Amaia
Parecía que finalmente nuestra victoria había sido solo un espanto contra ellos, habíamos ganado la batalla, pero casi ninguno estaba en condiciones para continuar y aunque parecía que nuestros enemigos no habían tenido el valor de enfrentarnos, la mayoría de los que habían logrado escapar eran de la familia Cuishan, si los dejabamos ir ahora podrían reunir a más familias en nuestra contra.
Habíamos ganado la batalla gracias al plan de Brais, quién ahora luchaban por su vida, sabía qué si los dejabamos escapar la guerra podría voltearse en nuestra contra, pues los Cuishan usarían esta derrota para hacernos ver como asesinos despiadados.
Y aunque la mayoría de las familias optaría por no meterse en esta guerra, seguro no serían pocos los dispuestos a enfrentarnos por la posibilidad de obtener tierras para sus hijos.
Me disponía a perseguirlos sola, confiando en que cuidarian a Brais hasta que volviera, pero entonces una gran sombra pasó sobre nosotros, Gina llegó acompañada de los Dayi-oeste, la vi dirigiéndose hacia donde nuestros enemigos habían huido, hacia Cuishan.
En ese momento me di cuenta que el retraso de los Dayi-oeste no había hecho más difícil nuestra victoria, su retraso ahora garantizaría nuestra victoria absoluta.
Di un fuerte rugido al cielo, lanzando una llamarada antes de lanzarme al aire, para guiar a los Dayi-oeste en la persecución para lograr la victoria.
No muchos pero algunos de los menos cansados por la batalla, se alzaron volando siguiéndome, así tras la victoria en la batalla del nido de los infiniqui iniciaría un evento que sería recordado como la persecución de los Cuishan.
Pasamos largo tiempo persiguiéndolos, pero finalmente cuándo estábamos a punto de llegar al nido de los Cuishan, ya a plena vista de este los Cuishan dieron vuelta para enfrentarnos y chocaron directo con los Dayi-oeste.
A penas tuve tiempo pero logré que los demás que me seguían se desviaran para no participar del choque de los ejércitos y les ordené continuar al nido Cuishan, que tomarán el nido, pero no mataran a los jóvenes.
Finalmente los últimos Cuishan cayeron, ninguno se rindió, frente a su nido, tras el enfrentamiento aterrice en suave planeo sobre el nido.
Me daba pena ver a todos estos jóvenes asustados pues yo tampoco era muy mayor a ellos.
—Hubiera preferido que sus padres se rindieran cuándo mi amigo Brais fue a ofrecerles la paz, o se hubieran rendido durante la batalla —observé la mayoría de ellos nos miraban con ira.
—Una Infiniqui nunca se merecerá el respeto de una imusjari —exclamó uno de ellos, que parecía tener 16 ciclos.
—Brais no era un Infiniqui, nació en la familia de los Aidiki, y tus padres intentaron matarlo —respondí molesta a la vez que alzaba mis alas para indicarle a todos que no les hicieran nada.
—Les guste o no, ahora los nidos de los Cuishan, de los Sumur, de los Acuri y de los Lascori, son parte de los dominios del Dacu'i de Soberia...
—¿Qué pasará con nosotros? —preguntó una de las chicas que parecía tener 7 ciclos.
—Como miembros de esas familias, ustedes serán reconocidos como parte de Soberia, nos encargaremos ayudarlos a mantenerse bien, claro, si deciden en algún momento abandonar el dacu'i nadie se los impedirá y si deciden volver tampoco los rechazaremos —continué—. El Dacu'i busca la paz perpetua entre todos los ajic'chi, pero no podemos obligarlos a formar parte.
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Los Primeros Soberanos
FantasyImusjari una palabra que entre Emegreris tiene tanto peso, descendientes de los dioses de antaño, de aquellos que hace tanto tiempo unieron el mundo como una única nación. Pero que tras tanto tiempo algunos dudan que fueran reales, pues aunque Imusj...