Capítulo 21 Libertad.

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Tardamos toda la noche en salir. Subimos por unas escaleras que nos conducían hacia afuera. Por encima de los árboles del bosque en el que nos encontrábamos, vimos todo el humo que venía del pueblo. Tardamos unos minutos en acostumbrarnos al resplandor del sol y comenzamos a sentirnos al fin libres. La brisa dejándonos la piel de gallina y el sonido de la naturaleza nos resultó muy agradable aquella vez.

Algunos de nosotros, decidieron marcharse por su cuenta y varios de los supervivientes del pueblo que lograron sobrevivir a la catástrofe, se reunieron con nosotros al ver el humo que salía de la hoguera que hicimos después de cazar un par de ardillas, pájaros y conejos. Éramos quince supervivientes que contaban con tres niños, una débil anciana y un hombre gruñón y caprichoso que no dejaba de mirarnos de uno en uno a todos.

Cuando al fin nos sentíamos libres y tranquilos, comenzamos a escuchar movimiento de algo al rededor nuestro. Nos dimos cuenta de que aquello que nos acechaba, estaba literalmente por encima de nosotros. Miramos hacia arriba y vimos a un grupo de hombres con ropa de camuflaje apuntándonos con arcos de madera y flechas puntiagudas. Todos nos agachamos al mismo tiempo, cumpliendo las órdenes del hombre que nos sacó del pueblo.

Una voz entre los árboles, nos ordenó tiar al suelo todas las armas que tuviéramos encima, aunque nadie iba armado excepto el que parecía iniciar otro pequeño campamento, y el otro hombre que iba tras él todo el tiempo. Al no hacer movimiento alguno ni para dejar un arma en el suelo, uno de ellos, le disparó en la pierna al hombre gruñón, lo cual era un gran problema, ya que él era el que mejor se las podría apañar solo en un apocalipsis zombie, y servía de más ayuda que el propio chico que mandaba en nosotros.

Todos comenzaron a alterarse y cundió el pánico. Después de reconocer los rostros de aquellas personas, dimos con que eran algunos de los que trabajaban para el gobernador. Bajaron de inmediato mientras todo se desmoronaba y salían corriendo y comenzaron a llevarse a varios de nosotros subiéndolos con ellos enganchados en cuerdas a los árboles. Entre ellos, atraparon al abusón de Dylan. Matt empezó a alterarse por la razón de la que Dylan, era su hermano mayor y por eso, sobrevivieron juntos después de haber perdido a su madre l.acual era la única familia que les quedaban. Al comprenderlo todo, me sentí fatal por todo.

Mientras los inoportunos de los trabajadores del gobernador desaparecían entre los árboles, el chico que estaba entre nosotros que llevaba un arma, tras desperdiciar varios disparos, consiguió darle a una de las cuerdas que sostenían a los sirvientes del gobernador. Después de caer al suelo, lo llevamos con nosotros bajo las alcantarillas, para escondernos de los caminantes que se acercaban al escuchar el alboroto que provocamos todos.

El hombre que mandaba sobre nosotros, se hacía llamar Jeff pero todos sabíamos que ocultaba su verdadera identidad. Por una parte, él y su amigo, torturaban al hombre capturado hasta sonsacarle todo lo posible para después usarlo como rehén y por otra parte, Ray y yo nos disculpamos todo lo posible con Matt y de seguido, les dejé a solas. Amanda y mamá, iban repartiendo agua entre todos ya que eran las únicas que no se habían alterado aparte de mí, de Ray, del gruñón al cual también se habían llevado, Jeff y su amigo Esteve.

La débil anciana, terminó todo el agua que nos quedaba dejándonos a mí, a Matt, a Ray, a Max y al padre de los niños sin beber agua. Cuando al fin terminaron de sonsacarle todo lo posible al hombre capturado, me dirigí a Ray y a Matt para decirles que nos teníamos que ir. Me asomé por la esquina, y les vi besándose a escondidas. Me sintió peor los celos que recorrían por todo mi cuerpo, que el hecho de haberles cortado el rollo pero lo que no podía creerme, era que yo estuviera celoso de un homosexual. Max me lo notó. el chico ya me llegaba a la barbilla. Ha crecido tan rápido que podría decirse que llevamos años de supervivencia en el fin del mundo. Empecé a comerme la cabeza con lo ocurrido y salimos hacia afuera dejando de lado lo ocurrido.

Se encargaron con los primeros zombies que vimos después de escapar del pueblo y con ellos, usamos la técnica del camuflaje que se planteaba en el vídeo del gobernador. Nos pusimos encima los rostros de los zombies, nos cubrimos la ropa con sangre y comenzamos a caminar como ellos, usando como rehén al chico capturado que nos llevaba hacia el gobernador y sus compañeros. Todo salía perfectamente hasta que vimos que nos tendieron una trampa y que nos rodearon. Nos pusieron a todos en fila de rodillas y comenzaron a preguntarnos los nombres y las edades. Haciéndome el interesante, respondí que me llamo Luke y que desconozco de mi edad. El resto respondió lo mismo. Nadie sabía cuál era su edad.

Arrodillaron junto a nosotros a todos los supervivientes que se llevaron con ellos poniendo, a Dylan a mi lado. Él se intentó disculpar por vigésima vez con Ray y esta vez, él le escuchó y le perdonó dejando claro que hablarían en su momento. El gobernador se acercó y le dió un puñetazo a Ray y otro a Dylan. Amanda, le empezó a gritar al gobernador sin levantarse, ya que teníamos a un par de hombres armados apuntándonos por detrás. El gobernador, la agarró por los pelos levantándola, la empujó tirándola al suelo frente a su hijo, y la obligó a disculparse por él y por Dylan. Los niños comenzaron a llorar y el viejo, hizo lo mismo con el padre.

Después de jugar con nosotros, nos ataron a todos a los árboles y el gobernador se fue después de disparar tres veces hacia arriba. A lo lejos, escuchamos a varios caminantes dirigirse hacia nosotros. Calculamos que tardarían una hora, quizás dos en llegar hasta nosotros sin desviarse pero faltaba media hora para que comenzara a anochecer y nos dimos cuenta de que no teníamos nada que hacer a menos que alguno de nosotros consiguiera desatarse.

La mayoría se dieron por perdidos, incluyendo a mamá, a Amanda, Jeff y Esteve. Mientras que yo comenzaba a desesperarme también, vi esperanza en los rostros del gruñón y la anciana mientras que se miraban entre ellos con una sonrisa en sus rostros.

Extinción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora