Capítulo 5: Ilusión

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Una carcajada inundaba el aire de aquella pequeña habitación. Isobel reía ante un chiste flojo que su compañero de noche le había contado. No es que los chistes flojos le dieran risa o quería complacer a su acompañante, sino que su forma de contarlo le daba vida al chiste. Además que el hombre era tan adorable.

Se encontraba desnuda envuelta en los brazos de aquel hombre de mirada verde. Algo dentro de ella decía que debía evitar esa mirada pues podría sucumbir a un terreno peligroso. Pero ¿Cómo resistirse a aquellos hermosos ojos?

Para sólo ser una noche la que pasarían juntos él le había mostrado más cariño y afecto que nadie en sus siglos de vida en la tierra. Lo cual creaba una extraña sensación en su pecho.

Cuando finalmente cayó bajo el hechizo de aquellos ojos, un extraño sentimiento de confort la invadió. No pudo evitar llevar sus dedos a la frente del muchacho y mover de la cara de este sus largos mechones de pelo castaño. Después de hacer eso, como si su ser estuviese programado, su mano se movió a la mejilla derecha del chico y permaneció ahí plantada unos segundos. El cerró sus ojos, apreciando el tacto. Si algo obvio había en aquel momento, es que ambos necesitaban afecto. Sam tomó la mano de la pelirroja y la llevó a sus labios donde depositó un dulce beso, no sin antes conectar su mirada verde con la de la chica.

Una sonrisa sincera se formó en los carnosos labios de Isobel.

Podría pasar así el resto de su vida... si fuese posible, claro.

Sam Winchester por su parte, disfrutaba del momento cuanto a la pelirroja, quizás tanto como ella lo hacía. A pesar del alcohol envuelto en la situación y la liberación de estrés (necesaria), y el exceso de hormonas, una parte de él apreciaba el momento.

Por unos segundos sintió aquella sensación que vivía cuando estaba con Jessica. Cuando intentaba vivir una vida normal lejos de todo lo sobrenatural de su vida. Sabía que ella era una cazadora y tenía la misma perspectiva de vida que él y que una vez estas dentro, no puedes salir.

Pero Samuel, se dio esos segundos, los merecía. Demonios, claro que los merecía.

Su vida era una mierda desde que tenía uso de razón. Perdiendo siempre aquellos que amaba. Había estado con mujeres por las que no sentía nada excepto atracción y el calor del momento y otras por las que sí, después de Jessica pero la sensación que crecía dentro de él, ahora, con la pelirroja, no se podía comparar ni con el tiempo que estuvo con Amelia.

Esto se sentía real. Y eso le asustaba.

- Ahora -habló ella. -...cuéntame la historia de tu vida, Sam. -pidió después de acomodarse más cerca de él.

- No hay mucho que decir... -aseguró incómodo. - ya sabes, cazando de estado en estado y...

- No, no, -soltó una risita la pelirroja. - ¿Cómo es que entraste en esto? -quiso saber.

- Bueno, la historia corta es que... -suspiró pesadamente mientras se distraía jugueteando con los dedos de la mano izquierda de Isobel. - mi madre murió cuando yo tenía seis meses, desde entonces mi padre buscaba al demonio que la asesinó. -contó sin dar mucho detalle. Lo que le hizo recordar, ¿Qué cazador no conoce a los Winchester? Para bien o para mal, claro.

- Lo lamento mucho, Sam. -le consoló ella con una caricia.

- Y ¿tú? -fue el turno de Sam de preguntar, volviendo a capturar la mano de la chica.

- Huérfana de madre y padre... criada por gente horrible a la cual no le interesaba como persona, -achinó los ojos hurgando en sus recuerdos. - Recuerdo mi primer caso, -sonrió. - objeto maldito. -sentenció recordando aquellos tiempos.

De pronto mientras hablaba sus ojos se posaron sobre el hombre que estaba junto a ella, su rostro se desvanecía y la habitación por igual. Una sensación de asfixia se apoderaba de sus sentidos y le imposibilitaba pensar con claridad. Cerró los ojos rogando que todo aquello no fuese real, solo una mala pesadilla, oyó su voz y no tuvo más opción que abrir sus verdes ojos.

- Realmente te vez patética, Isobel. -anunció la voz de Logan. - ¿Qué era tan divertido como para reír y sonreír en sueños? -Isobel sintió un repentino dolor de cabeza.

La habitación que anteriormente había pertenecido al motel donde estuvo con Sam Winchester, se había transformado en una habitación muy amplia, con paredes blancas, con buena iluminación y de buena temperatura. Era muy blanco para su gusto. No había nada exceptuando la cama, un armario y una mesa de noche con una lámpara. Mucho espacio desperdiciado. La habitación no contaba con ventanas, sólo la puerta donde se encontraba Logan.

El guapísimo brujo caminó lentamente hasta estar cerca de la cama donde descansaba Isobel. Este le sonrió al ver su perturbada expresión.

- Relájate cariño. -pidió con tono dulce.

- ¿Qué me hiciste? ¿Qué es lo que pretendes? -inquirió la pelirroja molesta. Estaba harta de ser usada por todos.

- No te he hecho nada. -dijo admirando el rostro de la muchacha, estaba más guapa que la última vez que la vio. - Bethany, tal vez se puso algo celosa con tu llegada y se excedió un poco, pero ya la tengo bajo control. En cuanto te sientas cómoda, puedes salir de la habitación.

- Claro... -soltó desafiante Isobel. Desvió la mirada a la puerta de la habitación y logro recordar cómo había llegado allí. Esa maldita bruja se las iba a pagar. - Entonces, ¿no soy prisionera?

- ¡Oh! Por supuesto que no. -afirmó Logan. - Pero aun no puedes irte, al menos no sin asegurarme que harás lo que te pedí. -la joven rodó los ojos.

- Me lo pides, ¿no me lo ordenas? -repitió incrédula.

- Lamento lo que hice antes, ¿sí? -esta vez tanto su tono y su mirada se suavizaron. Se arriesgó a acercarse a la muchacha. - Si tan solo me dieses la oportunidad... -así como él se acercó ella se alejó.

Isobel debía controlarse y no soltar todos los insultos que pasaban por su mente en esos momentos porque empeoraría la situación. Por eso respiró hondo y lo miró seria.

- Debes darme tiempo. -fingió sentirse confundida. - Y debes deshacerte de esa hija de perra. -refiriéndose a la rubia amante del brujo. Este sonrió ampliamente.

- Bien. -comentó satisfecho y feliz. Se levantó de la cama y caminó a la salida. - Puedes bañarte y arreglarte. Ponte algo lindo para la cena. -le guiñó un ojo. Con un sutil movimiento de su mano derecha una nueva puerta se abrió paso en la pared, el brujo le dio a entender que era el cuarto de baño. - Lo de Bethany se solucionará rápido. -aseguró. Se dio la vuelta y estaba a punto de salir cuando se volvió a verla una vez más. - Y una cosa más, espero que no me estés engañando. -espetó el brujo dándole una mirada de advertencia. - Por tu bien. Odiaría dañarte.

• • •

- Más te vale que tengas razón, Sam. -advirtió un incómodo Dean.

- Estoy seguro. -respondió el más alto de los hermanos.

Ambos hermanos se encontraban frente a un viejo y quemado edificio de apartamentos a las afuera del pueblo. La estructura pronto seria demolida. Muchas historias se contaban de aquel viejo lugar, las que más le interesaron a Sam fueron las recientes, en las que un chico encontró a una bonita mujer quien le obsequió un objeto (que variaba según la persona que contaba la historia), por haberla ayudado y terminaba asesinando personas.

Sam sabía que ese era el lugar, además el hechizo localizador lo respaldaba.

- Isobel, espero que estés ahí... -murmuró Dean luego de adentrarse primero en el edificio.

Los hermanos no sabían a cuantos se enfrentaban o si realmente eran brujas, eso lo resolverían en el camino.

Black Soul | SUPERNATURAL [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora