XXX. Muy jodida

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Podemos apreciar lo guapísima que es esta persona????? IMPORTANTE leer la nota final, y ahora os dejo leer:

Observó, mientras ella terminaba de narrarle los hechos, cómo el líquido saliente de la lata se desplazaba a lo largo de su garganta, siguiendo el movimiento de su laringe al hacerlo. Separó la cerveza de sus labios humedecidos por la bebida y se pasó la lengua por encima, clavando su mirada verdosa en la preocupación que reflejaba la suya.

Cuando Alba le envió un mensaje para avisarle de que iba a quedarse a cenar con Sabela supo que no podía retenerlo más. Necesitaba hablar con alguien, desahogarse, estallar sin necesidad de peligro, o de lo contrario acabaría volviéndose loca.

Se sentía mal por estar confesando algo que no le pertenecía, pero la necesidad de soltarse le había podido y ahí estaba ahora, en casa de Alicia mientras compartían un pack de cervezas y una pizza familiar de pepperoni, muy distinta a las que solía pedir con Alba.

-A ver si me he enterado bien...— sopesó la pelirroja elevando la vista al techo, como si eso le sirviera de ayuda para atraer a su memoria lo que le hacía falta.

Si no estuviera tan afligida se habría reído, pero no era el caso.

-Resumiendo y corrígeme si me equivoco... Alba tiene fobia al sexo, tú has decidido entrometerte para ayudarla en vez de intentar convencerla para que busque ayuda profesional, y planeas llegar a acostarte con ella para conseguirlo— alzó sus cejas castañas en su dirección y antes de que Natalia pudiera objetar nada volvió a hablar—. A lo que hay que sumarle el plus de que ahora estáis viviendo juntas y te has colado por ella, por no hablar de que en cuanto esté recuperada saldrá corriendo a por Carlitos.

La pelinegra resopló exagerando los ojos y haciendo aspavientos.

-Jo, Alicia, pero si lo dices así suena muy mal...

La pequeñez con la que habló la psicóloga le hizo replantearse lo que iba a decirle a continuación. No obstante, ella volvió a abrir la boca, interrumpiendo los pensamientos de su mejor amiga, quien le dio un nuevo mordisco a su pizza mientras postraba toda su atención en ella.

-En realidad tampoco necesito que digas nada— se revolvió el flequillo puntiagudo, el cual usaba mucho últimamente, con la mano en que abundaba la tinta—, ya sabes que con sólo escucharme me basta— hizo una pausa—. De verdad necesitaba soltarlo, Ali...

Lo cierto era que, a pesar de haber roto en cierta parte la confianza de Alba, no le había relatado todo. Solamente la parte que le concernía a ella. La razón de su trauma, su pasado y sus inseguridades seguían a salvo con ella y sería algo que iba a guardarse siempre.

Porque la rubia había depositado toda su confianza en Natalia y ella pensaba valorar eso por encima de todo.

Se quedó observando las cejas fruncidas de su amiga, que hasta no masticar y tragar no se atrevió a decir nada.

-Nat...— carraspeó porque su voz sonó un tanto aguda— Está claro que necesitas consejo. Estos días has estado muy rara, te lo he notado, pero sabes que odio presionarte y siempre espero a que seas tú la que decida contarme las cosas.

Asintió con una mueca las palabras de su mejor amiga antes de darle un largo trago a la cerveza que reposaba encima de la mesa antes de que la otra siguiera hablando. Sabía que Alicia tenía razón, pero odiaba recibir ayuda, ella iba a ser psicóloga, ¿qué clase de psicóloga iba a ser de esa forma?

-A ti Alba te gusta mucho, es la primera vez que sientes algo así por alguien y es normal que estés asustada— le hizo ver bajo la preocupación brillante de sus ojos negros—. Pero déjame decirte que una chica que dice ser hetero y te come la boca cada vez que tiene oportunidad... —negó efusivamente con la cabeza— Tiene de heterosexual lo que yo de rubia.

Rapport // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora