: 10 :

3.1K 384 122
                                    

Me asomé ligeramente y vi con cautela a mi alrededor.

Ahí estaba.

Tan tranquilo, hechado en el césped, tomando unos improvisados baños de sol.
No quería molestar, no quería incomodar, pero ya había llegado hasta aquí y me había costado el suficiente trabajo mental como para no acercarme.

Avancé a pasos lentos y estoy segura que avanzar esos tres metros me tomó algo de diez minutos.
Me pare a su costado observando con detenimiento su rostro quieto, sus cabellos movidos por el viento y la luz del sol que caía a su rostro haciendo brillar su piel.

—¡Boo!.

—¡Ah!

Se levantó de improviso gritando y haciendome asustar, de seguro mi cara fue muy graciosa ya que no dejó de reír por mucho rato.

—Jisung —me quejé aún recuperandome del susto—Me he asustado mucho.

—Bien bien, lo siento —habló cuando pudo calmar en algo su risa.

Sonreí y mientras el se secaba algunas lágrimas ficticias, saqué de mi bolso las más dulces manzanas que pude robarle a mi madre. La vez anterior, a Jisung le encantaron tanto aquellas manzanas, que quise traerle más.

—Park —llamé su atención—Toma —luego de tener su atención le extendí la fruta en mis manos.

No respondió, simplemente tomó a gran velocidad la fruta e inmediatamente le dio un gran mordisco.

Luego de unos segundos un "gracias" torpe fue lo que logré descifrar, su boca estaba llena y al hablar era casi imposible entenderle.

—De nada —respondí mientras me acomodaba en el cesped, sacaba otra manzana y le daba un mordisco.

Solo se oía el soplo de viento y como nuestra bocas arrancaban ferozmente un pedazo de la fruta para luego triturarla.

—Diosh mio —exclamó Jisung de pronto, volví mi atención a él y vi en su rostro una expresión de susto y preocupación.

Seguí su mirada y me di cuenta que era a mi a quien se refería, mi rodilla.

Señaló con su dedo mi rodilla y me miró algo impresionado.

—¿Qué te pasó ahí?

Tuve que verme obligada a trepar el bendito árbol si quería las manzanas más dulces y maduras, y obviamente yo no soy la más experta trepando un árbol, me tomó cuatro años aprender a caminar y aún era algo en lo cual no puedo alagar mi maestría, así que me tomó mucha coordinación dejar caer mi cuerpo para bajar del alto árbol, porque sí, la única forma de yo bajar de ahí era tirandome.

—Uhm, me caí —resumi intentando darle poca relevancia, ya en su momento aquello había dolido y ardido pero ahora solo estaba ahí decorando mi rodilla con color rojo.

Observaba fijamente la herida con una expresión de dolor y acongojo a la vez.

—¿Te la has curado ya? —preguntó. Bueno, como era ya de costumbre, a la hora de llegar corriendo a la escuela, mi rodilla se golpeo contra uno de los gigantes tachos de basura y eso hizo salir algo de sangre del lugar tiñendo el área de un tenue rojo.

Asentí dando otro mordisco a la fruta.

Jisung se mantenía inclinado hacia mi pero en un rápido movimiento se hizo hacia atrás y buscó algo en el bolsillo de su pantalón. Luego de rebuscar y rebuscar finalmente encontró lo que deseaba y con una expresión sonriente sacó de su bolsillo lo que parecía ser una curita.

Un curita de el hombre araña.

—Creo que no es tan femenino pero ayudará en algo —dejó su manzana a un lado, evitando la suciedad, sacudió sus manos y con mucha delicadeza colocó el curita en la zona de la herida, con sus dedos se aseguró de que pegara correctamente y sonrió satisfecho.

ROCKROSE  ✽ Park Jisung ✽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora