Capitulo 24. Peligro

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Lalisa M.

— De este lado tiene dos habitaciones, pensaba que una de ellas podía ser para ustedes y la otra guardada por si algo. — Tuvo el atrevimiento de decir la señora Kim

— Lo mismo pensaba yo. Podrían ser incluso dos por si algo si se ponen las manos a la obra. — Bromeó ahora mi padre y contuve las ganas de gritarle unas cuantas verdades — La habitación está diseñada para dos personas, quizás cuando sean pequeños soporten compartir una habitación. Cuando crezcan y ya no no se soporten, se mudarán a otro lugar.

— Aún no tenemos nada seguro, Marcos. Deja de asustar a Lalisa. — Mi madre dijo por fin algo con sentido, pero cierta preocupación me invadió cuando vi a él padre de Kai y el compartir miradas cómplices.

— Veo que se han tomado la libertad de traer mis cosas hasta aquí — Señale al ver el enorme armario, lleno de todas mis prendas de vestir y accesorios.

— Tus autos también están en el aparcamiento. Deje dos más a tu nombre, uno más elegante y el siguiente más familiar, para cuando así sea necesario.

La palabra familia en este momento no me inspiraba más que arcadas, enserio esperaba poder salir de esto pronto y sin un embarazo de por medio. Pero al ver a mis padres así de emocionados solo podía pensar que de esta sólo salía de dos formas: Asesinada o enferma.

Tome un suspiro profundo y sentí la necesidad de salir corriendo, de llamar a Jungkook, a Rose o a Jennie para que vinieran a salvarme, y que me llevaran muy lejos en un lugar donde no pudieran encontrarme.

— ¿Te gusta la casa, cariño? — Preguntó mi madre poniendo una mano en mi hombro.

— Le encanto, suegra. Es simplemente ver la alegría en su rostro — Dijo Kai con un tono irónico tomándome posesivamente de la cintura.

— ¿Seguros? — Dijo mi madre tomando su bolso, y a mi no me quedaba más que asentir con la cabeza.

— Seguros — Respondió Kai por mi, y después de unas leves despedidas, todos se fueron dejándonos a solas.

Por instantes, lo único que se escuchó fueron sus respiraciones pesadas y el reloj de pared que marcaba las 6:16 pm. Me removí incomoda deshaciéndome de su abrazo, e intente ir a mi supuesta habitación para encerrarme allí hasta reunir las fuerzas mentales y físicas para salir del apartamento, pero eso no pasó, ya que puso su fuerte cuerpo impidiendo mi entrada a la bonita habitación matrimonial que pertenecía a ambos, y a la vez, no pertenecía a ninguno.

— ¿Tienes planes? — Preguntó con la voz ronca, e intente pasar por un lado fallando en mis intentos.

— Apártate de mi camino — Ordene con la voz más firme que tenía.

— No salgas hoy, tenemos que charlar de asuntos importantes. Ve a darte una ducha, y ponte algo ligero, no vaya a ser que luego tengamos problemas con mis dedos torpes. — Dijo con malicia tirándome dentro de la habitación.

Con las manos temblorosas, le escribí a Jungkook un mensaje corto pidiéndole su ayuda, y me bañe lo más rápido que pude por miedo a que Kai pudiera entrar mientras yo estaba en ese estado tan inofensivo.

Justo cuando salí, tome la pijama más abrigada que tenía como si fuera invierno, por miedo a cualquier cosa, como si un simple pedazo de tela pudiera detenerlo. Seque mis lágrimas de impotencia con la palma de mi mano, y lo hice ten fuerte, que sentí que borre la piel de mis mejillas.

De pronto, sentí tres toques suaves en la puerta, pero no abrí, sabía que era Kai, y que si abría, solo podía significar una cosa. Peligro.

amada mía, ¿Pretendes dejar sola a tu visita? — Dijo con ironía — Suficiente con la grata bienvenida que me he encargado personalmente que reciba.

Escuchada esa frase, salí del baño tan rápido como pude, y corrí hasta la sala. Todo estaba echo un desastre. Los jarrones costosos que había traído mi madre para decorar, habían acabado Estrella dos contra el suelo, los cuadros ni habían corrido una mejor suerte, pero sin dudas lo que más me dolió fue ver a mi mejor amigo tirado en medio de la sala, con la cara hinchada por los golpes.

— Déjame ayudarlo — Implore a Kai. Fue por el botiquín aún sin su "permiso", y ayude, con mi poca experiencia en medicina, a mi mejor amigo.

Esa noche, Jungkook no fue el único en recibir los resultados de la furia de Kai, luego fue mi turno. Destapó toda mi espalda, tomó uno de los cristales rotos del suelo, y aclarándome de debía agradecerle porque no me hacía lo que realmente merecía, comenzó a hacer líneas de distintos tamaños en mi espalda, algunos cortes más profundos o largos que otros, pero todos ardían como el mismísimo infierno.

— Este de aquí... — Hizo uno con rapidez, sin cuidado, rasgando desde mi hombro hasta la mitad de mi espalda — Es para que veas lo rápido que puedo causarte dolor con un mínimo esfuerzo. Este de aquí... — Trazó desde el principio de mi espalda, por toda la línea de mi columna, hacia el final una línea. Lo hizo tan lentamente, que sentí como la sangre se escapaba segundo a segundo. — Es para que comprendas lo lento que se te va a hacer el tiempo, si sigues haciendo que me ponga en tu contra.

Alguien sálveme.

¿Como no desearte? {Jenlisa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora