Capítulo 16 "Plan"✔

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—¿Rosalía ?—preguntó el marqués  Suffolk al ver pasar apresurada y murmurando a su hermana a través de la puerta abierta de su estudio— ¿Qué pasa?

Estaba seguro de que iba a tener que salir a buscarla cuando  ella asomó la cabeza y le demostró que había estado en lo cierto al sentirla inquieta.

—Pasa, por favor—se giró para mirar a su secretario—.Gabriel, eso será todo  por hoy.

—Por supuesto, mi lord ; mi lady —hizo una breve reverencia y abandonó la estancia, cerrando la puerta tras de sí.

—¿Qué está sucediendo? ¿Por qué ibas hablando sola?

Rosalía  se encogió de hombros. Queriendo esconder sus sentimientos.

—Lo cierto es que no lo sé. Todo esta saliendo mal, Luicis.

—Debe haber  un motivo por el que estás tan aturdida.

La joven meditó unos segundos si sería acertado contarle a su hermano lo sucedido. Finalmente decidió que, tal vez, Lucius le podría ofrecer una visión distinta sobre los hechos que ella misma había vivido.

En apenas un puñado de frases  le puso al día de la situación.

El marqués se mantuvo en silencio durante toda la narración y, en cuanto su hermana terminó su relato, se puso en pie. Aquello le causó que frunciera el ceño, Lady Anabel le había pedido que fuera al atarceder a su residencia pidiéndole hablar de algo urgente ¿Estaba pasando algo?

—Calmate, y desaste de todos esos locos pensamientos conozco a ambos y sé que no se ven como amantes, además Williams habló hace poco conmigo y estaba muy feliz con anunciar su compromiso— dijo buscando calmar a su hermana, la manera en que sus ojos se encontraban rojos e irritados de llorar—. Solo deja de pensar tanto.

—¿Crees eso? Digo, habia chisme sobre él cortejando la.... No sé, estoy tan confundida que no sé que hacer.

—Lo que creo  es que no te quedarás tranquila hasta que lo averigüe. Así que aprovechando que Anabel pidió reunirse hoy conmigo trataré de sacar el tema, pero quédate tranquila.

Mientras  caminaba  por Grosvenor Square, Luicus iba dándole vueltas a las posibilidades acerca de lo que se iba a encontrar, aquello se le hacía extraño ya que esa mañana el duque de Cambridge no le había informado de ningún viaje fuera de la ciudad. ¿Qué estarán ocultando?, pensó.

A pesar de la escasa distancia que separaba ambos hogares tuvo tiempo de tomar una decisión. Todo podia cambiar y odiaba que su hermana fuera la afectada. Si no era como el habia pensado que sería y aquello también sería devastador para él.

Llamó insistentemente a la puerta y esperó a que el mayordomo le abriera. Con la eficiencia que se esperaba de él, este le atendió al segundo y le invitó a acompañarlo hasta el lugar en que se encontraba Lady Anabell.

Cuando entró vio a Cambridge  y a la dama sentados en el sillón. Sus posturas eran perfectamente decentes, pero, aun así, una ira  desconocida para él, hasta ese momento, lo embargó y le atenazó el estómago.

—¿Qué está sucediendo aquí? —inquirió, mirando a su amigo directamente.

Estaba convencido de que mirar a Lady Anabel lograría que su serenidad, que tanto esfuerzo le estaba costando mantener, volaría por los  aires si se permitía dirigirse a ella.

—Yo le he escrito para que viniera, creo que también lo necesitamos—escuchó una voz femenina que no asoció con la mujer que estaba sentada junto al duque.

—¿Crees que fue lo mejor?— preguntó otra voz femenina.

Por instinto se dio la vuelta y se topó con Lady Susan, a la que ni siquiera había visto al entrar.

Estaba tan obsesionado con lo que pudiera estar pasando entre su amigo y la anfitriona que fue incapaz de reparar en su presencia. Pero lo que le extraño fue ver a Susan y Henry ahí parados cerca de la licorera, aquello parecía un complot.

—Eso parece —corroboró el duque—, creo que podemos arriesgarnos a añadirlo a nuestro plan.

—Yo estoy tan segura —opinó Lady Anabel con un brillo malicioso en sus ojos—. Se que nos ayudará.

Luicis escuchó atentamente el plan por un momento quiso gritar y soltar unos cuantos impropios, cada palabra que escuchaba somos hacia enojarlo aquello era una locura y ponía en riesgo la reputación de su hermana.

—No, no...—soltó un bufido—, esto es una locura.

Susan habló después de un rato.

—Seremos cuidadosos, solo estaremos Henry, mi madre y yo cerca—dijo Susan—. Conozco a Rosalia, y esto será un pequeño empujó, si no la próxima vez que la veremos será entre muchos años, la conoces sabes que ahora debe estar maquinando una forma de irse y pensando lo peor de Williams— dijo de manera atrevida llamándolo por su nombre de pila—. Y ahora el temor a perder todo es mayor,  además solo habrá unas veinte personas en la reunión.

Luicis suspiró y de un trago se tomó el contenido de su vaso, y desesperado paso las manos por su cabello.

—Sí algo sale mal—dijo de manera exaltada—. Tendrás que hacer un duelo conmigo por la reputación de mi hermana y no mi importa que seas mi amigo.

Dijo eso último para marcharse, enojado a casa.

A la Merced Del Duque ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora