Fuera de opciones

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Aragorn no se resistió cuando le quitaron sus armas y sus manos fueron colocadas bruscamente detrás de su espalda y atadas fuertemente con una cuerda gruesa. Si analizaba la situación, no había razón para enojar a sus captores aún más de lo que ya lo había hecho; además, rodeado y con una flecha amenazándolo, no tenía sentido hacerlo de todos modos.

No es necesario que mi situación sea peor de lo que ya es - reflexionó mientras veía a Donyc acercarse a él - Pero, bueno, no creo que pueda hacer algo al respecto - agregó, luchando por no dejar que el miedo que comenzaba a alcanzarlo se mostrara en su rostro.

Realmente no se sorprendió cuando la mano del humano de cabello oscuro salió disparada y lo golpeó en la cara, volviendo a abrir el corte que Cornallar había hecho allí hace unas horas.

Antes de que Aragorn pudiera sacudir la cabeza para deshacerse del zumbido en sus oídos, Donyc lo agarró por la nuca y lo zarandeó con fuerza - "¿Cómo lo hiciste, montaraz? ¿Cómo escapaste?" - siseó venenosamente, con los ojos fijos en los de su cautivo. Aragorn seguía mirándolo, estudiando de cerca la cara del hombre y decidiendo después de unos segundos que no recordaba haber visto a un humano tan enojado. La cara y el cuello de Donyc se habían vuelto de un color escarlata, y el joven montaraz podría haber jurado ver una pequeñas venas sobresalir.

Enfurecido por el desafío del joven, Donyc levantó la mano para golpearlo nuevamente, pero la dejó caer a su lado cuando escuchó la suave voz de su empleador.

"Cálmate, Donyc, este no es el lugar ni el momento para esto. En mi experiencia, es mucho más divertido si la víctima está bien atada y ha tenido tiempo para pensar en lo que hizo. Además, necesitas luz. ¿Cómo puedes trabajar cuando no puedes ver lo que estás haciendo?"

El comandante humano respiró hondo y se alejó de Aragorn, con los ojos aún fijos en el montaraz y al mismo tiempo dirigiéndole una mirada que claramente indicaba que esto estaba lejos de terminar - "Sí, Maestro Elfo, tiene razón. Mis disculpas"

El elfo de cabello oscuro devolvió al carcaj la flecha que había estado presionando contra la espalda del montaraz, y rodeó al humano atado, haciendo un gesto a Addramyr para que lo agarrara del brazo, lo cual el humano hizo con demasiada satisfacción en sus ojos.

"No hay necesidad de eso, Maestro Humano" - dijo alegremente Cornallar, sin dejar de mirar al joven montaraz - "Sé lo fácil que es dejarse llevar. No te preocupes, tu turno llegará pronto" - Se giró hacia el comandante humano y dijo con voz firme - "Pero primero tenemos que encontrar al caballo y traerlo de vuelta al campamento" - El elfo señaló a Donyc y a otro humano - "Me ayudarán con el caballo. El resto de ustedes escoltarán a nuestro invitado de regreso"

Cuando Donyc abrió la boca para protestar, el elfo agregó - "Por favor, humano, no dudo de tus intenciones ni de tu capacidad para controlar las emociones, pero hablaré contigo sobre esto mañana por la mañana. Nólad se asegurará de que el montaraz no escape de nuevo. Además, un poco de espera aumenta la diversión, ¿no te parece?"

El hombre asintió y le dirigió a Aragorn una sonrisa maliciosa que hizo que un escalofrío de miedo le recorriera la espalda - "Como desee"

Los dos humanos y el elfo se alejaron en la dirección en que el caballo había desaparecido, mientras que el resto regresó al campamento. Nólad se acercó a Addramyr, quién empujó a su cautivo frente a él, dándole un fuerte golpe en la espalda que casi provocó la caída del joven - "Gracias, Maestro Humano. Yo lo llevaré ahora"

Ojo por ojo (Libro 03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora