POV MAYTE:
Hace un mes Vincent me dijo que me ama y no le dije nada. Solo salí corriendo y lo dejé solo. No volví a bailar los viernes y casi no le he dirigido la palabra desde ese día.
Soy una tonta, lo sé.
Infantil, lo sé.
Lety y Montse ya me llenaron de malas palabras para reprocharme.
Pero aquí estoy.
Vestida de blanco a pocas horas de casarme con Richard. Entré en pánico y nunca logré decirle que no quería casarme, así que seguí adelante. Estoy asustada, porque no estoy segura de esto y llegué demasiado lejos.
-Hija, estamos esperando. ¿Estás lista?
-Sí, mamá. Lista.
-Hermosa, vamos.
Mamá me toma la mano para ayudarme a entrar al auto, La boda es en un galpón perfectamente decorado de blanco y dorado, Richard eligió todo. Yo quería algo sencillo, pero bueno. Ya llegamos aquí, qué más dan los colores.
-Si no estás segura aun puedes decir que no y salimos corriendo.
Mi papá intenta apoyarme aunque él es el único que sabe absolutamente todo lo que ocurrió ese día en la sala. No les dije a las chicas que besé a Vincent. Ni que yo también lo correspondo.
-Hagamos esto.
-Mayte. No lo amas. No te cases, no seas infeliz. No te lo mereces, hija.
-¿Quién dice que no voy a ser feliz?
-Nadie es feliz sin amor, princesa. Cásate con el hombre que amas, no con uno que no sabe lo que quieres. Esto no tiene nada de tu gusto. ¿Un galpón? ¿Blancos y dorados? ¿Vestido vaporoso? Esta no eres tú, Mayte. No lo hagas. – insiste mi papá. Estamos en la puerta del galpón y me dice todo esto. – Vete. Sal de aquí y yo doy una explicación. Huye. Se una novia fugitiva. Vete a casa y espéranos ahí. Yo me encargo de todo.
-Papá...
-Es tu decisión. Esa es mi propuesta.
Papá me mira a los ojos y me da las llaves de su auto. Miro el auto y a mi papá. Miro la puerta del galpón y suspiro.
-Perdón... - susurro mirando la puerta.
Empiezo a correr sin mirar atrás y me subo al auto de papá. Comienzo a conducir sin mirar atrás. No quiero mirar y ver a alguien más. No puedo hacer esto si veo a alguien más.
POV VINCENT:
Estamos en el galpón esperando que entre May vestida de novia. Soy tan masoquista que vine de todos modos a su boda. Necesito verla caminar al altar y oírla decir que sí. Necesito saber que es real lo que ocurre.
-¿Por qué se demora tanto? – protesta mi cachorro por milésima vez.
-No lo sé. – respondo tranquilo al apretarle la nariz.
La puerta se abre por fin y aparece Eric caminando rápido. Todos nos ponemos en alerta cuando Eric pide que se detenga la marcha nupcial. Eric se acerca a Richard.
-Hijo, lo lamento, pero Mayte salió corriendo. No me dijo nada, solo se fue. Me pidió que te pidiera perdón pero se fue. No sé en dónde está y no tiene teléfono. Lo lamento.
-¿Qué? – Richard se ve confundido y dolido, recorre a la gente con la mirada hasta que se centra en mí. Frunzo mi ceño en respuesta y el parece respirar aliviado. – Solo se asustó, seguro vuelve pronto.
-No, Richard. Mayte no va a venir. Ten, me dejó su anillo. Realmente lo lamento. – Eric se da vuelta y se dirige a nosotros. – Lamento que hayan perdido el tiempo viniendo hasta acá. Pero mi hija decidió no llegar. Espero puedan entender, pero la boda se cancela. La recepción, era aquí mismo, los que gusten pueden quedarse a comer, de todos modos ya está pagado. Perdón una vez más.
-¿Papá? ¿Dónde está mi mamá? – susurra Eddie asustado.
-No sé, hijo. Pero ya no vas a ver más a Richard. – le digo sin pensarlo mucho. Eddie se ríe suavemente al cubrirse la boca cuando Eric se acerca a nosotros, viene reclutando a su familia.
-Vamos, vamos a casa. Vamos Vincent, eres de la familia.
Solo asiento con la cabeza y tomo la mano de mi hijo para salir con todos los Fisher ante la mirada sorprendida de todos los invitados.
-¡Eric! – Mónica lo detiene molesta. - ¿Dónde está mi hija? ¿Qué demonios le dijiste?
-Lo que necesitaba escuchar. Que la apoyaba cual fuese su decisión. Ella no era feliz, Mónica, lo sabes. No iba a permitir no interferir una segunda vez. No iba a permitir que mi hija se casara sin amor. No. La dejé ir en mi auto. Vamos a casa que quiero saber si está bien.
Todos lo escuchamos sorprendidos y nos repartimos en los autos de la familia. Nos vamos todos en fila hasta la casa de los Fisher. Una "casita" muy común y corriente. Ruedo los ojos ante mi pensamiento sarcástico.
Llegamos a la casa y entramos todos casi corriendo ya que el auto de Eric estaba mal estacionado frente a la casa.
-¡¡¡Mayte!!!
Mónica sube corriendo a verla y Montse la sigue lo más rápido que su reciente embarazo se lo permite. Hace un par de semanas nos dijeron que Montse espera un bebé y que tiene dos meses de embarazo. Celebramos como nunca esa noche. Aunque Mayte no me dirige la palabra desde que me dio ese beso, aquella noche fue lindo, la observe reír toda la noche.
Mayte aparece corriendo por la escalera. Esta vestida con un pijama viejo y gastado y aún tiene el cabello con flores blancas y unos rizos perfectos en un moño elegante. Nos mira a todos y corre hasta mí. Se enrosca en mi cintura y me besa.
Me está besando a mí.
No puedo hacer más que afirmarla y corresponderle.
Sus labios son el paraíso. El grito de Eddie la hace separase de mi boca y miro mal a mi hijo que comienza a reírse.
-¡¡Mamá!! – exige el cachorro aun riendo. Mayte me mira sonriendo y se acerca a mi oído.
-Yo también te amo. Perdón no reaccionar antes, pero tenía muchas cosas en la cabeza.
Me vuelve a mirar y yo solo sonrío.
-Me alegra que no te hayas casado. Estaba preparado para oponerme y correr contigo.
-¿De verdad? – me mira incrédula.
-No lo sé. Creí que podía soportarlo, pero lo pienso y me doy cuenta de que no hubiese podido verte dar el sí a otro hombre. No hubiese aguantado. Así que o me hubiese ido, o hubiese hablado.
-Te hubieses ido. – me dice segura de mí.
-No. Te hubiese sacado de ahí.
-¿Ah sí?
-Sí, eres mía. Somos una familia, tú misma lo dijiste esa vez. Somos una familia. Así que eres mía.
-No tengo dueño, Vincent Wilcox.
-¿Entonces qué haces sobre mí? – la miro con una ceja levantada haciéndole notar que tengo mis manos en su trasero para afirmarla. Mi chiquita se sonroja y yo sonrío orgulloso.
-Un detalle. Bájame.
-¿Segura?
-Sí, bájame. – la dejo en el suelo. Eddie se aclara la garganta. – ¿Querías que estuviésemos juntos? – Eddie asiente rápidamente. – Bueno, - May me mira coqueta. – Vincent, ¿quieres ser mi novio y casarte conmigo algún día no muy lejano para que seamos una familia legalmente constituida?
-Sí, quiero. – mis palabras salieron veloces y atropelladas. Todos se ríen mientras yo solo puedo tomarla de la cintura y pegarla a mí, todos aplauden y celebran nuestra nueva relación.
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Noche de Baile
Roman d'amourPrimer libro de la SAGA FISHER ----------------------------------------- Cuando una noche te cambia la vida... Mayte y Vincent son de mundos diferentes y lo único que tienen en común es la pasión por el baile. Una noche de fiesta les cambia la vida...