Capítulo 24: ¿Quién tiene el control?

99 6 14
                                    

Era la sexta vez que Sam llamaba a Isobel. ¿Qué tanto hacia? ¿Estaba en problemas? ¿Lo ignoraba? Definitivamente odiaba esta sensación. Dean le dijo que no confiara. Sandy le dijo que no se encariñara. ¿Acaso eso era lo que hacía? ¿Era parte del juego de la bruja tenerlo en la palma de su mano? Se sentía un completo idiota. Él y su hermano tenían problemas, por Dios, el mundo estaba en problemas y él solo pensaba en encontrarla o escucharla.

¿Cuánto hacia que no sabía de ella?

Sam sacudió sus pensamientos y volvió a mirar la pantalla de su computadora. Aflojó la mandíbula, ni siquiera era consciente de lo tenso que estaba. El menor de los hermanos volvió a centrarse en buscar pistas sobre lo que fuera. Cualquier indicio de Amara.

Levantó la vista para encontrarse con la figura da Sandra tratando se ser sigilosa; llevaba una humeante taza de chocolate caliente entra sus manos y lo miró un poco azorada y pidiendo disculpas. El cazador le dedicó una sonrisa.

- Lo siento. No quería interrumpirte. -se apresuró a decir-. Busco a Dean, ¿sabes dónde está?

Sam se detuvo a pensar.

- No, la verdad no -Sam se puso de pie dejando el ordenador de lado. - ¿Pasa algo?

- ¡No! -Se apresuró a decir.- Bueno, sí, sí pasa... -se aclaró la garganta y se enderezó, sentía que decepcionaría a los hermanos. - Me ha llamado una amiga, cazadora... *Emma Carver, ¿no sé si has oído de ella?

- Creo que he oído su nombre antes...

- Bueno, necesita mi ayuda y siento que debo ir...

- ¿Pero?

- Dean me ha dicho que tenía algo que pedirme pero no lo encuentro. Quería decirle -se encogió de hombros.

 Quería decirle -se encogió de hombros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

♠ ♠ ♠

El olor a madera podrida le parecía nauseabundo. El lugar tenía aire espeso y sofocante. Apartó su rojiza cabellera y con expresión neutra observó el lugar donde se encontraba. Sus ojos se enfocaron en sus pies descalzos y sucios, estaba sobre una podrida alfombra que ya no poseía rastro de su color original. El podrido suelo era de madera al igual que el resto de la estancia. Se encontraba en una vieja choza rodeada de árboles, según vio por lo que alguna vez fueron ventanas que ahora eran huecos irregulares en las paredes. La luz de luna, suficientemente potente, se colaba por todos los agujeros de la choza dándole el privilegio de ver lo que tenía cerca. Sin chistar palabra su cara se arrugó con enojo. Sabía dónde estaba. Isobel no sabía porque razón pero se encontraba en su antigua casa, en escocia. Observó con increíble calma su alrededor a pesar de la creciente ira. Odiaba esto.

Reconoció los cuencos sobre la mesa, los frascos llenos de ingredientes sobre una pequeña estantería, los diferentes ramos de hierbas secas que colgaban en las paredes, las velas derretidas, la esquina donde dormía y los trapos que alguna vez usó para vestir.

Black Soul | SUPERNATURAL [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora