Capitulo 22

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   ~ Desate sus manos y como de una fiera se tratase se aferró a la sabana de su cama apretándola con sus manos conteniéndose para no gemir, mis dedos ubicaron lo que estaban buscando. Se puso de rodillas a la vez que me atraía a la cama para que me acostara, se sentó en mi pecho haciendo movimientos pélvicos para subir y bajar y sentir el rose coloco sobre. Estaba caliente y húmeda, baja y subía constantemente hasta que se deslizo hasta mi pelvis, se giró y me dio la espalda, se puso de rodillas y se abrió para ir sentándose poco a poco sobre mi pene.

Subía y baja constantemente de manera suave y podía ver cómo le dolía, podía sentir como los músculos de su vagina se contraían y apretaban mi pene. Empecé a soltar ligeramente pero más constante gemidos; que hacían que ella aumentara su ritmo, se detuvo con todo mi pene dentro de ella y empezó a querer girar en cortos círculos que le hicieron apretar sus manos cuando agarraba mis muslos. Me coloque más como si me fuese a sentar y la tome por la cadera para llevarla más sobre la marcha, la hacía subir hasta casi salirse mi pene y bajar lentamente para que ella pudiese sentir cada segundo con mayor placer que el anterior...

-¡Oh...! ¡SI! Vamos Sa**, sigue por favor, esto me encanta, asiiiiiii-. 

-Te mueves como una puta diosa, eras mi perra-.

-¡Aaah!, ¡Aaah!, ¡Aaah!-.

-Sigue mi amor, mueve como lo hacías en tus fantasías conmigo. Soy tuyo E**, domíname cada vez que mueves el culo-.

 -¿Quién es mi perra?-

-¡Ayyyyy, que rico! Yo Sa**, YO-.

Podía ver en tu rostro... como tus gotas de sudor brillaban como perlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora