10.- ALTA MAR II.

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POV VINCENT:

No puedo creer las vueltas de la vida, es la chica de hace 5 años. Siempre termino recordándola, por una u otra razón. Mi abuela dice que me flechó con una buena noche. Pero no lo sé, es linda. Pero no me enamoró. Quizás solo me simpatizó mucho. En fin. Está aquí con su hermana y ahora vamos camino al bar a beber algo y comer. Muero de hambre. La presentación estuvo genial.

Se ve nerviosa al mirarme. ¿Será que igual piensa en mí? ¿O solo no me recuerda y fingió reconocerme?

-¿Por qué me miras tanto? – pregunto con el ceño fruncido. Mayte se sonroja y baja la mirada. Es linda y definitivamente adorable.

-Nada, perdón. Ha pasado bastante tiempo, estás cambiado.

-¿Eso es bueno?

-Supongo. Te ves más maduro... - murmura dudosa.

-Pues he crecido en muchos aspectos. ¿Qué tal tú? También te ves más madura.

-Pues yo también he crecido en muchísimos aspectos. Mi cuerpo es uno de ellos. – dice cansada al poner una mano en su cadera. Sí, la recordaba más delgada.

-¿Sigues bailando? – pregunto dudoso.

-Sí... En esa época bailaba clásico, ahora estoy más enfocada al moderno y contemporáneo y a aprender nuevas disciplinas.

-¿Y por qué el cambio? ¿Te aburrieron las zapatillas de puntas? – le digo divertido y ella solo suspira.

-No, pero ningún ballet profesional de renombre me acepta con este peso. Tengo más pechos y más caderas. No puedo así. Y no quiero ir a alguna compañía inclusiva y esas cosas. La exigencia no es la misma. Tampoco tengo tanto tiempo como antes para dedicarlo al ballet. – su reproche suena bastante molesto, pero contra ella misma.

-¿Pasa algo malo? ¿Suenas molesta?

-Extraño el ballet, lo sigo practicando pero no de la misma forma y lo extraño. Mis compañeras de compañía me apoyan pero no me dejan subir a las tablas, así que solo dirijo. Mientras mi hermana es la solista. – su vista enfoca a su hermana hablando con todos los chicos de mi compañía. Le acaricio la mejilla porque una lágrima se resbala sin permiso, al parecer.

-Lamento oír eso. ¿Puedo ayudarte de alguna forma?

-No lo creo. No voy a recuperar mi figura de bailarina clásica. Ninguna mujer que ha sido madre recupera su figura, según mi mamá, aunque yo a ella la veo bastante recuperada para haber tenido a tres niños. – protesta y yo me sorprendo.

-¿Eres mamá? – susurro y sus ojos se abren mucho mirándome asustada.

-Sí...

-Felicidades. ¿Y el papá también es bailarín? ¿Te ayuda? – pregunto levemente desilusionado. O molesto. No estoy muy seguro en este momento.

-Sí, el papá es bailarín también. Uno muy bueno al parecer. Pero no sabe de mi hijo. Nunca más lo volví a ver y nunca pude decirle que fue padre. – sus ojos se ven tristes, como con culpa.

-Lo lamento. Espero que pueda entenderte cuando se entere, si lo hace.

-Yo espero que entienda que fue porque nunca más nos vimos, ni hablamos, y que el único medio de contacto que tenía era un número de una mujer que yo no conocía. Tampoco hice el intento de hablarle por redes sociales, reconozco mi culpa, pero no quería interrumpir sus planes de viajar y llegar lejos con su compañía. Suficiente con que yo haya dejado el ballet. Quería que él siguiera adelante, tampoco sabía si él quería un hijo o no. – comienza a hablar rápido y yo frunzo el ceño sin entender mucho.

-¿Por qué tenías el contacto de una mujer y no de él? – pregunto confundido en la historia.

-Porque ese fue el número que él entregó al banco cuando hizo mal una transferencia. – su voz suena como un susurro y mi corazón se salta un latido.

-¿Qué dijiste? – susurro asustado. Mayte cierra los ojos y un par de lágrimas caen por sus mejillas. Me mira con culpa bailando en sus ojos.

-Nunca me atreví a contactarte por redes sociales. Dejé de revisarlas después de que nació... Y no conservé el número de tu novia. Tampoco iba a llamarla y darle el recado... Perdón... - sus lágrimas caen con tranquilidad pero yo dejé de escucharla cuando entendí a qué se refería.

-¿Qué fue? – murmuro.

-Un niño... No sabía si decirte algo o no, pero es asquerosamente igual a ti. Mismo cabello, mismos ojos... Pero en miniatura. – su voz suena quebrada pero yo no logro salir de mi asombro.

-Nombre.

-Edward, le puse tu apellido porque mi papá insistió en que así debía ser. Edward Wilcox...

Mi cabeza está estallando. Tengo un hijo de unos 4 años y yo no sabía. ¿Qué mierda hago ahora? Mi carrera está en su mejor momento. No puedo volver a casa y criar a un niñito que no conozco. Mi abuela va a enloquecer.

-Vincent... - Mayte me toca el brazo y yo me levanto de la silla asustado. Todos nos miran por mi reacción. Pero, mierda, ¡estoy asustado! Mayte vuelve a cerrar los ojos dejando caer más lágrimas y su hermana se acerca despacio. Le aprieta la mano y le acaricia la espalda.

-¿Por qué no hablan fuera? ¿En privado? – dice su hermana con cautela.

-No. – mi voz salió antes de pensarlo.

-No quiero nada, Vincent. No necesito nada. Yo entiendo perfectamente que esto que te dije arruina tus planes, pero tenías que saberlo.

-No has dicho nada. ¿Y cómo puedes estar tan segura que es cierto? – mis palabras suenan como cuchillos lanzados contra una pared. Afilados y veloces.

-Tienes razón. No tengo seguridad. Solo calculé las fechas... Pero mi corazón sabe que mi hijo es tu hijo. Que eres el padre de mi hijo. E insisto. No necesito nada. Mi bebé no necesita un padre. Así que descuida... Mi intención no es cambiar tu vida como él cambió la mía. – sus palabras llenas de dolor me hacen volver a sentarme. Pero ella se levanta en silencio y se aleja dejando a su hermana atrás. Montserrat suspira y me queda mirando.

-Mayte cambió toda su vida por ese niño. Y es físicamente muy perecido a ti, incluso se nota con sus 4 años. Nuestra habitación es la 3045, por si quieres hablar con ella con la cabeza fría. Entiendo que esto fue inesperado. Si no quieres un hijo, lo entendemos, pero no vayas y no la busques para nada. Si no apareces de aquí a mañana yo misma me voy a encargar de que nunca te cruces con ese niño en el resto de viaje que queda. Descuida. Solo ten en cuenta que para Mayte no fue fácil criarlo sola por 4 años. Y sí, ella eligió no buscarte antes porque ella cree que el destino de las personas está trazado y creía que si te volvía a encontrar antes de que Eddie fuese mayor, era porque debías estar en su vida. Pero ella no quería que cambiaras toda tu vida como ella lo hizo. Y francamente, lo suyo no fue nada más que un polvo de una noche. Tampoco tenía obligación de buscarte.

La chica se va sin esperar respuesta, pero yo francamente no sé qué decir. Tengo un hijo y no sé qué hacer o cómo reaccionar.

Noche de BaileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora