Guardando secretos

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Aragorn reprimió un bostezo e intentó estirar un poco su adolorido cuerpo, solo para congelarse cuando los músculos de su pecho protestaron resueltamente contra tal acción. Se acomodó en el tronco del árbol en el que había estado apoyado durante toda la noche, no de forma voluntaria, ya que Addramyr, el segundo al mando de Donyc, había considerado que no solo era necesario asignar a uno de sus hombres para vigilarlo, sino que también era prudente atar al joven montaraz a uno de los troncos de los árboles al borde del campamento que habían levantado la noche anterior.

Lo que probablemente sea solo una forma de hacer que mi vida sea aún más miserable de lo que ya es en este momento - reflexionó secamente, inspeccionando el campamento frente a él.

Sus captores habían elegido la ruta que más los alejaba de Rivendel, y viajaron hacia el norte durante la mayor parte del día antes de girar hacia el este, en dirección a las Montañas Nubladas. La fuerte lluvia que solo había disminuido hace unas horas se había asegurado de que prácticamente no quedaran huellas, y los elfos habían elegido cuidadosamente caminos más ocultos y poco utilizados, acercándose cada vez más al camino Antiguo del Bosque al otro lado de las montañas

Se estremeció cuando pensó en el largo viaje de ayer, que solo había terminado cuando la oscuridad había caído y los caballos habían comenzado a tropezar de cansancio. Bueno - decidió - al menos todo está un poco mejor que ayer por la noche, a pesar de las veces que ha sido peor.

Incluyendo el incidente del haya - optó Aragorn - aunque esa vez me curaron ... y tuve la compañía de Elrohir para animarme. El pensamiento acerca de su familia le recordó la situación en la que estaba atrapado. Intentó, una vez más buscar una forma de escapar o de recordar en donde había escuchado el nombre de Cornallar antes. Estaba seguro de que alguien se lo había mencionado durante una de sus lecciones de historia bastante aburridas, pero como a menudo no les había prestado atención, le resultaba muy difícil recordar cuándo había sido, o en qué contexto, o incluso quién.

Glorfindel tenía razón después de todo - pensó Aragorn con frustración - No escuchar mis lecciones realmente me ha metido en más problemas de los que incluso él podría imaginar.

Suspirando, decidió que la respuesta probablemente vendría a él cuando menos lo esperara, ya que por alguna razón esas cosas siempre pasaban.

Pero esta vez - pensó - podría ser demasiado tarde. No me ayudará en lo más mínimo si recuerdo de dónde conozco a Cornallar justo en el momento en que finalmente decida que ya no le sirvo ... o en el momento en que capturé a Elrond. ¡Ilúvatar! Si ada sufriera un daño solo porque yo fui demasiado estúpido como para no mantener el equilibrio, nunca me lo perdonaría. Todo es culpa mía, siempre lo es ...

Los fuertes sonidos de un humano que se acercaba interrumpieron los pensamientos del montaraz. Al levantar la vista, reconoció al chico que había visto antes acercársele, asintiendo con la cabeza a su guardia que había estado sentado a su izquierda en un tronco y llevando una pequeña barra de pan y un odre de agua. Intercambiando algunas palabras, ambos se dirigieron hacia él, deteniéndose justo frente a sus botas. Cuando el chico rodeó el tronco para cortar la cuerda que aseguraba al joven montaraz al árbol, el otro hombre se acercó y agarró a Aragorn por el cabello, sosteniendo una pequeña daga debajo de su barbilla y presionándole la cabeza contra la corteza.

"Cortará tus ataduras y te atará las manos frente a ti para que puedas comer, montaraz. Ya escuchaste a Addramyr; si causas algún problema, debo matarte. No pienses que dudaría en no cumplir esa orden" - le advirtió el guardia, presionando la hoja afilada del cuchillo un poco más fuerte contra su garganta.

Ojo por ojo (Libro 03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora