Capítulo 9: Invencible

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Ya no era el Rey del Infierno.

Crowley había sido destronado y humillado antes su gente, su especie. La voz de que un nuevo gobernante, el legítimo, había regresado, se había esparcido. Ahora, el Rey de los Cruces era solo un simple perro en aquel lugar.

Crowley pasaba por un muy mal momento pero algo que lo hacía sobresalir era que sabía cómo hacer sus jugadas. Siempre tenía un plan B.

Igualmente, sus pensamientos vagaban en encontrar a la muchacha que había estado matando a esos bastardos traidores de ojos negros. Sí, Crowley estaba molesto y resentido.

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La mayor de las pelirrojas estaba como loca. Rowena no se esperaba que el devolverle los poderes a Isobel le causara tal reacción. Se removía inquita al lado de la chica recitando palabras que a oídos de cualquier humano sonarían como un disparate. Sus pequeñas manos extendidas al nivel del pecho de la chica.

La muchacha apenas podía moverse con voluntad propia. Su cuerpo se retorcía por las oleadas de dolor. Isobel sufría. Los gritos de la muchacha se ahogaban en su garganta provocando un sonido más apaciguado del que debería. Su cuerpo temblaba. Su piel pálida sudaba. En su pecho sentía tanta presión, como si la rasguñaran desde adentro.

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Habían pasado semanas desde que Sam había tenido aquel repentino ataque donde veía a Isobel gritando (muy a menudo, casi siempre mientras dormía). En ese tiempo no hubo reincidencias, al contrario, había mejorado favorablemente. Dean por su parte, se le notaba pensativo y distraído. Sam había notado tal actitud en su hermano y lo había interrogado, sin éxito.

- La próxima vez que digas que es sólo “salar y quemar…” -se empezó a quejar Dean.

- No es mi culpa que hubiesen más de un fantasma. –se defendió el más alto de los hermanos.

Dean bufó, estaba consciente de eso, pero tenía que desquitar su frustración aunque no fuese de la mejor manera.

- Como sea. –soltó exhausto. El mayor de los hermanos se lanzó de cabeza a la cama que estaba frente a él.

Sam rodó los ojos, aun escocían las heridas que los fantasmas provocaron en él. Se movió en la habitación hasta llegar a su mochila y sacó lo necesario para darse un baño.

Aunque hacía semanas que no escuchaba los gritos de Isobel, eso no implicaba que dejase de verla. No estaba seguro de si eran alucinaciones o real pero en algunos momentos, al cerrar los ojos podía ver su rostro o silueta. Hasta ese momento no le había contado a Dean.

El castaño tomó una larga ducha, se curó las heridas y terminó de vestirse. Al salir del baño vio a su hermano roncando bocabajo en la cama provocándole una mueca, suspiró y fue por unos analgésicos en su mochila, dejando la ropa que se había quitado ahí. Se movió hasta la mesa donde descansaba su laptop (ignorándola por un momento), vacío la bolsa de papel que allí se encontraba y se sentó a comer. Comía lentamente debido al dolor, lo que lo llevó a divagar en su mente.

Dean murmuraba en sueños.

Minutos más tarde Sam se encontraba haciendo búsquedas en la red.

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Rowena había salido de su escondite en busca de alguien, alguien poderoso que en ese momento se encontraba débil por el reciente ataque recibido. Se trataba de Amara.

La pelirroja y la oscuridad personificada, actualmente ocupaban un edificio abandonado. El lugar estaba lleno de sigilos de protección. Rowena, siendo tan oportunista e inteligente, aprovechó el momento. Tomó toda su sabiduría y poder comenzar a curar y fortalecer a Amara.

Black Soul | SUPERNATURAL [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora