12.- TIERRA FIRME.

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POV VINCENT:

El mes se me pasó volando...

Desde que estoy con mi hijo los días me quedan cortos. Es un niño hermoso, maravilloso. Realmente es un gran bailarín y encaja perfecto con los chicos de la compañía. Mayte suele dejármelo un par de horas al día y va a divertirse con su hermana que suele verse con Jacob. Ese puto, está tirando con la tía de mi hijo. Idiota.

Quedan solo unas pocas horas para que el barco llegue a tierra firme y deba despedirme de mi pequeño niño. No quiero separarme de él, pero ellos van a New York y yo voy a París. Mayte no me va a dejar llevarlo a París conmigo.

-Vin. – Lety me toca el hombro y doy un salto.

-Dime.

-¿Piensas en Eddie?

-Siempre. – suspiro rendido mientras Letizia sonríe por verme perdido.

-Hemos hablado con los chicos. Queremos que te tomes vacaciones. Ve a New York, visita a Gretell y preséntale a Eddie. Ve a casa y cuando estés listo vuelves con nosotros.

-¿Dejar la compañía?

-No. Vacaciones, Vincent. Vacaciones solamente. Nosotros seguimos los ensayos pero no presentamos sin ti. Eso fue una condición para que todos aceptaran. Ve con tu hijo.

-Pero

-Sin pero. De todos modos nos vamos a dar vacaciones ahora. Habíamos acordado dos semanas de descanso de la coreografía. Tómate tus dos semanas en casa de tu abuela. Ve con Edward. Aprovecha. – Letizia me mira sonriendo como siempre y yo solo puedo suspirar cansado.

-Gracias.

Lety me abraza y me vuelve a dejar solo.

Llevo como dos horas sentado en el bar.

Hoy estuve hablando con Eric Fisher. Es... Imponente el caballero.

En donde fui a parar... Odio las empresas multinacionales y mi hijo es heredero de una, genial.

En fin, el hombre me ofreció irme con ellos en su avión, pero no estoy seguro que sea buena idea. Creo que le simpatizo después de todo, pero no sé.


POV MAYTE:

Acabo de terminar de ordenar las maletas y las estoy llevando al auto. Ya tenemos todo listo para volver a casa, así que solo me dedico a observar la carita triste de mi pequeño ayudante.

-¿Y cuándo lo volvemos a ver? – susurra mi bebé y mi corazón se aprieta.

-No lo sé, hijo. Pronto, espero.

Me duele no saber darle respuestas. Pero al menos ahora vamos a poder verlo por video. Ya lo probaron y les gustó. Son tan parecidos que me da rabia.

Nos quedamos en el auto a esperar a que lleguen todos, el barco ya llegó a puerto y ya encalló. Vienen todos conversando pero no me puedo mover porque Eddie se durmió sobre mí, sentados en el auto.

-Listos. – dice mi mamá sonriendo al terminar de guardar las últimas cosas.

-¡Esperen! – logro ver a mi papá sonreír pero no sé quién gritó. Eddie no despertó, menos mal. Sentí que volvieron a abrir la maleta y luego la cerraron. Comenzaron a subir al auto y la puerta a mi lado se abrió. Frunzo el ceño dispuesta a enfrentar a mi hermano pero me sorprendo y no soy capaz de decir nada.

-Dame, déjame llevarlo, tú al medio. – Vincent me mira sonriendo y yo solo le hago caso. Le entrego a nuestro hijo y me cambio de lugar. Montse me mira y me guiña un ojo. Vincent se acomoda con Eddie y lo mece suavemente cuando lo siente despertar.

-¿Qué haces aquí? – consigo preguntar.

-Tu papá me ofreció espacio en su avión. Decidí tomarme un tiempo para visitar a mi abuela, y así le presento a Eddie si no te molesta.

-Genial. Me parece bien. Eddie dice que le hablas mucho de tu abuela.

-Mi abuela es lo único que tengo y ya está viejita. No quiero perderla pero sé que es inevitable. Solo espero que aun falte muchísimo.

-¿Y qué pasó con tus padres? Si se puede saber. – dice mi madre curiosa. Yo la miro con reproche y Vincent me sonríe tranquilo.

-Fallecieron cuando yo tenía 15. Un accidente de auto se los llevó a los dos. Desde ese día estoy solo con mi abuela, que era la mamá de mi papá.

-Lamento mucho oír eso. – dice mi mamá apenada.

El resto del camino en auto lo pasamos conversando entre todos. En el avión nos acomodamos donde solemos hacerlo y Vincent se sienta a mi lado.

-Hay un avión lleno de asientos aquí. – le digo con el ceño fruncido pero Vincent solo sonríe.

-Sí, pero quiero hablar contigo.

-Bien, te escucho. – le digo al terminar de sentarme y abrocharme el cinturón.

-¿Es verdad que estuviste casada?

-Sí, es verdad. Louis Campbell se llama mi ex esposo. Era uno de mis maestros de danza... Era mayor que yo, nos casamos cuando yo tenía 19 y él 29. Todos me dijeron que no era buena idea pero estaba enamorada. Cuento corto, lo encontré con otra chica de la escuela y luego me enteré que esa chica no había sido la única. Estuvo con muchísimas más mientras duró nuestro matrimonio. El año más desperdiciado de mi vida. La noche que nos conocimos había cumplido un año divorciada.

-Vaya... Qué desgraciado.

-Sí, mi hermano lo golpeó. Lo dejó en el hospital y dijo que lo habían asaltado en la calle y él lo ayudó. – me río ante el recuerdo de esa explicación.

-Recordaré no hacerles daño a ninguno de los dos. – Vincent sonríe y vuelvo a notar sus margaritas. Las mismas que tiene mi niño hermoso.

Tenemos millones de horas de vuelo para hablar, porque él parece motivado en conversar sobre nosotros. Supongo que quiere conocernos mejor. Lo tomo. Quiero conocer al padre de mi hijo. No te enamores, Mayte. El hombre se va a volver a ir. No seas bruta. 

Noche de BaileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora