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Salí temprano de casa, por el único motivo de querer aseguramente de no llegar tarde igual que ayer, aunque quizás haya exagerado un poco.

Caminé a paso lento viendo como ya casi llegaba y aún faltaban 20 minutos para que sea la hora oficial de llegada.

Estuve a punto de entrar a la escuela cuando alguien tocó mi hombro desde detrás tomándome por sorpresa y provocando que diera un pequeño brinco en mi sitio. Me giré rápidamente pues no sentí los pasos de alguien más en ningún momento, pero no había nadie a mis espaldas.

Frunci mi ceño y pensé en que tal vez había sido solo mi imaginación.

Me giré para terminar los pocos pasos que me faltaban para llegar a mi destino y choqué contra un cuerpo.

Afortunadamente no fue un golpe demasiado fuerte, tan solo trastabille en mi sitio y con los cabellos en la cara levanté un poco mi vista para ver de quién se trataba.

— ¿Estás bien? —me miró asustado y se inclinó un poco a mi para analizarme, inmediatamente mis mejillas enrojecieron y agradecí los cabellos en mi cara.

— Jisung... —susurre retrocediendo un paso y riendo nerviosamente— ¿Qué haces aquí tan temprano?

Cambió su rostro de preocupación por unas miradas alternativas al suelo, el cielo y sus manos que jugaban con sus dedos.

— Yo... Quería esperarte. —habló con un tono de voz tan bajo que casi no alcancé a entenderle— ¡Traje algo para tí!

Mis mejillas sentían aún calor, pero me estaba esforzando mucho por controlarlas.

Se agachó y bajó su mochila de su hombro, la abrió y sacó de esta muchas cosas que no logré distinguir bien por los mechones de cabello en mi cara.

Se levantó y, en un acto que solo agitó más mi pobre corazón, retiró el cabello de mi cara poniéndolo detrás de mi oreja.

— Me preocupe al verte ayer con el rostro herido y recordé que en casa mamá siempre tiene muchas pomadas para mí. —sentí cierto tono de entusiasmo en sus palabras— He traído curitas que te van a encantar. ¡Tienen dibujos de manzanas!

La emoción lo terminó de abordar y casi gritó lo último.
Del interior de su mochila sacó un estuche negro de mediano tamaño, lo abrió y sacó de allí dos pequeñas cajas rectangulares y largas.

— Estos son polvos cicatrizantes —agitó la caja que tenía la forma más cuadrada.—, pero antes debo echarte esto —agitó la caja más larga — Ardera un poco.

No supe como reaccionar cuando tomó con cuidado mi rostro; tal solo sentí una repentina taquicardia que empeoró cuando sentí su respiración cerca de mi mejilla. Mis ojos no veian porque de seguro si prestaba atención a lo que tenía frente mio me desmayaria, así que solo apreté mis ojos simulando que me ardía lo que hacía sobre mis heridas, pero en verdad yo no sentía nada más que los golpes que proporcionaba mi emocionado corazón dentro de mi pecho.

— ¡listo! —exclamó unos minutos más tarde— Ahora las banditas. —sus ojos brillaron y volvió a tomar entre sus manos aquel estuche negro del cual ahora sacó unos curitas con muchos dibujos de manzanas y fresas, muy tiernos.

Tomó con cuidado uno y lo colocó en la cortada que tenía en mi ceja. Miró orgulloso su obra y sonrió complacido.

— Ahora se ve lindo. —comentó manteniendo su sonrisa de orgullo.

¿Qué más podía hacer? Simplemente sonreír como boba, como siempre lo hacía, y asentir a sus palabras.

Pero como las cosas no sueles salirme bien por mucho tiempo tenía que llegar él.

ROCKROSE  ✽ Park Jisung ✽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora