Brais
Casi tres ciclos de Hari habían pasado, desde que habíamos establecido el dacu'i, con las nueve familias que conformaban soberia, la mayor parte de cada ciclo de nak Amaia y yo nos la pasábamos en rechi'uori, para poder estar en caso de que alguna familia requiriera nuestra presencia.
Hoy me había alejado, sin embargo por otros motivos, en mi familia, Aidiki, nos habían enseñado que entregar flores de Akina en algún momento especial, era algo que las chicas consideraban lindo, algo especial.
Y bueno, yo creía que no había día más especial, que el día en el que una chica había nacido, además de que así era fácil recordar ambas fechas, me había tomado casi 40 mecuts encontrar las siete flores de Akina que me había dispuesto a buscar, pero finalmente las tenía y estaba rumbo a dónde estaría ella hoy.
Tome las flores con las garras de mi ala derecha y tras un largo tiempo de vuelo llegué al nido de los Quiashi, donde los Quiashi hacían una gran espectáculo lanzando grandes llamaradas al aire, a modo de celebración, al aterrizar solo Majim me notó.
—Uoridai —habló con fuerza quién fue el primero en notar mi llegada, he inclinó su cabeza.
Los demás que les tocaba lanzar su llamarada se habían detenido con mi llegada, inicié a caminar hacia Lina mientras todos niños y adultos me daban camino, observé sus ojos de sorpresa, la había estando cortejando hace tiempo, más aún así no venía demasiado seguido.
Dejé las flores frente a ella y agitte mis alas mientras me preparaba, y tras unos segundos liberé fuego tanto de mi boca como de toda mi espalda y cola, para mostrarles que no estaba en contra de sus tradiciones.
La celebración continuó tras los gritos de asombro de todos, aunque ninguna pareja se formaliza mientras siguiéramos viviendo con nuestras familias, nada nos impedía forjar lazos hasta que eso pasará.
Asielo, así era como conocíamos a éste sentimiento en nuestra lengua, un gusto especial que creíamos que se nos había concedido en la época previa al gran dacu'i, como un primer intento de los creadores de fortalecer nuestros lazos.
Ya que Amaia, Gina y yo ya dormíamos casi siempre en rechi'uori, para la mayoría ya era como si hubiéramos dejado nuestra familia, aunque ni Amaia, ni Gina, ni yo habíamos escogido un nombre de familia todavía y aunque cortejabamos cada quién con una pareja ninguno había formalizado una relación, pues además, aunque Gina parecía querer intentarlo, algo entendible pues ya tenía 23 ciclos.
—Qué divertidas son las fiestas de tu familia —mencioné acostándome al lado de Lina, ella miraba a su prima Milia.
—¿Todavía lo intenta verdad? —preguntó siendo obvio a que se refería.
—Tarde o temprano lo entenderá —respondí acariaciando la parte de atrás de su rostro con el mío.
—¿Esa es Gina? —preguntó, levanté mi rostro y vi a Gina, se veía cansada y volaba rápido hacia nosotros.
Aterrizó corriendo y rápidamente fue hacia donde yo me encontraba—. Brais rápido tienes que volver a rechi'uori.
—¿Qué paso Gina?
—Los Infiniqui, su nido fue invadido —la noticia me tomó por asombro, no habíamos logrado unir a más familias pero creía que habíamos logrado establecer tribalidades con todas las familias vecinas.
—Ve, si algo así pasó necesitarán a los dos uoridai presentes —habló Mejel, mientras yo me levantaba.
—Mejel, ¿puedes ayudar a Gina?
—¿Ayudarme en que? —preguntó ella.
—Necesitaremos a los jefes de familia, Amaia y yo no seremos suficiente si hay que pelear —respondí y luego observé a Lina—. Perdóname por no poder quedarme.
—Tranquilo, es tu deber, yo ayudaré también a Gina —mostró un gesto de comprensión, use mi cola para acariciarle la espalda antes de irme.
—Confío en ustedes —me despedí antes de lanzarme al aire con toda mi fuerza, Amaia sin duda estaría furiosa por esto.
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Flor de Akina.- Planta con siete hojas color naranja fuego, tradicional en el cortejo Emegreri
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Los Primeros Soberanos
FantasyImusjari una palabra que entre Emegreris tiene tanto peso, descendientes de los dioses de antaño, de aquellos que hace tanto tiempo unieron el mundo como una única nación. Pero que tras tanto tiempo algunos dudan que fueran reales, pues aunque Imusj...