente hablar pero sentí mi garganta algo seca, así que acaricié su cabello de forma dulce al verlo en dicha posición. Se pro de golpe al sentir mis caricias, el no decía nada. Así que apreté su mano para que reaccionara. Y al parecer funcionó.

-Alaska!!.-Grito de la nada y corrió a abrazarme.-Lo siento, lo siento, lo siento. Por favor perdóname.-Apenas podía respirar.

-Calma Paul.-Dije bajo.

-¿Como te sienes?, ¿estás herida?. ¿¿Te duele algo??.-Hablaba el desesperado.

-Paul.-Hable más fuerte. Me costaba mucho, ya que mi Garganta estaba seca y Paul no ayudaba con sus gritos.

-Ya se, tienes hambre?. Necesitas alguna medicina, no. Estás mareada, ya se. Dime, cuantos dedos vez.-Coloco dos dedos delante de mi. Solté una risa. Es un exagerado.

-Paul!!!.-Grite finalmente. Causando que terminará tosiendo posteriormente. Paul me miro con preocupación y se acercó a mi asustado.

-¿Que sucede?. ¿Que te duele?. ¿Es tu garganta?. Ya se, llamaré al doctor, no te preocupes.-Sin dejar que dijera algo más salió corriendo de la habitación en busca del doctor. Pobre de él. En unos minutos entro mi primo riéndose, seguramente de Paul. Al verme su sonrisa se borro por un instante.

-Hola Sam.-En menos de dos segundos mi primo me estaba abrazando. Aunque con menos fuerza que Paul.-Tranquilo.-Con mis brazos rodee su cuello.

-Que bueno que estás bien Alaska.-Senti cómo temblaba.

-Tranquilo primo, estoy bien.

-Promete que no volverás a irte.

-Tecnicamdte no escape, yo te dije que si volvía a pasar me iría.-El Se separo de mi y me miro serio.-Lo prometo. No volveré a irme.-El me sonrió.

-Gracias, me deja a más tranquilo.-Yo asentí.

-¿Y los chicos?

-Brady y Collin ensayan de guardia en el bosque. Seth se fue a casa por orden mía para que pudiera dormir un poco y asearse, no ha querido irse antes. Dijo que quería estar aquí cuando despertarás.-Sentí mucha ternura ante mi mejor amigo. Sin duda es el mejor.-Jake y Embry están afuera.

-Por favor tráelos, quiero verlos.-Sam asintió y fue por ellos. En menos de 5 minutos los chicos ya estaban aquí. Ambos al verme corrieron a abrazarme.

-¿Como te sientes pequeña?-Pregunto Embry con una sonrisa. Iba a responder pero mi garganta ya no dio para más.-¿Que sucede?-Jake lo alejo un poco y tomo el vaso con agua que estaba en el mesón. Acercando el vaso a mi y dándome de tomar. Al tomarlo todo solté una sonrisa.

-Justo lo que necesitaba, gracias Jake.-Este asintió con una sonrisa.

-Rápido doctor!!. No se siente bien, no sé qué le sucede!-Paul empujó al pobre doctor hasta mi habitación, al verme su cara fue de confusión.-¿Como es que ahora luces mejor?

-Eso es lo que intentaba decirte Paul, no hablaba porque mi gernanta estaba seca, eso era todo.-El doctor miro mal a Paul antes d eacercarse a mi.

-Ohh, lo lamento Doc.-Comentó el con vergüenza.

-Bueno, fuera del momento de histeria de Paul.-Dijo comenzando a revisarme.-El descanso parece estar funcionando. Te ha hecho bien, ahora te vez mejor.-Yo Sonreí.

-Ahora que procede doctor.-Preguntó Sam preocupado. El silencio se hizo presente.

-Bueno, dado el caso que ambos están débiles.-Nos miró a Paul y a mi.-Aunque, evidentemente Paul no lo está tanto. Lo único qué hay que hacer es que la imprimación haga su trabajo.-Básicamente, Paul y yo debemos estar juntos.

-Muy bien doctor, muchas gracias. ¿Cuando podré llevarme a mi prima de aquí?

-En unas horas, siempre que reciba el cuidado adecuado, no se fuerce ni reciba algo que pueda dañar aún más su salud,-Mi primo asintió. Luego el doctor pidió que se fueran para que pudiera descansar por un rato, ya que antes de irme me haría unos exámenes y chequeos. Al cabo de tres horas, y ya entrando la noche Sam y los chicos vinieron por mi. Yo ya estaba vestida con la ropa que Emily mando para mi. Intente pararme y caminar pero Paul fue más rápido que yo y me cargo en sus brazos.

-Paul. Puedo caminar yo sola.-Me queje mientras caminaba conmigo por el pasillo.

-Da igual, el doctor dijo que no te esforzarás.-Dijo el murándome.-Ademas, a mi no me molesta hacerlo.-Me dedico una sonrisa al terminar de decir aquello, yo rodé los ojos ante su exageración. Los chicos detrás de nosotros se reían ante las acciones de Paul. El camino a casa fue silencioso y tranquilo, durante todo el trayecto la mano de mi lobo jamás me abandonó, cosa que me hacía sentir mejor. Al llegar a casa Paul volvió a cargarme, ya estando dentro de la casa Emily corrió a abrazarme, los chicos también lo intentaron pero Paul no les permitió siquiera acercarse a mi.

-Chicos, después verán a Alaska, ahora ella debe descansar.-Ordenó mi primo mirando a su manada, ellos con poco ánimo asintieron.-Llévala a descansar, Emily te llevará una sopa para que comas.-Yo asentí y Paul subió las escaleras rumbo a mi cuarto. Al llegar me dejo en la cama con cuidado y fue hasta mi cómoda, de esta saco una manta y volvió a mi lado cubriéndome con ella. Minutos más tarde llegó Emily con mi comida, Paul la recibió y ella se fue. En pocos segundos volvió a mi lado y comenzó a soplar la sopa. Comenzó a alimentarme, pasaron unos minutos en silencio hasta que termine de comer, mi chico dejo el plato sobre la cómoda y se recostó a mi lado, donde me abrazo, permitiendo que dejara mi cabeza sobre su hombro.

-Tenemos que hablar.-Espeto el serio.

No eres lo que creí -Paul Lahote-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora