Black Soul | SUPERNATURAL [En Pausa]

Capítulo 25: Tratos

Sandra llevaba alrededor de cuarenta minutos mensajeándose con Emma Carver. En su rápida conversación le había contado que se encontraba con los legendarios hermanos Winchester en su bunker. Sam había dejado de lado su investigación para ir recopilando libros de la biblioteca de los hombres de letras y así ayudar a las chicas con algo de información.

- Eres un pedazo de cielo -le alagó Sandy al ver que Sam le tendía unas anotaciones.

Sam se ruborizó ante el comentario -Gracias -soltó con timidez. - Anoté los nombres de algunas criaturas que reúnen las cualidades que tu amiga Emma nos describió. Y sus formas de eliminarlas.

- Sammy, deja esos libros y trae la mochila que dejé en mi habitación.

Sam se alejó obedeciendo a su hermano mayor.

- Si lo que querías era quedarte a solas conmigo... -bromeó la cazadora.

- ¡Ja! Graciosa -le tendió una mochila. - Te puede ser útil. Espero.

- Yo también -sonrió agradeciéndole.

- Si las cosas se ponen feas... no dudes en llamar.

- Entendido. Pero igual no creo necesitarte -rió dándole un empujón amistoso.

Dean permaneció callado, dedicándole una mirada que decía que hablaba en serio.

- ¡Que sí, Dean! Que te llamaré si pasa algo. Lo prometo -hizo una equis sobre su corazón. - Pero... sea lo que sea que esté pasando contigo y Sam, que conociendo todo lo que han pasado, deduzco que es algo grande... solo tienes que pedirlo, Dean.

Fueron unos segundos eternos para el rubio. Algo dentro de sí se removió, deseaba pedirle ayuda a Sandy pero al mismo tiempo no quería arriesgarla. Si todo salía mal, morirían igualmente. Por su mente pasaban montones de pensamientos y cuando por fin tomaba una decisión:

- Aquí están las armas -anunció Sam entrando a la sala del bunker.

- Bueno... -se encogió de hombros la castaña. - Muchas gracias, chicos. Ya debería irme -señaló la salida.

- Llama -dijo Sam dándole un abrazo de despedida.

- Lo haré.

Sandy hizo la promesa mental de mantenerse en comunicación con los Winchester, siempre y cuando no muriese en este caso. Igual podría visitarles como fantasma. Por un segundo se sintió como una completa tonta por tener semejantes pensamientos.

- ¡Vamos Sandy, yo llevo esto! -se apresuró a decir Dean llevando uno de los bolsos, dirigiéndose a la salida.

- Adiós, Sam -se despidió la chica siguiendo al mayor de los hermanos.

Una vez fuera del bunker, Dean ayudó a la cazadora a poner las mochilas en el vehículo.

- Te voy a echar mucho de menos -confesó Sandra.

- Lo sé -sonrió tristemente el cazador. - Yo también.

Mientras Sandra y Dean se despedían fuera del bunker, Sam se dedicaba a colocar los libros, que había utilizado, en su lugar. Luego seguiría con la búsqueda de Amara o alguna señal.