23.- COMPLICACIONES II.

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POV MAYTE:

Acepté que me pusieran el localizador y el micrófono solo porque Vincent me lo suplicó.

Fue una locura, debí venir sin nada. Si Richard ve a los policías, no sé qué puede hacer. Tengo miedo por mi hijo. No puedo permitir que nada le pase. Estoy dispuesta a todo por mi hijo. A absolutamente todo.

Acabo de llegar al parque. Hace frío y está oscuro. Aquí fue nuestra primera cita. Me invitó a comer un picnic. Jamás pensé que pudiese llegar a hacer algo así.

-Mayte, que gusto volver a verte.

Richard está caminando hacia a mí y solo puedo sentir asco de verlo.

-Vaya... Sabía que esperabas un hijo, pero no esperaba que estuvieses tan enorme. – hace una pausa al quedar frente a mí. – Mentira, si sabía. Sé todo sobre tu vida con Vincent. Absolutamente todo. Sé que le dijiste sobre el embarazo para su aniversario en un restorán. ¿Me equivoco?

Mierda... Esto es peor de lo que parecía.

-No. No te equivocas. ¿Cómo sabes eso?

-Sé todo sobre tu vida. Me humillaste, Mayte. No me iba a quedar tranquilo. Así que comencé a buscar cómo hacerte pagar. Y entonces recordé que das tu vida por tu hijo. Así que aquí estamos. Bienvenida a mi plan de venganza. Espero que no hayas traído a la policía.

-Dijiste que no, así que no.

-Muy bien. Camina.

-¿A dónde vamos?

-Camina.

Mierda...

Definitivamente no esperaba que estuviese armado. Dios, Vincent tenía razón, no lo pensé lo suficiente. ¿Qué hice? Estoy embarazada.

Me hace subir a su auto y comienza a conducir. Se detiene en medio del camino en un lugar desierto.

-Bájate.

-¿Aquí?

-Sí, aquí. Bájate.

Richard se baja del auto mientras yo intento salir de mi lugar. Llega a mi lado y me saca de un jalón de dentro del auto. Bruto, pero efectivo. Estoy enorme.

-Sácate la ropa.

-¿Qué?

Me quedé helada.

-Sácate la ropa. ¿Tú crees que yo no sé qué estaba lleno de policías en tu casa? ¿Eres tonta? Sácate la ropa. Necesito ver el micrófono que te pusieron. Ya dije suficiente.

Mierda...

Piensa, Mayte... Que no encuentre el localizador.

Me empiezo a sacar la chaqueta y el frío de la noche me invade. Son como las 3 de la madrugada. Está oscuro y realmente hace mucho frío. Richard me apunta con su arma, así que sigo desvistiéndome. Me quito la blusa y el micrófono queda al descubierto.

-¿Hola, me escuchan? Supongo que sí. Bueno, Mayte despídete.

-¿Qué?

Estoy tiritando.

-Despídete. Despídete de tu marido. Vamos. Dile adiós.

-Bien... Vincent... Te amo. No me arrepiento de nada. Te amé cada segundo de estos 15 años. Perdóname por lo que estoy haciendo, pero es necesario.

-Maravilloso. Ahora dile que te vas a ir conmigo.

-Sí... Voy contigo. Pero deja ir a mi hijo.

-Ya vamos a hablar sobre eso. Adiós, Vincent...

Richard despega el micrófono de mi piel, justo sobre mi panza y debajo de mis pechos. No puedo dejar de tiritar. Richard lanza el micrófono al suelo y lo pisa con fuerza destrozándolo en el suelo.

-Los pantalones.

-¿Para qué?

-Quiero ver si tienes un localizador en tu ropa.

-No tengo... Richard, tengo frío.

-Lastima. Sácate los pantalones.

Respiro profundo y comienzo a desvestirme nuevamente. Dios, hace mucho frío. Estoy congelándome. Le entrego toda mi ropa y Richard está revisando prenda por prenda a ver si encuentra un localizador.

-Vístete.

Me entrega la ropa de vuelta pero no se queda tranquilo sin encontrarlo. Está en mi zapato. Me estoy intentando vestir rápido pero mis manos están muy frías y mis dedos duelen.

-Sácate los zapatos.

Mierda...

Me termino de vestir y me siento en el auto nuevamente, le estiro mis pies.

-No puedo sacarme los zapatos, debes hacerlo tú.

Richard me saca los botines y los revisa por todos lados. Frunce el ceño al no encontrar nada. Me saca las calcetas y las revisa, me las vuelve a poner y vuelve a mirar mis botines. Los golpea contra la rueda del auto por todos lados y se queda tranquilo.

Espero que no se haya descompuesto. Por favor Dios, que no se haya descompuesto. Que Vincent sepa encontrarnos... Por favor.

-Listo. Nos vamos.

Richard comienza a conducir después de ponerme mis zapatos. En otro momento del camino me obliga a vendarme los ojos. Sé que ha conducido recto, solo con las curvas naturales del camino. Creo que vamos saliendo de la ciudad. Probablemente vamos a camino al norte. 

Noche de BaileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora