Lagrimas y lamentos

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Mientras las nubes oscurecían el cielo, las gotas goleaban los techos y los truenos rugían con furia melancólica, Goodman estaba pasmado, asustado a su vez. Descubrió la fatídica muerte de Jennifer gracias a Richard, el cual, luego del extraño suceso en el parque, lo contacto y le contó lo sucedido. Literalmente, Ethan dudaba en creer, pero, no tenia razones para no hacerlo, la muerte de su novia, las desapariciones, los rituales que se oyen en la aterradora noche, en las profundidades de frondoso parque Neutaconkanut. Estaba mas que claro que Rebecca no era humana. Si bien no sabia con certeza que clase de aberración es, solo sabe que es una amenaza catastrófica. Hoy fue Jennifer, mañana, quizás, todo el mundo. Lo presentía, lo temía. Era poseído por ese sentimiento que no experimento en años. En la antigüedad era el chico mas malo e la escuela, era una vil molestia para la policía, era el imán de chicas precoces. Ahora, solo es un chico mas del montón, luchando por salir de esta pesadilla.

No se sentía el mismo, temía de si mismo. Decidió tomarse un baño, quizás, su malestar se aliviaba. Sin embargo y luego de bañarse con incertidumbre, un ambiente tenso, pesado y caótico se encimaba en toda la casa mientras una leve bruma emanaba del baño.  Algo golpeo la puerta, volvió a hacerlo, hasta que se abrió de golpe y una voz femenina grito un nombre.

-¡¡Ethaan!! ¿¡Donde estas!? Te extraño amor... Ven conmigo amor- Llamaba esa voz tan hipnótica, la cual penetraba los oídos del desosegado joven. Su padre, paul, entraba a casa y, no solo escucho la resonante y aguda voz de la chica, también la vio. 

-V-Vannesa ¿No estabas muerta?- Pregunto atónito el hombre. Vannesa rió y en su cara se dibujo una grotesca sonrisa.  Sin embargo, sus ojos miraban a otro punto: Ethan, el cual se escondía en su cuarto. Miro a Paul y se acerco a el, tocando su hombro. De repente, su boca comenzó a deformarse, al igual que sus dedos, los cuales se alargaban de forma grotesca, convirtiéndose en aberrantes garras huesudas que se retorcían alrededor del cuello del hombre, hasta tirarlo a una pared. Paul gateo hasta un mueble y de uno de los cajones saco una pistola, la cargo con lo que tenia a su alcance y apunto. La forma de Vannesa ya no era humana, sus ojos, grandes, blancos e inyectados de sangre, lo miraban penetrante, mientras de sus piernas se quebraban generando una nueva articulación a cada pierna, su boca ahora estaba llena de filosos dientes manchados con su propia sangre mientras su boca, ahora vertical, se ondulaba con lentitud, generando murmullos y quejidos horrorosos, en su trasero creció una cola que acababa en una poderosa y deforme pinza la cual se abría y cerraba con frenesí, mientras sus pies se partían y de ellos salían unos pinchos que se clavaban con violencia en el mantel empapado de sangre y un liquido viscoso, rosado. Caminaba lenta, pero constante hacia el hombre que se recostaba en la pared, temblando con su pistola.

La bestia se abalanzo hacia el, pero Paul le brindo dos disparos en la cabeza y uno en la pierna. Tales proyectiles la obligaron a retroceder y gruñir de dolor y rabia. Volvió a lanzar gritos deformes y alaridos infernales mientras corría nuevamente hacia el señor Goodman, hasta que lo atrapo y le enterró sus garras en la cabeza. Lastimosamente, Paul no logro jalar del gatillo. La criatura rugió victoriosa, olvidándose de su objetivo, Ethan. Sin embargo, se centro en devorar a Paul, el cual se desangraba y derretía mientras el aparato bucal de la monstruosa entidad le infectaba todo el organismo de un ácido tan corrosivo como la lava y el ácido juntos. Ethan veía esa horrible escena con indescriptible asco, tal era la cantidad, que se vio obligado a varias veces desviar la vista. Pero tomo coraje, agarro un palo y corrió hacia lo que fue su novia y le partio el palo en la cabeza. La bestia salto hacia el, pero, con precisión de suerte, Goodman le enterró el destruido palo en el ojo derecho. Con rapidez, Ehan agarro la pistola de su difunto padre y disparo a quema ropa a la monstruosidad que allí agonizaba. Hasta que cayo y de ahí no se levanto. Ethan solo miro el cuerpo, quieto, en shock. En ese momento, lo único que se escuchaba, era la lluvia y los poderosos truenos que bombardeaban el fatigado cielo.

La chica de lentes rosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora