Insomnio

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Katie llamo varias veces a Jennifer, pero nunca contestaba. Estaba preocupada  y sentía una horrible sensación que le indicaba que algo faltaba, o que algo salio muy mal.
Camino unas cuantas cuadras, pero llego a la blanquecina y desgastada puerta, provista de rígidos barrotes también desgastados.
Tocó el timbre y esperó, pero, pasados treinta minutos, nadie respondía. Volvió a tocar y siguió esperando. Cansada, volvió a tocar, pero de forma repetida y duradera, hasta que escucho a alguien acercarse.
Escuchaba como la llave giraba lentamente y la manija bajaba. Finalmente, la puerta se abrió y Katie se sorprendió un poco.
Era David el cual la dejó pasar, cosa que no era muy común, normalmente le abre la misma Jennifer.
La casa estaba en completa oscuridad, las persianas cerradas, un frío intenso y un silencio abrumador, que solo quebraba por los pasos y el tenue murmuró de David.
Pensativa, la joven camino hacia la habitación de los padres.
—Les avisaré que me llevo a Jennifer ¿Si?— Anuncia la colorada entrando a esa penumbrosa oscuridad.
Veía toscamente unos bultos en la cama, no quería molestarlos. Se los miraba profundamente dormidos, por lo tanto, salió de la habitación, confiada de que ellos comprendan que ella se llevo a su hija a un parque.
Sin embargo y a causa de la carencia de visión, Katie no vio la verdad.
El hombre reía en voz baja, mientras se volteaba y veía a su mujer, desangrada, por el apuñalamiento feroz de un cuchillo en su estómago. La cama era roja de la sangre que ella perdió.

Katie camino hacia la puerta de Jennifer y se quedó pensando, tanto, que no percibía al pequeño David acercándose lentamente a ella, con una tijera ensangrentada.
—Oye Da...— Ni logro acabar, ya que retuvo el feroz ataque de el niño, que intentaba apuñalarla en alguna parte del cuerpo.
—¿¡David, pero que demonios haces!?— Exclamó aterrada y confundida esquivando los intentos de asesinato del caótico niño.
—¡¡Semilla me lo ordena, ella nos quiere!! ¿No amas a semilla? Vamos con ella ¡¡SEMILLA, SEMILLA, SEMILLA!!— Gritaba David eufórico. Miro con ojos que lagrimeaban rosado y su iris se tornaba rosada, carente de toda razón y explicación, corrió hacia Katie y volvió a intentar enterrarle las poderosas tijeras a la aterrada chica.
Ella sostenía el pequeño brazo, no quería hacerle daño, pero era peligroso, estaba enloquecido.
Luego de forcejear repetidas veces, escuchar los potentes gritos del chico y girar por la cocina, Katie le da una fuerte patada que derribó al niño e hizo que golpeé con fuerza su nuca contra el escalón que separaba el pequeño comedor de la cocina.
Instantáneamente, David se paralizó.
Katie entro en pánico, comenzó a escuchar la horrible risa de la bestia que tanto la atormentaba. Estaba cerca.

Corrió a la habitación de su amiga y sus ojos se colmaron de tristeza y horror.
Allí estaba ella, tirada, en un charco de putrefactos líquidos, sin vida...
Con un intenso nudo en la garganta, Katie se acercó a su cadáver y a pesar de hacer lo posible para soportar el llanto, quebró.
Sostuvo con fuerza la mano sin vida de su amiga mientras las lágrimas se mezclaban con la amalgama de líquidos putrefactos.
—¿¡Por que, Jennifer!? ¿¡Por que a ti!?— Exclamaba Katie entre desconsolados llantos. Su corazón se destrozo en mil pedazos, sus ojos, cristalizados, observaban con horror su estado y sus oídos, agudos, escuchaban la irritante risa de la abyecta criatura abominable que acabó con su amiga.
Se levanto y corrió al teléfono, no podría seguir  ocultándolo.

"Departamento de policía ¿Cual es su emergencia?"
"¡Un asesinato, un herido gravemente! !Necesito ayuda ya¡"
"Digame su dirección y allí estaremos"
"B-bien, ahí va..."

Minutos después, Katie se sentó en la cama de la difunta, observándola. Atónita, shockeada y aterrada. Perdió a su mejor amiga, por culpa de su nemesis cósmico. Hausen.
Agarro su teléfono y contactó a Richard.

El joven estaba soportando al grupo de imbéciles, como Richard llama, de "amigos" que acompañaban a Ethan.
—A ver señorito Goodman, no me moveré de aquí hasta que Katie vuelva ¡Y es la ultima vez que lo digo!— Exclamó Richard enojado. DIN embargo, su teléfono comenzó a sonar y el joven casi adulto se vio obligado a contestar: era Katie.

