Capitulo 28.

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Cuando Lalisa despertó al día siguiente, las imágenes comenzaron a llegar de apoco provocándole náuseas. Su cuerpo lleno de moretones y el dolor en su bajo vientre confirmaban que no había sido una pesadilla, en verdad había pasado y probablemente ese había sido uno de los acontecimientos más terribles y traumáticos que le pasaron en la vida. Se levantó de apoco y mirándose en el espejo, notó que tenía el labio con una pequeña herida, su pómulo de un color violáceo y un corte en su ceja. Habían marcas de abuso por su cuello, su pecho y su abdomen. Nunca se había visto tan mal en mucho tiempo. Las heridas que Kai había dejado en su espalda recordándole que si se portaba mal, el látigo sería su mejor amigo o su peor enemigo. La sangre seca que bajaba desde su labio hasta su nuca. Estaba en el apartamento que compraría con Kai, desnuda y encerrada con llave.

Busco su ropa, encontrando sólo sus prendas interiores y un camisón azul. Tenía tanto miedo que sentía sus manos temblar y su cabeza estaba apunto de explotar. No se quería mover, pues estaba aterrada de que Kai volviera y le hiciera algo peor. Esa noche había sido solo con Park Jimin, quien había cobrado venganza por la vez que Lalisa lo había mandado a la cárcel. Pero quizá la siguiente vez no tendría compasión con ella y traería a más personas para que abusaran de su cuerpo a su antojo. Abrazo sus piernas, e intentando dejar de lado todos aquellos pensamientos, comenzó a llorar en silencio.

¿Donde estaba Kai? ¿Volvería por ella? Eso era algo que no sabía y que le llenaba la cabeza de miedos y todo en ella se estremecía. Por eso cada músculo adolorido de su cuerpo se tensó cuando sintió que alguien abrió la puerta y se dirigió a pasos pesados hacia donde ella se encontraba, pues estaba segura de que se trataba del prometido impuesto por sus padres.

— No me hagas daño — Fue lo único que pudo decir con la voz rota cuando la puerta fue abierta. Para su sorpresa, la persona que estaba allí había llegado para llevársela lejos de aquellas malas personas.

— ¡Lisa! Lili, ¿que pasó? — Mumuro Jungkook llegando a su lado. Observo la habitación y pensó lo peor, pero no quería adelantarse a los hechos. Lalisa levantó la cabeza débilmente para verlo, y comenzando a llorar de nuevo, pidió ayuda con sus ojos.

— Sácame de aquí. — Fue lo único que dijo. En realidad no quería nada más en ese momento que estar en un lugar donde se sintiera segura, un lugar donde Kai ni Jimin pudieran encontrarla.

(...)

Rosé había dormido con la chica de pelo morado. No, no habían tenido sexo. Simplemente se habían emborrachado mientras contaban sus penas y sus glorias. Hablaron sobre su mala suerte en el amor, y entre un par de besos, se fueron acercando de apoco. No, no eran nada, pero ambas se atraían la una a la otra como dos imanes, y con razones.

Aquel sueño que Rosé estaba teniendo acerca de su boda con Jisoo, la chica que apenas conocía, fue interrumpido por el sonido de su teléfono en alguno de los bolsillos del banquero que tenía puestos. Alto exaltada, se despertó y comenzó a buscar aquel aparato y detener ese molesto ruido, el cual despertó a Jisoo casi al mismo tiempo.

Cuando por fin lo encontró, sintió ganas de gritarle a la persona al otro lado de la línea la razón por la cual se iba a morir, pero aquella acción se detuvo al ver que era Jungkook y que el jamás la llamaría por cosas innecesarias. Luego de hablar con su amigo y que el le dijera que Lalisa estaba en su apartamento y que no lucia bien, Rosé comenzó a prepararse para ir, olvidándose por algunos minutos que Jisoo estaba allí con ella.

— ¿Iras a alguna parte? — Preguntó la pelimorads y Rose asintió.

— Asunto de Lalisa, supongo que la conoces.

— Am... si. ¿Le pasó algo?

— Eso es lo que voy a averiguar — Rosé se peino frente al espejo. — ¿Quieres venir?

Jisoo sonrió, dispuesta a visitar a Lalisa y preguntarle un par de cosas. — Por supuesto.

(...)

La chica pelinegra despertó desnuda al lado de Jennie. Aquel molesto sonido del teléfono metido en alguna parte la molesto, y después ya a que este no despertara a su amada, se levantó a buscarlo. Cuando al fin lo encontró, se dio cuenta de que era un tal Jungkook. No sabía quién era, pero sin dudas si se atrevía a llamar a su a Jennie, entonces no era una persona con quien quisiera estar.

— ¿Hola? — Preguntó contestando el teléfono una vez fuera de la habitación.

"No eres Jennie. ¿Quien eres?" La voz masculina al otro lado de la línea sorprendió a Yeonwoo. Sonaba familiar, realmente no lo recordaba, pero en algún lugar la había escuchado.

— Soy su novia. Debería preguntar quién eres y qué haces llamándola tan temprano, pero no quiero problemas así que cortaré.

Yeonwoo cortó la llamada antes de que Jungkook pudiera decir algo, y en ese momento, Jennie salió de la habitación, apenas cubierta por un camisón negro. Yeonwoo dejó un pequeño beso en su mejilla y así ambas se dirigieron hacia la cocina, y por supuesto, Jennie jamás se enteró de lo qué pasó con el teléfono o al menos no en ese momento.

(...)

Jungkook resoplo al terminar la llamada. ¿Como que "la novia de Jennie"? ¿Era la Yeonwoo que conocía? Su mente era un lío en ese momento. Miró a Jisoo salir de su habitación, donde estaban Lisa y Rosé. Su cara lo decía todo, no era necesario decirlo.

— ¿Como está ella? — Preguntó a la peli-morada. Jisoo se dirigió a la cocina donde tomó una bolsa de té y después agua hirviendo.

— Podría estar mejor. Lloro hasta quedarse dormida. No nos quiere dejar ver su cuerpo, pero no se puede mover mucho así que es de suponerse que tenga algún tipo de herida, aunque se niega a ir al hospital.

Jungkook apretó los puños. ¿Como había permitido que su mejor amiga pasara por eso?

— Es mi culpa.

— No lo es, es de Kai. El siempre ha tenido un mal temperamento, está demente. Es mi primo y lo conozco, quizá por eso lo odio tanto. — Jisoo se encogió de hombros. — Lisa es fuerte, estará bien. Mientras tanto, nos debemos asegurar que Kai no se le vuelva a acercar.

— Yo me aseguraré de eso. Cuando lo encuentre quedará tan irreconocible que tendrá que cambiar la foto de su identificación.

(...)

¿Como no desearte? {Jenlisa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora