Revista secretos de sociedad
Buenas tardes Londres, los grandes de los grandes se reúnen y quién diría que todo saldría bien, pero como dicen no puedes tapar un sol con un dedo, ¡y cuidado señoritas ustedes no sean las próximas!La fiesta en la casa de los padres de Susan era tranquila y calidad, habia pocas personas algo que muy pocos veces pasaba en aquel tipo de eventos, pero durante el rato que estuvo en la fiesta descubrió que el padre de su amiga había formado una nueva asociación, eso había alegrado a Rosalia a pesar de que aquellos monumentos las cosas no iban bien se había alegrado, había intentado hablar con su hermano que había visto cuando acudió a la casa de Anabel pero él solo actuaba nervioso y evadiendo el tema solo respondiendo que el habia tenido razón solo estaban hablando como amigos sobre la siguiente fiesta que la madre de Williams celebraría aunque él no tuviera ahora una buena relación con su madre. Aquella respuesta no había sacado esa sensación de nerviosismo de su cuerpo ni la intranquila.
Solo no podía parar de moverse.
Se sobresaltado al sentir un aliento cálido en su nuca con sus mejillas acaloradas se dio media vuelta encontrarse con Williams, Rosalía se sintió rara, por una parte quería reclamarle y preguntarle, pero la otra le decía que aquello era absurdo.
—Ven Rosalía, tenemos que hablar de algo—dijo, tomó entre sus manos el de la joven y desaparecieron por el pasillo llegando al otro pequeño saloncito, antes de cerrar se fijo que venían la madre de Susan, ella y su amigo Henry.
—¿Qué quiere....?— las palabras murieron en su boca, Williams la besó, de manera sorpresiva y con dificulta Rosalía comenzó a seguirle el ritmo, era un beso suave pero apasionado se sostuvo de los hombros de Williams para no caerse, sus piernas temblaban debido al cúmulo de emociones.
Williams cerró los ojos fuertemente, sus manos se encontraban en la cintura de su amada reteniendo la ahí, sabía que aquello era un riesgo pero estaba dispuesto hacerlo.
La puerta del salón fue abierta y un pequeño grito, hizo a los amantes separarse, aunque la madre de Susan sabía que esperar trato de actuar lo mayor sorprendida, a su lado esta Susan y Henry.
Rosalia se sintió acobardado jamás pensó en ello, y los riesgo de haber sido despistada al entrar los dos juntos, se separó y retrocedió, escucha los latidos de su corazón fuertemente, sus manos temblaban y por más que quería emitir una palabra, no puedo.
—Yo lo siento— fue lo único que dijo, conocía aquella casa a la perfección así que marcharse sin ser vista fue fácil. Llamo al cochero y se fue al llegar a casa tomo la desición más cobarde de su vida.
Irse, huir, aquello siempre lo hacía cuando estaba cansada o cuando no podía manejar una situación siempre lo hacía.
Lady Rosalía se encontraba desesperada le había hecho creer a su amado que aceptaría, pero jamás se casaría por proteger su reputación. Sin duda no aceptaba aquellas hermosas palabras de Williams tal vez fue terca, pero la sentía más falso, y aunque en el fondo de su corazón era lo que tanto necesitaba oír.
Al regresar a casa le dijo a Gleen su dama que le ayudara a recoger sus pertenencias, necesitaba irse ya aunque en el fondo su corazón le gritaba que estaba equivocada, pero ahora en su cabeza huir era lo correcto alejarse; mientras redactaba una pequeña carta a su madre ¡ Cómo necesitaba un momento con ella! Pero eso sería después.
Llamo al cochero de su hermano y le dijo que tuviera todo listo en media hora partí, de nuevo. Quien lo diría eso que tanto amo, viajar y salir de Londres lo haría como si fuera cometido un crimen. ¡Y Dios sabía que tenía que tener piedad con ella!
Camino dando vueltas en su alcoba, ansiosa hace unas horas que se habia ido de la fiesta de los condes de Manchester; con toda la vergüenza del mundo se despidio de sus amigas y salio sin que otras personas los notaran.
Si su madre se enterara, iba hacer muy tormemtoso para ella.
Unas suaves toques en la puerta la sacaron de sus enredados pensamientos, cuales conocia muy bien.
-Pasa madre.
-Buenas noche mi niña, cuentame cuál es el alboroto de los sirvientes-dijo la ex marqueza de Suffolk mirando a su hija preocupada.
-Bueno madre, es que me voy de viaje-dijo rápidamente Rosalía.
-¿ Y por qué parece que estas huyendo?-pregunto tantiando terreno, Rosalía suspiro, y se sento en el borde de su lecho.
-Estar en londre me ajetrea y quiero pensar.
Su madre rió como si ya lo supiera todo.
-Olvidar al pobre del Lord Williams, eso esta dificil hija mía.
La muchacha se tenso notablemente y solto un suspiro exhausto. Más se quedo en silencio.
-¡Ay hija! A veces me recuerdas tanto a mi, si te quedas te contare la verdadera historia de como nos conocimos tu padre y yo, pero si decides marcharte espero que al menos acabe como la de nosotros-. Se sento al lado de sj hija y reposo su mano sobre la de ella. -Huir es de cobardes cariño, solo te digo ese hombre te ama, eso no lo dudes.
Sin decir nada más su madre se marcho dejandola sola, ahora no sabia si agradecerle o enojarse por hacerla pensarla el triple.
Cuando le avisaron que el carruaje estaba listo, salio de su habitación con pesar y se despidió de su madre. Ella se noto muy preocupada más no le impidió marcharse algo que agradecía. Al salir de casa la frio noche la envolvió provocando un pequeño temblor por su cuerpo, con un raro sentimiento en el estomago subio al coche.
Mientras más se alejaba de casa, más vacia se sentía jamás habia estado sola y ahora lo estaría.Aunque su corazón ansiaba que la buscara, si tanto la amaba que lo hiciera.
Con sus dedos limpio las pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas.
Al llegar al muelle, el sonido del mar logro relajar un poco su cuerpo, le hizo sentir conectada con su padre, sonrió tristemente, como una persona puede morir haciendo y recorriendo algo que ama.
Sin duda su padre ahora no estaria orgullosa de ella.
Se apoyo del barandal del barvo esperando que zarpara, viendo el amanecer hacerce presente, de pronto sintio un perfume que conocia muy bien.
Era Williams.
Pero seria capaz de volvertearse y enfrentar su cobardia.
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A la Merced Del Duque ✔
Historical FictionAquella carta había destruido todos los sueños de Rosalia, fue como una dura puñalada al corazón habia extrañado a Williams durante los últimos dos años, lo había añorado mucho más que su propia familia. Habia sido tan feliz cuando le había propues...