Rosalia sonrió al sentir unas manos posarse en su cintura, giró encontrándose con la sonrisa resplandeciente del duque, lo había invitado para conversa en su casa sabia que aquello estaba mal, pero le gustaba la privacidad que esta le proporcionaba muchos de los empleados de la casa eran personas de confianza tenían más de diez años trabajando para su familia. Lo habia invitado para compartir un día de picnic hoy el clima parecía acogedor y cálido algo que muy pocas veces pasaba, Williams se había sentido muy extasiado al resivir aquella invitación pasar un día con su amada luego de aquello que consideraba una jugarreta de su parte, entendía que quiera un cortoje pero al principio cuando le habia propuesto matrimonio estaba seguro que ella habría deseado casarse en pocos meses y ahora que volvía le pedía aquello, se sentía frustrado.
Sin embargo ver aquel ambiente relajado hizo que todo el nerviosismo e incomodidad desapareciera, con los ojos entecerrados dejo un beso casto en sus labios, sonrio al ver el color rojizo aparecer en las mejillas de su amada.
-Gracias por la invitación, me ha tomado por sorpresa- dijo Williams, ambos se sentaron en aquella fina tela que los protegía del césped, Williams se quitó su chaleco dejándolo a un lado.
-Me alegro que hayas venido- dijo viéndolo con ojos brillantes, están nerviosa jamás habían hechos cosas como aquellas-. Pensé en compartir algo tan íntimo.
-¿Su madre no se molesta?- preguntó preocupado.
-No, mi madre a veces suele ser extraña-su madre era diferente a otras madres, no se preocupaba por esas cosas siempre defendía el amor y la pasión con la que se amaba.
-Entonces no sé molestara que haya esto-dijo antes de ir por sus labios en un beso suave y lento, ambos cerraron sus ojos dejándose llevar por aquel dulce sensación que sentían.
Williams se rescoto en la manta y Rosalia hizo lo mismo apoyando su cabeza en el hombre este, así observando el cielo y entre risas y besos y con mucha imaginación formas en las nubes, se sintieron cómodos y felices, susurraba pequeños secretos, palabras dulces y poesías. Aunque en aquello Rosalía ganaba al duque que se queda corto en ello, en muchas ocasiones guardando silencio.
-Entonces...¿Qué has pensado en mi propuesta?-preguntó el duque, los dedos de Rosalia se congelaron en la mejilla del duque dejando aquella simple acaricia suspiró.
-Williams- susurró-, sí, y sabes cual es mi respuesta pero...
Williams la cortó al igual que hace unos días se desconcertó.
-Entonces ¿Cuál es el problema?- preguntó.
-Tienes que entender que quiero un cortejo, flores, paseos, bailes...- tomó un respiro-, creo que es algo fácil de entender.
Williams se apoyó sobre su brazo viéndola fijamente.
-Puedo hacer todo eso luego que estemos casados Rosalía, y sabes que lo haría, no lo demostré en estos últimos días- dijo enojado-, lo que no voy a permitir es que huyas porque eso estas haciendo, solo estas buscando escusas- su voz se escuchaba furiosa.
Jane que llevaba un rato observando un rato a la pareja decidió intervenir antes que ambos dijeran cosas de las cuales se arrepentirán.
- Bueno tórtolos, hace rato parecía tan amorosos y ahora parecen gatos y perros- habló Jane con firmeza provocó que Williams se incorporara al igual que Rosalía, a pesar de que no había sino de reproche en su voz ambos se avergonzaron-. ¿Que ha pasado?
Williams se agachó tomando su chaleco y antes de marcharse dijo:
-Yo también quisiera saber lady Jane. Pero parece que su hija ahora no sabe lo que quiere- estaba molesto y no disimuló aquello para ambas mujeres con una inclinación se despidió de las .mujeres-. Que tengan linda tarde, me retiro.
Jane suspiró viendo a su hija con reproche, la sarandeo un poco y murmuró:
-¿Lo dejarás ir así hija? - preguntó asombrada.
-Él no me entiende- dijo con tristeza-, y parece molesto con la desición que he tomado.
- Pero ¿Tú lo entiendes a él?- preguntó de nuevo, Rosalía suspiró y abrazó a su madre aquello le causaba un desociejo como un mal sabor en la boca.
-No lo sé, madre. Ya no es el mismo.
-Tú no eres la misma pequeña-dijo se separó un poco de acaricio su mejilla-. Has conocido mucho más que hace dos años has experimentado y ahora sabes con más certeza lo que quieres, pero también tienes que entender sus sentimientos no solo pensar en los tuyos.
-Ya no sé que hacer- murmuró derrotada sentándose de nuevo en aquella tela, su madre la imitó.
- No desesperes hija, ya encontrarás la solución.
💙Capitulo inédito. Espero les guste.
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A la Merced Del Duque ✔
Historical FictionAquella carta había destruido todos los sueños de Rosalia, fue como una dura puñalada al corazón habia extrañado a Williams durante los últimos dos años, lo había añorado mucho más que su propia familia. Habia sido tan feliz cuando le había propues...