Los Primeros Soberanos

0.- (2) El Origen de los Imusjaris

—Bien, es hora de contar la historia más importante de nuestro mundo, una historia que debemos transmitir de generación en generación —habló el gran abuelo del grupo, el más viejo de entre los que se encontraban en el nido, y el último de los antiguos hermanos que una vez formaron su propio nido por la región.

—¿Qué historia gran Ulk? —pregunto un joven entusiasmado, por oír las historias de sus ancestros.

Ulk, palabra que equivaldría a gran sabio, o portador del conocimiento, era como se llamaba a los Emegreris que conocían más de las leyendas antiguas, algunos de los más viejos de estos al llegar 60 o 90 ciclos y ser incapaces de proteger un territorio se volvían viajeros, que iban entre los nidos de diversas familias, enseñando sobre estas historias a las nuevas generaciones y recordándoselas a las anteriores, a cambio de que durante los pocos días que se quedaran se les permitiera casar en su tierras o se les compartiera de las que la familia casara.

El anciano observó al joven, este iba más de tiempo predicando sus conocimientos que toda la vida del joven, tal vez casi tanto como la vida de los adultos en el grupo, con más de 120 ciclos vivo, había visto muchas veces ese entusiasmo juvenil por las antiguas leyendas.

—La historia del origen de todos nosotros —respondió al joven que de hocico a la cola tenía el tamño de una de las patas de este.

—¡Wau! —gritó el joven con asombro apoyándose en la pata del anciano pero fue rápidamente retirado por su padre.

—Estate tranquilo para que la pueda contar.

—Fue hace mucho, mucho tiempo.

—¿Hace cuánto tiempo padre? —pregunto este nuevamente.

—Más tiempo del que puedas imaginar, para ser claro, al principio de los tiempos.

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Fueron tiempos antiguos, cuándo los creadores se reunieron en un pequeño rincón de la existencia, se reunieron y en medio de todo lo que habían creado y cerca de una de sus estrellas, crearon 2 mundos y los acompañaron de 2 viajeros.

Y entonces se fijaron en uno solo de ellos, en Istri, y la llenaron de vida, y entre esa vida crearon a los Ancestros, seres únicos que no era ni Emegreris ni Trigremeris pero los antecedian a todos.

Pero estos no vivían felices había caos entre ellos, y entonces los creadores decidieron intervenir, darles una oportunidad.

Cada uno de los creadores toco el interior de uno de los Ancestros, he hizo fluir en su interior sangre divina, que les permitiría tener parte de los poderes de los creadores, y estos que les dio la sangre divina los nombraron Imusjaris, y les dieron la potestad de gobernar sobre los Ancestros, pero reproducirse como ellos, vivir y morir como ellos y brindarles paz.

Fue entonces que se fundó el gran Dacu'i, donde los ancestros vivieron juntos y en armonía, protegidos y cuidados por los Imusjaris que vivían juntos para aprender, enseñar y unir, fueron los soberanos.

Con el tiempo los ancestros se dividieron en diversas razas y luego hasta en especies diferentes y muchas especies habitaron el Gran Dacu'i.

Pero cometieron un error algunos dejaron de apreciar a los creadores, o incluso a los mismos Imusjaris, tuvieron la mala suerte de que los creadores lo saben y conocen todo, los creadores vinieron dispuestos a destruir el Gran Dacu'i, como condena por aquella ofensa, los Soberanos Imusjaris, cumpliendo con su deber de proteger a su pueblos, intentaron defenderlos pero nadie es rival para la voluntad de los creadores.

Solo 2 especies, solo 2 pueblos fuimos perdonados, mientras los demás fueron destruidos, o se les quitó el conocimiento y se los hizo inferiores a lo que fueron, en ese entonces todos creyeron que los Imusjaris se habían extinguido.

Pero los creadores, tenían una sangre especial que prevaleció en todos los descendientes de los ancestros que la recibieron, pero solo en sus descendientes más puros, cuya sangre tiene mucha unión de los creadores, puede nacer como un Imusjari, he incluso en contra de la voluntad de los creadores, su sangre se mantuvo viva en las siguientes generaciones y en diversas épocas algunos de sus descendientes terminaron con la suficiente pureza de sangre para manifestar los poderes de los Imusjaris, pero condenados a vivir dispersos por en mundo, al perderse los conocimientos que permitieron unirnos y al quedar tan poca de su sangre divina que serían insuficientes para que renaciera un linaje de estos.

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