Richard:
"¡Katie, estas tardando mucho y tengo a esta bola de retrasados molestándome"

Katie:
"Jennifer murió... Jennifer... ¡Jennifer murio¡"

Y en ese momento, Katie rompió en llanto y Richard se quedó paralizado.
—¡Hey palo! ¿Que es esa cara de maniquí?— Preguntó Ethan burlón entre risotadas.
Pero Richard simplemente levanto el campamento y se fue.
—¿Richard? Richard, vuelve...— No termino su palabra, ya que, no solo vio varios pateulleros con sus sirenas encendidas, también vio a Hausen parada de espaldas mirando la calle en donde pasaron los policías.
Ella río y dirigió su horrenda y tortuosa mirada al aterrado Ethan.
—V-vamonos también. Ya es tarde...— Ordenó el chico nervioso, pero tratando de ocultar su infinito terror hacia la rosada chica anómala.
Pero sus amigos se resistían ante esa orden. Ethan comenzó a demostrar síntomas de miedo, lamentablemente, sabe que esa bella chica rosa es peligrosa en grandes amplitudes.

Richard pedaleaba a toda prisa hacia la vivienda de Jennifer, esperando que fuese una horrible broma. Pero, al entrar y ver el cuerpo paralizado de David, supo que era verídico.
Corrió a la habitación de la chica y encontró a Katie sollozando y el horrible cuerpo de una Jennifer derretida y cubierta de una mezcla extraña de sangre, pus y agua.
Richard se quedo paralizado del asco, por lo tanto, corrió al baño y comenzó a vomitar. No soportaba ese irresistible olor fétido.
Pero, la puerta principal se cerró de golpe y las pocas luces que habían se apagaron.
Un horrible sonido vino de la habitación aledaña a la de Jennifer.

Katie miro desde el marco de la puerta temerosa, le costaba despegar su mirada de la difunta Tanner. Pero, unos pasos y un silbido se oía a volumen creciente. Se acercaba.
De repente, un hombre, Willbur Tanner, padre de Jennifer, se lanzó hacia la joven agarrándola del cuello y preparando su brazo para apuñalarla. Pero Richard salio de forma sorpresiva del baño y comenzó a golpear con un balde la cabeza del fornido tipo.
Katie logra quitárselo de encima y corre a la cocina buscando algo con que defenderse, pero se resbala, casi cayéndose, con la sangre de David, el cual se encontraba en un mismo estado que el de Jennifer. En algún momento, Rebecca estuvo aquí.

Richard logro a duras penas quitarle la cuchilla a Willbur y con rapidez se la enterró en el pecho.
Sin embargo, al hacer tal cosa, no se sintió el mismo. Los impulsos, alguna manipulación ajena se lo ordenó. No se sintió el mismo.
Tanner cayo al suelo, muerto.
Sus ojos, perdidos y carentes de vida, estaban bañados en un liquido rosado o purpura. Tal como David.
Richard se postro en la pared, notando con horror el cadáver del tupo que el mismo mató.
Katie corrió a él y le dio un fuerte abrazo para sentirse seguros.
Pero, una bruma rosada, un resplandor de potente color se reflejaba en la puerta principal.
Rapó de te, los dos buscaron lugares donde esconderse y, cuando la cosa se acercó al pasillo, tenían sus escondites asegurados.
Lentamente, Hausen caminó por el oscuro y ensangrentado pasillo.
Tentáculos se retorcían desde sus antebrazos de los cuales, desde el inició hasta la palma, se formaban horrendas bocas llenas de afilados dientes. Sus pies padecían unas filosas y largas protuberancias blancas, mientras sus ojos, de un intenso color fulminante, registraban cada detalle de la penumbra teñida de violeta
Se derivo en la habitación de Jennifer. Katie intentaba no producir el mas mínimo sonido, cualquier cosa podía delatarla.
Pero, luego de unos tortuosos y eternos minutos de observación, la atención de la bestia rosada se dirigió a un irritante sonido.

El celular de Richard.
Sonaba y vibraba constantemente, el chico intentaba callarlo, por los nervios se le escapaba el teléfono varias veces, hasta que al fin lo calló.
Ya relajado, pero pendiente, dio un vistazo al pasillo. Estaba vacío, pero se volteo y los fulminantes ojos de Rebeca se clavaron en Richard.
El joven se arrastro aterrorizado intentando alejarse de ella, pero Rebeca lo agarró con sus potentes tentáculos y lo lanzo a la otra punta del pasillo.
Lento era su paso mientras se dirigía al dolorido Richard. Pero una embestida de Katie la distrajo.
Richard aprovechó a levantarse y, con vigor, embestir a Hausen hacia el baño y derribarla en la bañera. Apurado y aterrado, cerro la puerta con fuerza y dios varios pasos atrás.
—L-listo, vamonos ya— Sugirió el temeroso alto.
Katie se acercó a la puerta e intento escuchar algo. Pero, en cambio, recibió la sorpresiva aparición del tentacular aparato bucal de Hausen, retorciéndose y agitándose con furioso frenesí.
Rápidamente se alejaron, la puerta principal se abrió golpe y unos tres policías apuntaron con gritos y ordenes que atemorizaron a los chicos.




La chica de lentes rosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora