Muñecas rotas:Parte uno

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Tres días antes del asalto a la cabaña, en alguna parte de East lagoon.
La recién despertada Cassandra volvió en sí luego de un coma causado después de su misteriosa violación, cuyo autor aún es desconocido.
Aunque está muy desconcertada y no tiene la menor idea de cómo llegó ahí, sabe que no se encuentra en un lugar conocido, mucho menos junto a personas amigables.

-Cuando me quiten esta bolsa de la cabeza les juro que...

-Jurar te ha funcionado alguna vez en cuatro años? Alguna de tus promesas o cualquiera de tus juramentos se ha hecho realidad?

Encendió la luz de la habitación y tomó asiento frente a ella, lento y confiado, frío como el hielo humeante del congelador donde se guardaban las paletas de choco banana... Ese olor era familiar de hecho.

-No te contestaré nada! Torturame todo lo que quieras, de mi boca solo saldrán maldiciones, maldiciones para ti y todos tus putos familiares!

Gritó retorciéndose en su silla, forcejeando con las ataduras en sus manos y sus pies, descalzos y ya bastante enrojecidos como marcados. Gruñó y salivó, estaba furiosa.

-Claro claro...mis putos familiares...he hecho esto muchas veces, me sé eso de memoria no te preocupes, terminaste ya tu rutina?

-Pudrete!!

El agente suspiró, decepcionado ante tal conducta, no quería pero tuvo que usar medidas drásticas nuevamente; presionó un botón en el comunicador de su oído e indicó a alguno de los malandros en otro de los cuartos:

-Hagan que pase.

-Quién? Quién va a pasar? Oye! Oye idiota te estoy hablando! Quién eres y a quién llamaste?!

-No sé porqué tenías que volver a la normalidad tan agresiva...me agradabas más cuando parecía que estabas muerta.

Miró a su derecha, el hombre entraba por la puerta, los pasos lentos se escuchaban como el eco retumbante antes de morir, él lo sabía bien, ella al menos metafóricamente.
Hubo un silencio largo y después nuevas palabras, tímidas, pues ambos esperaban a que el otro lo hiciera primero.

-Cass...

-Quien dia...

-Aam...

-Quién eres? El de las pinzas eléctricas?

-Soy yo ratita, s-soy Heaten.

-Amor?! Oigan quitenme esta maldita bolsa!

-No lo haremos hasta que contestes algunas preguntas, si quieres ver su rostro con vida cuando lo hagas quiero decir.

-Son todos unos perros malditos vayanse al infierno!

Pataleó (o eso intentó) desesperada, se iba a volver loca si no hacía al menos algo pequeño como tocarlo, estaba tan cerca pero tan malditamente lejos que quería llorar.

-Dinos lo que queremos saber y tu querido novio estará bien.

-Lo haré! Lo haré está bien...p-pero primero quiero verlo!

-No puedes, no hasta que me haya quedado sin preguntas qué hacerte.

Cruzó sus brazos y subió una pierna encima de la otra.

-Bien...aah...yo...puedo al menos recibir una caricia? Por favor! Es todo lo que pido! Heaten... Amor... Acaricia mi mejilla por favor!

Hablaba y suplicaba histérica bajo esa bolsa de algodón negra, la cual hacía que su rostro se acalorara y el sudor comenzará a bajar por todo este.
La bolsa no salió de su lugar ni por ella ni por Heaten, no hubo forcejeo, no hubo demoras, solo una cálida caricia, una que sólo el contacto de la piel pudo escuchar, pero que terminó mas rápido de lo que a la chica le hubiera gustado.

The Bad Guy-One Of A Distopic SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora