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¢σηνєяsє ηєgяσs

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¢σηνєяsє ηєgяσs

Llovía. Hace mucho no había visto llover una tempestad como en estos momentos. Debía admitir, no me molestaba, en realidad, me encantaba la lluvia. El problema era que no había traído un paraguas y mucho menos me iba en auto por lo cual era inevitable que terminara empapada.

Mire a todos pasar, algunos con sus amigos y otros más con sus parejas. Todos tenían algo en común que yo no: un paraguas. Parecía apurados, todos hablando entre sí y disfrutando su tarde lluviosa antes de ir a casa. Empezaba a sentir envidia, envidia de tener solo un Hoodie y esperar a que la lluvia cesará para irme a casa.

Me puse la gorra del mismo y solté un gran suspiro. Tal vez después de todo podría disfrutar de mojarme en la lluvia por primera vez.

Saque mi teléfono del bolsillo y desbloquee la pantalla dándome cuenta de que ya eran pasadas de las 12:30 p.m

Me gire para mirar hacia todos lados intentando encontrar a Lee para decidir si irme con el o dejarle un mensaje para decirle que iría a casa. Antes de poder escribirle percibí su figura corriendo en los pasillos hacia mí. Guarde mi celular al instante para cuando el castaño llegó hasta mi.

-Lamento llegar...tarde-se apoyo en sus rodillas recobrando el aliento.

-¿Acaso fuiste a un maratón?-cuestione algo divertida con su estado actual.

-Algo así-dijo más tranquilo y se puso derecho de nuevo.

-¿Trajiste un paraguas de casualidad?-pregunté con esperanza aunque era más que obvia la respuesta

-¿Tu que crees?-dijo sarcástico mirándome con una ceja alzada, aprete mis mejillas con estrés-No te preocupes, puedo ir a conseguir uno adentro-señalo el lugar por donde vino girando su cuerpo para irse

-No, esta bien-insistí tomando su muñeca-de algo me tengo que morir, ¿no?-dije irónica y baje los escalones mojados de la entrada

-¿Segura?-Minhyuk cuestionó aún dudoso, yo asenti jalando su muñeca con una sonrisa-De acuerdo, pero si pescamos un resfriado no será culpa mía-advirtio y sonreí divertida

Bajamos los escalones y dimos un paso al frente al mismo tiempo sintiendo instantáneamente las gotas de lluvia impactar nuestro cuerpo, una de las mejores y a la vez peores sensaciones del mundo.

Mi madre me iba a matar, que divertido.

Caminamos por el estacionamiento del Instituto tomando nuestro camino hacia casa. A mitad de camino solté su muñeca, casi olvidando que mi mano estaba ahí pues después de todo, el riesgo de terminar besando el suelo se había terminado al bajar los escalones de la entrada de la escuela.

Paramos en un semáforo, esperando a que la luz cambiará a verde para peatones, mire mi celular y luego esos particulares converses gastados color negro, que se me hacían tan familiares. Levante mi vista hacia la persona que acababa de parar junto a nosotros, alto y con aquel típico cabello negro azabache y con sus audífonos puestos.

𝕾𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘 𝕯𝖊 𝕸𝖊𝖉𝖎𝖆𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora