Especial de San Valentín
El duque de Cambriage no podia apartar la mirada de su amada, su esposa, estos ultimos diez meses habían sido mágicos. Muchas veces se habia burlado de su buen amigo el conde de Manchester es si había apostado todo por Lady Susan, a pesar de no tener un buen dote para ofrecer su amigo quedó encantado con ella, pero entonces supo hace casi tres años atrás lo que sentía por su amada.
Aunque lo últimos meses desde que supieron que Rosalía estaba en espera de su primer hijo, las cosas se habian tambalean su humor y la manera en que a dejado de comer, los últimos cuatro meses, ella parece no quererlo cerca cuando lo intenta ella parece huirle. Hace un mes llamamo a su madre, ahora sabia que habia sido un error, la pobre Rosalía habia sido ostigada con su madre sobre tener un heredero. Conocia lo suficiente para saber que eso la tenía afligida.
Se notaba cansada, sus hermosos ojos verdes no brillaban como siempre se encontraban opacos, y saber que no podia hacer nada para animarla le rompía completamente el corazón.
Su esposa era un mujer complicada, cuando intentaba hablar con ella solo decía un amargo:
«No lo entiendes, al fin al cabo esto es cosa de mujeres y si no sale bien, es por nosotras »
Se marchó, se sintió impotente, ella podía llegar hacer la mujer mas terca del mundo, a veces se olvidaba de cuanto él la amaba; sin importar si fuera una hija la adoraria aún más, por tener una pequeña igual de hermosa y fuerte como su madre.
Pero aquella mujer era imposible hablarle cuando tenía una opinión. Casi provocarle angustia y agarrarla fuertemente de los hombros y
sacudirla para que se diera cuenta de que lo alejaba, dejandolo fuera y no apoyandose en él.
Entonces decido escribirle, sabia que sería lo mejor lo haría como cuando empezaron y se declararon su amor, profesandole cuánto la amaba, la estimaba y eso no iba cambiar nada si no fuera un niño, porque el amaria ese pequeño ser que era una parte de cada uno.
Lo amaria, lo cuidaría.
Se alejó de la biblioteca para ir a su despacho, al llegar se sirvió un vaso de ron escocés, se sentó en su escritorio y saco una hoja. Miro lo hoja detenidamente pensando por donde empezar.
Te amo, como no imagine amar a nadie, te amo como cada respiración, eres mi sol y mi luna eres la razón de mi vivir; verte despertar a mi lado todos lo días es el mejor regalo que me haz podido dar.
Pero sabes que más amo de ti, la manera de cómo siempre logras hacerme sonreír, cómo con un simple abrazo calmas mi ser, me apoyas solo sujetando mi mano haciendome saber que estas conmigo.
Eres como un flor, hermosa por fuera y por dentro tu manera de amar libremente, la forma en que tus ojos se iluminación al verme eso hace mi corazón latir fuertemente cómo un tonto enamorado.
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, tu esposa mía.
Eres mi alegría.
Recuerda que tus penas son las mías al igual que tus alegrías.
Que te amo sin importar qué, y si no te tuviera seria como perder eso que le da sentido a mi vida.
Gracias por haber aceptado ser mi esposa, mi acompañante y la madre de mis hijos.
Te amo pequeña florecilla, Rosalía.
Sin importar que siempre sere tuyo cómo tu eres mía.
Y prometo todos los días de mi vida junto a ti, escribirte todos los dias y también demostrarte cuanto te amo.
De un Duque enamorado para su esposa y futura madre de su hijo.
Pd: Querida, seria afortunado si fuera una nena como tú con unos hipnotizantes ojos verdes y ese hermoso cabello castaño con mechones rojizos.
Williams termino la carta dejando la pluma a un lado, cerro la carta colocandole el sello de cera, se levanto hábilmente caminando de vuelta a la biblioteca encontrándose con Rosalía dormida en el sofá con un libro sobre su pecho, tomo un colcha de la esquina colocandola encima arropandola del frío, tomo el libro y lo colocó encima de la mesa y sobre este la carta, el duque no podía apartar la ojos de esa escena su vientre comenzaba a hincharse cada vez más, algo común de su estado, se sintió lleno de orgullo sin saber porqué, coloco su mano sobre el vientre de su esposa y sintio una sensación rara lo habia hecho algunas veces, pero desde las últimas dos semanas solo lo habia podido hacer mientras ella dormía.
Rosalía pestaño fuertemente abriendo los ojos, encontrado a Williams muy cerca de ella acariciando su vientre, sabia que durante las últimas semana habia estado muy distante pero no podia sacarse las palabras ácidas de la madre de este de la cabeza.
Lo amaba, más que nada en el mundo.
Sabia que lo estaba alejando pero tenía miedo a decepcionarlo, y que luego no la mirará con los mismo ojos de amor.
—Haz despertado, te veías tan plácidamente durmiendo que no me atrevia a levantarte—dijo suavemente Williams avergonzado de ser descubierto.
—No importa cariño, no se en que momento me he quedado dormida—susurro incorporándose para buscar una posición más cómoda—. Te amo Williams, y sé que las últimas semanas han sido un tanto difíciles, pero tengo miedo.
Rosalía calló odiaba guardarse todo, y dejar que eso la consumiera, al parecer esos viejos hábitos no desaparecían. Williams se sintio confundido porque Rosalía sentiría miedo.
—¿Miedo? ¿De qué hablas mujer? —preguntó preocupado, tomando asiento a su lado, tomando sus manos entre las de él.
—De decepcionarte, de no poder darte un heredero—acepto por primera vez desde hace casi un mes que lo evitaba—. Y se que eso podría ser un problema para ti, tú madre lo dijo, necesitas un heredero para el deucado.
Williams sintió la furia correr su cuerpo, como habia pensado su madre metiendo las narices donde no le impotaba.
—¿Crees que me preocupa eso? —pregunto dolido—Rosa, amor, sin importar que solo podramos tener hijas no me sentire decepcionado, y al diablo lo que dice mi madre, y además estaría afortunado de estar rodiado de mujeres a las cuales amaría, y si dios lo quiere y tenemos un hijo seré igual de feliz si es una niña, porqué es una parte de ti y de mí.
«Y me sintire afortunado por ese hermoso regalo que me das.
Rosalía cubrió con su mano su boca evitando soltar un sollozo, no sabia si era por su estado pero últimamente todo le daba por llorar, abrazo a su esposo fuertemente sintiéndose peor consigo misma pensando que él podria llegar a despreciarla si eso sucedería, aveces era muy ingenua y exagerada, es que no habia notado que ese hombre la amaba locamente y profundamente él se entregaba al igual que ella, desde el corazón.
—Te amo, Williams —susurro en su oido con la voz rota por las lágrimas.
—Te amo, Rosa—dijo éste, separandose y con sus dedos quitaba las lágrimas que corrian por las mejillas de su amada, unió sus labios con los de ella, un beso suave, transmitiendo todo lo que sentía por ella, la devoción, y la estima que le tenía a esa gran luchadora.
La atrajo a sus brazos y descanso la mano en la pequeña elevación del vientre de su esposa.
Sin duda eso sentía bien pensar que muy pronto no serían dos, si no tres y más adelante tal vez cuatro o cincos.
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A la Merced Del Duque ✔
Historical FictionAquella carta había destruido todos los sueños de Rosalia, fue como una dura puñalada al corazón habia extrañado a Williams durante los últimos dos años, lo había añorado mucho más que su propia familia. Habia sido tan feliz cuando le había propues...