Muñecas Rotas:Parte dos

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48 horas antes del asalto a la cabaña.

El bosque se volvía loco con su presencia, su clima cambiaba de muy frío a muy caliente y las hojas de todos sus árboles se caían en instantes sólo para volver a crecer y después caerse nuevamente, logrando que los montones naranjas y amarillos en medio de los caminos se tornaran grandes como un adulto, y gruesos como al menos tres barriles de vino puestos uno tan cerca del otro que sería difícil moverlos por separado.
Caminaba a pasos alegres como si de una caperucita se tratara, quizá en instantes olvidándose de su propia vergüenza y saltando una y otra vez al avanzar. Puso un dedo en su barbilla cuando descubrió a un par de lobos husmeando cerca del lago; negó con su cabeza y sonrió a manera de desaprobación, apuntóles con su dedo índice y este comenzó a destellar en un tono gris, chisporroteando alguna clase de sustancia que hacía que el pasto se pudriera apenas entraban en contacto. El mágico proyectil estuvo a punto de salir, pero repentinamente, el deseo de la bruja por acabar con aquellos intrusos se vio apagado, cuando sus piernas comenzaron a temblar pues sin siquiera haberlo visto sabía que su nemesis estaba observándola.
Giró sobre sí misma cual bailarina y sonrió como una niña pequeña. Los enrojecidos y muertos ojos estaban a centímetros de ella.

—Qué se te ofrece?

Preguntó con la inocencia mas fingida de todas.

—Quiero que los dejes en paz.

Gruñó la criatura.

—Son sólo lobos, qué importan? Además estaban bebiendo agua de mi lago.

—Este no es tu lago Lawla, solo te adueñaste de él.

Reclamó y sus marcas rojas se encendieron con fuego abrasador que parecía salir del mismísimo infierno.
Ella retrocedió pero no dejó de mirarlo, cruzó sus brazos molesta y procedió a defenderse.

—Puedo apoderarme de lo que yo quiera, tengo el poder para hacer lo que me plazca.

—Ese poder tampoco es tuyo, ni siquiera ese cuerpo es tuyo, tú no deberías existir, eres un mal e involuntario chiste de Lola.

Apretó sus puños, no solo porque quisiera golpearla, sino porque sabía que no podía, estaba consciente de que ella era demasiado fuerte.

—Y tú no deberías estar aquí, vete al infierno, o qué tu novia no te extrañará?

Se burló, a lo que el otro contestó con un nuevo y mas amenazante gruñido.

—Si, eso pensé, ahora si eres tan amable de dejarme tranquila, tengo muchas cosas que hacer y mucha gente qué controlar.

—Caerás algún día Lawla, y cuando lo hagas todos vamos a pisotear tu cadáver.

Dijo para terminar y la empujó con su brazo al pasar a su lado.
Se posó en la orilla del lago y caminó en línea recta hasta perderse en el oscuro abismo.

—Hablador...

Rodó los ojos y puso las manos en su cintura, formó una burbuja a su alrededor soplando al aire y se metió en esta, dirigiéndola con su mano imitó al monstruoso ente, entrando al lago y hundiéndose cada vez más.
La presión no era problema para su magia, bajó hasta toparse con una sarta de raíces sumamente gruesas que provenían de lo más oscuro y hondo de aquel pozo, hizo que se apartaran dándoles un pedazo de carne que traía en su bolso y con el paso libre continuó descendiendo hasta encontrar el marco de la ventana que le servía de entrada. A dónde? a la enorme mansión submarina que había...digamos conseguido alquilar por un bajo precio. Abrió y entró, lo único que podía traspasar los muros mágicos era otra cosa con magia, así que el agua simplemente no podía causar una inundación por más que cualquier orificio diera paso a la casa.
Pinchó su burbuja estando en el interior y fue recibida con calidez por su fiel mayordomo.

The Bad Guy-One Of A Distopic SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora