Todo comenzó por un simple concurso de Arte y terminó con Samantha Samuels presenciando un asesinato a sangre fría a tan solo metros de ella
Seria difícil guardar el secreto de aquella noche. Seria aún más difícil que ella no terminara de la misma m...
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Llamada de suerte
—¿No crees que es algo creepy tener la ubicación de tu novia en tu teléfono?
—¿Acaso importa eso ahora?—pregunté y vi al oficial encogerse de hombros
La patrulla de policías se detuvo frente a lo que parecía ser una tienda departamental bastante grande. El oficial Trevor miró el edificio y después me miró atráves del espejo retrovisor
—¿Estas seguro de que esa porquería no está rota? —cuestionó con una ceja alzada.
—Es el lugar que indica—respondí mostrándole la pantalla de mi teléfono
—Bien, entonces entremos
Salimos del auto y caminamos hasta entrar en aquella tienda que parecía lo suficientemente grande como para perderse. El oficial Trevor sacó su placa e interrogó a la primera empelada que vio adentro, mientras yo caminaba por la tienda tratando de notar cualquier lugar perfecto para esconder a alguien sin que nadie lo notará.
Busque dentro de un almacén, pero no había nada adentro.
—La gerente dice que no ha visto a Prescott o Samuels aquí, solo que no confío plenamente en nadie—el hombre guardo su placa en su cinturón—tu y yo buscaremos aquí, si es que encontramos algo volveremos con una orden pero si no es así tendremos que investigar en otro lado
—Me parece una buena idea—dije despegandome de él y presionando el botón del elevador—Buscaré en el segundo piso, le avisaré si veo algo
—Buena suerte, stalker—ignore su apodo y subí al elevador
Si él estaba aquí me daría a la tarea de encontrarlo
Samantha
No sabía cuánto tiempo llevaba en esa celda, sólo que mi espalda y mis muñecas me estaban matando. Estaba completamente empapada por el agua que caía sobre mi frente, tenía sueño pero la ansiedad no me dejaba dormir
Charlie había desaparecido por lo que parecían horas, estaba yo sola solo con el ruido de los autos.
Podría volverme loca si no estuviera acostumbrada a estar sola
Casi lograba quitarme la cuerda de mis muñecas, sentía mi piel sensible y estaba segura de que mis muñecas tenían sangre por el roce de la cuerda vieja y el movimiento.
—Si, si—la emoción en mi voz no se dejó esperar cuando sentí que esa presión desaparecía
Me acomode en el suelo y mire mis muñecas, tenía razón al decir que había sangre en ellas pero no era tanta. Las sobe de manera tranquila hasta que oí un ruido a la distancia, me alarme.
Volví mis brazos hacia atrás de mi espalda y los escondí para evitar que Charlie supiera que no estaba amarrada
—Vi una patrulla a dos cuadras de aquí. Parece que los policías son más torpes de lo que creí —Charlie llegó y se acercó a mí celda