Amy caminaba por los pasillos repletos de carteles y casilleros, había pasado el receso y las clases, como comenzó a ser costumbre, continuaban tranquilamente.
La profesora llegó a la clase y coloco sus libretas en la mesa.
-Que tal alumnos, hoy seguiremos con la lectura de "Sordo, mudo y ciego". Quiero creer que todos tienen la fotocopia ¿no?- Acotó Derleth con una pequeña risa. Pero nadie hizo caso, todos sacaron las hojas, sin hablar, sin hacer chistes, como era de costumbre, nada. Eran como robots programados para una sola función, leer y hacer caso.
-... Bueno ¿Quien quiere comenzar?El silencio reinó nuevamente por unos largos minutos. Hasta que Ethan levantó la mano.
-¡Genial!¿Va a leer?
-No sólo quería preguntarle si puedo ir al baño- Contestó Goodman con su mirada picara.
Repentinamente, Amy se comenzó a reír, duró por unos segundos y cuando ya se calmó, le permitió lo solicitado.
-B-bueno, ¿Algun voluntario?- Vuelve a preguntar la profesora. Al no recibir respuesta, eligió a uno al azar.
Ese mismo alumno agarró el texto y comenzó a leer.
La hora paso con silencio y cuando seno el receso, todos salieron.
Amy se quedó sentada ordenando los papeles, en ese momento, Katie se acerca a ella y, con su mirada preocupada, le habla.
-Peofesora Derleth... Hoy tengo psicóloga, pero, creo que es...
-¿Turno a las 2:05?.
-S-si...
-¿Sabes que mas soy además de profesora?- Preguntó con una sonrisa hacia su alumna.
-...¿No?
-Bueno, soy Psicóloga y me contacto una tal Amanda Philips en busca de un servicio psicológico para su hija con, según ella, locura- Reveló Amy feliz.
Katie estaba emocionada, no solo por el hecho de ser la persona adulta con la que podría hablar del tema y, lo mas probable, creerle. Si no, por que era su profesora favorita.
-Nos vemos a la tarde... Adiós - Se despide la mujer sonriente.Con paso calmado, Derleth comenzó a pensar en los hechos en la semana. Hubieron noticias en la mañana sobre la disminución de mascotas y animales silvestres en los últimos dos días. Era algo alarmante y la policía actuaba lentamente, como siempre.
Luego, pensó en lo que decía y contaba Katie sobre Rebecca, innegablemente, era una chica algo tétrica, con un aura sofocadora, y una mirada penetrante. Esas sensaciones, pesadas, abrumadoras, las sintió repentinamente cuando se cruzó con la mismísima Rebecca, que la miraba tan penetrante como lo imaginaba.
Escuchó su risita "inocente", cerca, cerca, mas cerca.
Amy, asustada, con sus oídos a toda potencia, escuchaba los instantes pasos de alguien detrás suyo, escuchaba como si se alejara y acercara con vertiginosa rapidez. La risita volvió, mas lejos todavía, repetitiva, molesta. Miro a la ventana y vio algo corretear afuera. Algo inhumano y de gran velocidad.
Amy se quedó quieta, mirando la ventana. Petrificada, tratando de descifrar lo que vio correr, tan velozmente, entre los lejanos techos de la ciudad.
Alguien toco su hombro y se volteo sobresaltada. Esperaba lo peor, que, a decir verdad, no sabia que podía ser.
Era Hannah, profesora de arte y vieja amiga de Amy. Se le notaba una sonrisa excepcional. Algo bueno le abra pasado.
-Ho-hola Hannah, casi me matas del susto, ríe, fingiendo serenidad de forma tosca.
—¡Hola! Hablemos un poco ¿si?
—Bu-bueno..
Y así, Amy se vio afectada por una gran lluvia de oraciones y anécdotas de su amiga.
Parecía estar sana.
Pero, a metros de ella, Hausen las observaba inerte y sonriente.
Volvió a reír.Cuando la escuela terminó, Amy fue hacia su coche y se dirigió hacia su hogar.
En el camino, sentía esa misma atmósfera opresora, se sentía sofocada sin razón alguna. Encendió la radio para relajar el ambiente tan lúgubre. Como hace cotidianamente, va hacia un mercado y se baja para comparación lo necesario.
Se foja en su lista, anotada a la mañana, y procede a tomar lo que escribió. Pero, escucha su risa, lejos, muy lejos. Todo era silencio, excepto las heladeras y esa risa incesante.
Entre la fila de productos, podía ver como algo, aparentemente rosado, se paseaba por los pasillos repletos de productos variados.
Intento igniral tal visión para agarrar una caja de leche. Pero, su conciencia le pedía a gritos que volteara y enfrentara a eso que la hostigaba.
Tenia miedo, temblaba, no se sentía ella. Soltó la leche en el carrito y rápidamente se fue a la caja.
Al llegar, una larga fila esperaba y los ojos vigilantes de Derleth, detectaron de donde se generaba esa horrible atmósfera... Ella estaba allí, de espaldas. Su corto y rosado cabello la hacia brillar y su ropa, inmaculada, se veía tan normal, que nadie sabría la naturaleza de esas atroces prendas. O, quizás, y con los vagos recuerdos de Amy sobre Katie y su conflicto con Rebecca, esas personas, ya no eran personas.La mujer miro a su alrededor y millones de ojos, que emanaban un aura invisible de malevolencia cósmica, se clavaron furiosamente en ella.
Cuando llego su turno, el cajero la miro y comenzó a reír mientras pasaba bruscamente los objeto.
—¿Que pasa?— Preguntó ella, confundida.
—Nada, solo me imaginó este mundo sin leyes... Madre quiere eso. Pero no falta casi nada— Dijo el joven alegre.
Amy estaba aun mas confundida, asustada, mejor decir.
—¿M-madre?¿A que se refiere?
—Madre nos ayudara... Madre vendrá... Vendrá pronto...
Y se silencio abruptamente. Mirando, serio, a Amy, mientras embolsaba los objetos.
Aterrada, se apuro para salir del tedioso mercado y, entre los apurados pasos camino al auto, escuchó la infernal risa de Rebecca.
De suerte se metió rápido y acelero con gran temor, quería llegar a casa y reflexionar.Pasaron tres horas. Horas en la que Amy estuvo viendo la inefables noticias.
"Los animales están muriendo, se teoriza de un asesino en serie. Pero no hay pruebas suficientes" decía una nota.
"Una joven fue asesinada horriblemte de forma misteriosa. Su novio no quiere hablar" decía otra.
"Se suspendieron los torneos de baseball en el parque Neutakoncanut por un fétido olor"
Y así siguieron las noticias.
Amy, estaba insegura de si misma ¿Lo que experimentó fue real?¿A quien llaman "Madre"? Y la raíz de todo ¿Katie tiene razón?
Esas preguntas eran imposibles de responder fácilmente. Las sentía como bombas atómicas lanzadas hacia una inocente ciudad japonesa. Esas preguntas, la atormentaban.Paso una hora, interminable para Derleth, y escuchó el timbre con sorpresa.
Se acercó, insegura, hacia la puerta. Pero afortunadamente, se trataba de la dulce joven con la que debía hablar.
—¡Katie! Te estuve esperándolo. Vamos, pasa— Enuncio feliz la mujer hacia su cliente.
La joven se sentó en un sillón, enfrente de una pequeña mesa de café.
Estaba enfrentada con Amy y la misma comenzó a hablar.
—Bueno, aquí estamos ¿Cómo va la familia, los amigos, el estudio?
—Bien digamos... A quien engaño, con todo esto me estoy volviendo loca. Siento que Hausen esta todo el tiempo mirándome, incansablemente ¿No lo sientes?— Contó la chica, intentando estar tranquila.
Amy tomo una libreta y empezó a anotar lo que Katie contaba
Tal como hizo con sus padres, lo hizo con la profesora Derleth.
Contó las innumerables pesadilla con la chica de rosa, la infernal risa que siempre oía y como su amiga Jennifer se hundía lentamente en la locura.Pasaron una hora y media, y Katie salió feliz de la casa.
Por el contrario, Amy estaba preocupada. Trivial ante lo que escuchó y experimentó en el mercado. Tenia miedo de que fuese verdad.
De ser así, nos enfrentamos a algo fuera de toda nuestra comprensión, algo que rompe todas las leyes que creíamos irrompibles... Algo, que es mas antiguo que el tiempo mismo y que es inevitable.
Nos enfrentamos, a lo desconocido.
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La chica de lentes rosados
Misterio / Suspenso"La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido" H.P Lovecraft (1890-1937) La vida de una adolescente cambia completamente cuando una nueva estudiante llega...