Capitulo 12. Rose-unnie (3/3)

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Roseanne P.

Con el corazón en la garganta abrazó a la pequeña persona frente de mi. Sus pequeñas pecas casi imperceptibles y sus labios la hacen tan parecida a mi, sus cejas rectas y su nariz algo chata como la mía. Sin duda Ryujin podría ser mi hija si no fuera porque es mi hermana.

— Ryujin-ah, ¿Como estas? — Me agachó a su altura y ella me observa con sus ojos finos.

— Mamá necesitaba algunas cosas para el almuerzo — Señala la bolsa de tela de la que sobresalen algunas hierbas y vegetales. Asiento y ella toma mi mano para comenzar a caminar hasta casa.

— ¿Y como has estado? ¿La escuela? — Preguntó.

Hace meses que no veo a mi pequeña hermana y a mi madre, supongo que me he perdido de muchas cosas y siento culpa por ello.

— He estado bien, supongo. Ayudó a repartir periódicos y así puedo pagar mi almuerzo, vendí los zapatos que me quedaban pequeños para poder ir al campamento que es en dos días.

Lo dice con mucha emoción y se que le hace ilusión poder ir a aquel campamento de baile del que nos habla hace meses. No entiendo como pudo haberlo conseguido todo repartiendo periódicos y vendiendo un par de zapatos viejos.

— ¿Conseguiste 700 dólares con lo poco que ganaste?

Ella niega — No es así. Hace dos días Lisa-Unnie vino a visitarnos, le dio medicinas a mamá y pago mi campamento. — Comenta emocionada y mi sonrisa se borra — Hasta me trajo ropa nueva y me llevo a comer helado.

Por un momento siento que Lisa hace más parte de la familia que yo. Lalisa no sólo era mi amiga, también era muy cercana a mi madre y a mi hermana. Ha sido muy generosa con ellas y mamá la llama con frecuencia cuando no tiene lo suficiente para darle a Ryujin, o cuando necesita más medicinas. Mamá siempre lo dijo, Lalisa era como otra hija para ella y eso me quedaba más que claro: Incluso se preocupaba más por ellas que yo.

Seguimos en silencio y Ryujin está demasiado distraída como para darse cuenta de mi incomodidad. Siseo enojada, conmigo misma e incluso con Lisa. Más que enojo, es envidia porque yo jamás lograría complacer a mi familia ni con mis más grandes esfuerzos.

— ¡Mamá, hemos llegado! — Grita Ryujin desde la puerta de madera que rechina cuando la abres.

Mi casa tenía una humilde fachada. El tejado tenía muchas tejas rotas y las ventanas tenían demasiados vidrios dañados. La pintura de la casa se había caído con el paso del tiempo y había pasado de ser un verde intenso a un color menta desgastado, el esmalte de la madera se había ido y dejaba paso a los hongos que se alojaban en allí. Pero eso parece no importarle a Ryujin, de hecho a nadie aquí en este barrio le importa; aquí vives con lo que tienes y aprendes a valorarlo sin importar que tan malo fuera.

— ¿Como que "hemos llegado", cariño? — Escuchó la interrogación de mamá desde la cocina. Ryujin se quita los zapatos antes de entrar a casa y los deja a un lado, hago lo mismo jugando nerviosa con mis dedos antes de dirigirme al interior de la casa.

— Hola, mamá — Susurro cuando ella ya me ha visto.

Sonríe cálidamente y viene a abrazarme — Rose, cariño. ¿Porque no avisaste que venías? Así preparo algo más especial.

Niego apenada y me siento ajena, como si esta no fuera mi casa.

— Unnie ha venido a visitarnos, mamá. — Ryujin prepara la mesa.

Mamá asiente y sigue cocinando — Has cambiado, hija. ¿Seguro te alimentas bien?

Agacho la mirada — Así es, omma. Estoy perfecta. — Advierto con la mirada que no siga hablando del tema.

Mamá pone en la mesa los fideos de arroz con kimchi y el pollo picante. Camina hacia la mesa con una sonrisa forzada porque sabe que miento y que mi vida no es para nada buena ni equilibrada.

— ¿Viniste en auto, Rosie? — Pregunta mamá. Niego con la cabeza y la ilusión de Ryujin cae al suelo.

— Lo he vendido, madre. Tenía algunas deudas que soldar — Me excusó.

La verdad es que Jimin necesitaba dinero, y la única solución que vi para ayudarlo fue vender mi auto. En realidad no me dieron mucho por esa chatarra, Jimin prometió que me lo pagaría pronto.

— ¿Y la universidad? — Muerdl mi labio inferior al escuchar la pregunta.

— Bien, mamá.— Miento de nuevo.

¿Como le dire que no voy desde hace una semana y media y que seguro ya perdí la beca del sesenta por ciento que había ganado?

— ¿Y Lalisa? — Pregunta de nuevo. Siento ganas de rodar los ojos por sus insistentes preguntas.

— Hemos peleado, ma. No quisiera hablar del tema — La corto.

La cena sigue en silencio, es algo incómodo y de cierto modo me siento culpable porque sin mi su cena sería mucho más agradable y amena.

Estoy tan perdida en mis pensamientos que no me doy cuenta cuando mi teléfono que estaba sobre la mesa se enciende, lo he tenido en silencio por lo que me es difícil saber cuando tengo una llamada.

Antes de que pueda responder, la persona deja de insistir. Enciendo la pantalla y es cuando noto las llamadas perdidas de Jennie, Jisoo e incluso de Kai, cosa que me sorprende. Marco el número de Jisoo porque es con quien mejor me llevo de los que me han llamado y responde casi de inmediato.

"Joder, Chaeyoung. ¿Donde estas?" Se que es algo serio por su tono de voz y porque me ha llamado por mi nombre. Frunzo el ceño sin saber que es lo que está pasando.

— Estoy en casa de mi madre, Jisoo.

"Entonces vuelve tan pronto puedas" Su voz suena extraña pero la dejo pasar.

— Pensaba quedarme unas horas más, casi nunca vengo y Ryujin...

"Mierda, Chaeyoung. Lisa acaba de tener una recaída y dejó de respirar por unos minutos"

¿Qué?

(...🌪...)

(3/3) 💜

¿Como no desearte? {Jenlisa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora