Enseñame lo que es el amor

Capitulo 29

En ese momento, sentí que el tiempo se detuvo, mis pies clavados al suelo, me olvidé de como caminar, de cómo respirar, y para peor, de cómo parpadear por lo que no podía dejar de mirar la imagen que tenía a tan solo unos metros de distancia, la que ahora parecía pasar en cámara lenta. Quería correr, pero tampoco mi cerebro podía ponerse de acuerdo para que lado, hacia ellas y sacar de los pelos a Jazmín de encima de Amelia, o hacia el otro lado y alejarme tanto como pudiera de esa imagen que se clavaba en mis ojos como miles de alfileres.

- La mato – Dijo Florencia a mi lado sacándome del trance, gire mi cabeza para mirarla, pero sin perder tiempo salió corriendo para donde estaban las dos mujeres. Sali corriendo tras ella, no sabía a quién quería matar, y aunque en ese momento estaba bastante confundida, no iba a dejar que le hiciera nada a Amelia.

- Para Flor! – grite tras ella en vano, no parecía querer parar, ni siquiera parecía escucharme.

- Jazmín!! – Grito con todas sus fuerzas sin detener su marcha a toda velocidad – Jazmín! – volvió a gritar más fuerte.

- Que? – Sentimos una vos detrás nuestro. Automáticamente paramos la marcha, y al unísono nos volteamos con Florencia para encontrarnos con Jazmín parada en la puerta de su cabaña - ¿Qué pasa Florencia, porque gritas así?

No sé si le contesto, ya no escuche más nada, me gire para ver nuevamente las dos siluetas que estaban a unos pasos de distancia, pude ver como Amelia empujaba con fuerza a la pelirroja haciéndola caer, pude verle la cara, aunque al ver a Jazmín ya no tenía más dudas de quien era esa persona. Me apure a llegar al lugar donde estaban, Florencia a la par mío intentado frenarme, creo que pudo ver mi cara de malos deseos cuando pase por su lado, esquive el agarre que intento hacer en mi brazo para seguir mi marcha hasta ellas.

- ¿Qué haces acá? – Le dije, dirigiéndome a la figura de Sara que estaba comenzando a levantarse del suelo.

- Luisi – Murmuro Amelia, no pudiendo creer que yo estuviera ahí.

- No me escuchaste? – Volví a dirigirme a Sara haciendo caso omiso a lo que me decía Amelia.

- ¿Qué voy a estar haciendo? Lo que te dije que iba a hacer, pelear por lo que es mío.

- Acá no hay nada tuyo – Contesto Amelia.

- Eso creo que ya te lo había dejado claro en Buenos Aires, así que te vuelvo a repetir la pregunta ¿Qué haces acá?

- Vine a demostrarle que la amo, y que haría lo que fuera por estar con ella.

- Pero ella no quiere nada con vos, pensé que te lo había dejado claro.

- Puedo darle todo lo que quiere, incluso puedo darle lo que vos no podes.

- Vos no tenes idea de lo que yo puedo o no hacer – Le dije ya levantando la voz y dando un paso hacia ella que ahora ya estaba de pie, con la misma postura altanera con la que nos había enfrentado en Buenos Aires, había acabado con la poca paciencia que me quedaba y aunque no soy amiga de la violencia, solo podía imaginármela calva después de haberle arrancado todas y cada una de sus mechas.

Amelia dio un paso para quedar a mi lado, y me tomo de la mano, la mire, y entrelace mis dedos con los de ella haciéndole ver, sin palabras, que la bronca no era con ella.

- Lo que vos no entendes Sara, y espero que ahora lo hagas, que nosotras no teníamos nada, que estoy con Luisi porque la amo, no porque me da lo que vos no me diste, y que, aunque no estuviera con ella, no volvería a estar con vos, porque nunca te amé.

- Eso es mentira – Dijo, mostrando en sus palabras la mezcla de dolor y bronca que tenía en su cuerpo.

- Es la verdad, y lamento tener que ser tan dura con mis palabras, pero creo que esta es la única forma de que lo entiendas, no sé cómo apareciste acá, tampoco quiero saberlo, lo que quiero que entiendas que aunque aparezcas y aparezcas no vas a lograr nada, es con Luisi con la que quiero estar, y si no estuviera con ella, haría todo lo posible por estarlo.