Luicis le había evitado una situación incómoda y no podía estar agradecida con él. Al llegar acompañada del marqués, su encuentro con Williams había transcurrido con bastante normalidad, si una dejaba de lado las miradas que el Duque había dirigido. Aun así, se habían limitado a saludarse como dos viejos amigos que se reencuentran tras unos años separados. Y los reproches y las preguntas habían quedado sin pronunciarse. A pesar de que Luis había dado una pequeña velada con sus amigos más cercanos para celebrar la reciente adquisición de un nuevo edificio para la fábrica.Rosa dudaba de que el Duque encontraría el momento adecuado para abordarla, por lo que se había mantenido acompañada en todo momento. Muy inteligente a su parecer, ahora que lamentaba no haber podido conversar con su madre para que asistiera. Se había quedado en su habitación supuestamente descansando aunque algo le decía que no era así desde que había vuelto. Estaba deprimida y triste. Le preocupaba mucho, su madre siempre era una persona alegre.
No obstante, la curiosidad al ver cómo su hermano se acercaba a Lady Anabel y entablaba una conversación con ella, a todas luces íntima, había logrado que se separara del grupo de Alice y se viera en la situación que precisamente trataba de evitar. Sin duda su hermano se veía interesado en ella, pero que no sonara egoísta si no lo quisiera con ella. Ellos hacían una linda pareja, no era que aquella chica le callera de todo bien, de hecho habían cosas en las cuales chocaban.
Sin embargo había podido conocer detrás de esa máscara pretenciosa y podría decir que podía ser una chica agradable y extraña.
-Rosa.
Se dio la vuelta despacio. Exhalando, como había extrañado, escuchar de sus labios su nombre. Sonaban tan exquisitos en sus labios.
-Lord Williams, un placer verlo de nuevo.
-¿Un placer? ¿Eso es todo lo que vas a decirme después de dos años sin vernos? ¿No crees que merezco un poco más?
Rosalía se sintió incómoda al escuchar el reproche en su tono de voz.
-Es todo lo que voy a decirte ahora mismo. Y absolutamente lo que quiero decirte.
-Rosalía, ¿qué sucede? ¿Es por no haber respondido tus cartas? Tuve ya un problema con mi madre por eso. Me hubiera encantado ir a recogerte a ti y a tu madre.
Ella sonrió fingiendo que la conversación era banal e intrascendente; no tenía intención que nadie sospechara lo que estaba sucediendo. Aunque se sentía familiar, no podía ignorar lo incómodo de la situación. En cualquier caso, no pretendía hacer sentir mal a Williams, lo amaba, pero por encima de su propio amor, necesitaba asegurarse de ser correspondida.
Necesitaba esa seguridad, porque no quería vivir arrepentida de su desición. Porque eso la destruiría.
Y aunque había notado el dolor en su voz y la necesidad de saber, tenía que actuar tal y como había planeado, y dejarse llevar por sus sentimientos no era una opción que fuera a favorecerla.
-¿Vas a asistir esta noche a la velada de los Manchester?
Él se encogió de hombros.
-Lo haré si así lo deseas.
-¡Hazlo! Hablaremos entonces. Solo hasta ese entonces Williams.
-No puedes pretender que espere hasta la noche para saber qué está sucediendo -protestó con énfasis su tono- eso la tomó sorprendida, nunca había sido un hombre que perdiera tan rápido la paciencia.
-Vamos a otro lugar, hablemos-insistió desesperado.
Rosalía tomó una gran bocanada de aire, necesitaba ser fuerte y ir con calma, no quería estar entre los rumores de Londres. No quería que el apellido de su familia se viera cuestionado.
-Williams, por favor, mañana en la noche hablaremos. No quiero dar carnaza a los chismosos. Más de lo que ya lo hacemos.
Se apartó, Williams asintió con la cabeza y su expresión se volvió hermética bajo su mirada a sus manos. Rosalía tragó fuertemente, sintiéndose desnuda, salía por lo que hacía. Pero como siempre el pequeño colgaba en su cuello, ahora lo sentía como si quemara contra su piel.
Pero tenía que saber si él era capaz de todo por ella, así como ella haría todo por él.
-Te veré mañana en la noche, Will.
-Allí estaré.
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A la Merced Del Duque ✔
Historical FictionAquella carta había destruido todos los sueños de Rosalia, fue como una dura puñalada al corazón habia extrañado a Williams durante los últimos dos años, lo había añorado mucho más que su propia familia. Habia sido tan feliz cuando le había propues...