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Me desperté con un dolor de cabeza increíble, no podía casi ni abrir los ojos. Me los froté con las manos, y descubrí que me hallaba en la cama del Rubius. Y... Yo iba en paños menores y estaba sudada... ¿Acababa de tener un... Sueño húmedo? Suspiré. Definitivamente, todo fue producto de mi imaginación. O al menos, eso quería creer. Intenté levantarme de esa cama tan cómoda y suave, aunque fue díficil, ya que por la sudor era complicado despegarse. Las sábanas olían a él... Dios, olían tan bien. Me dirigí al salón, en el cual el chico que yo amaba estaba durmiendo en su sofá rojo de seda, junto a sus gatas Hachi y Raspberry. Cuando me fijé más, vi que él tenía el pecho al descubierto, con su camiseta arrugada al lado, abrazado a ella. Decidí no despertarlo, al menos, no por ahora. A parte de que se veía tan... Sexy. Tenía el pelo despeinado, caído hacia abajo debido a que en ese momento no llevaba gomina. Fui a la cocina, porque las tripas no dejaban de rugirme con ferocidad. No conocía esa casa, era la primera vez que yo "profundizaba" su hogar. Busqué una taza en la que poder poner el café que me iba a preparar, pero al parecer hice demasiado ruido, porque Rubén estaba apoyado en la pared de la cocina, al lado de la puerta.
-Hey, Cel. ¿Qué estás haciendo?- Me giré inmediatamente y de forma brusca, sonrojada y avergonzada.
-E-Eso mismo debería preguntarte yo a ti, ¿No crees?
-Me has despertado, hacías demasiado ruido.- Se rió entre dientes.
-Hum.- Me puse de brazos cruzados, aparentando estar enfadada. Él volvió a reirse.- Simplemente estaba buscando una taza para hacer mi desayuno, pero no las encuentro.
-_____. Si necesitas algo, solamente tienes que decirmelo.- Entonces, el se puso de puntillas (aunque es MUY ALTO) y me tendió una taza. Ya podía yo buscar las tazas, si están en lo más alto es IMPOSIBLE para mí. Soy demasiado bajita, o al menos, comparada con él. Para que os hagáis una idea, Rubius debe medir 1,85 cm más o menos, y yo mido 1,58. Flipa.
-Gracias...- Fue lo único que pude llegar a decir. Cada vez que el pronunciaba mi nombre, me daba un brinco el corazón. Pero, cuando volví de mi mundo de fantasía y unicornios, me di cuenta de que... YO SOLO LLEVABA UNA CAMISETA Y ROPA INTERIOR, Y ÉL ESTABA MIRÁNDOME.
-Bueno, voy a ducharme. Si lo que quieres es desayunar café, en el primer armarito de la izquierda está el azúcar y la máquina de Nescafé, y en la nevera la leche.- Y se fue hacia el baño. Suspiré ruidosamente, relajando mi pulso y mis hombros.
Preparé el café y desayuné en soledad y en silencio. Sólo se podía escuchar la televisión encendida, pero de repente escuché que Rubius me estaba llamando.-¡Celeste! ¿Puedes venir un momento?- Me dirigí hasta él. Parecía nervioso. Tenía los cabellos mojados, y creo que llevaba la toalla puesta en la cintura (Tampoco me fijo mucho en esas cosas, ¿Sabes?)- El caso es que me he dejado la ropa encima de la cama... ¿Podrías traérmela, por favor?- Estaba un poco sonrojado, aunque lo entendí, ya que yo también estaría avergonzada si me hubiera dejado mi ropa y le tuviera que pedir a alguien que conozco de muy poco tiempo que me la trajera.
-Claro, ahora vengo.- Cogí la ropa de su habitación y se la llevé, sin mirar adentro.
-Gracias.- Cogió la ropa y cerró la puerta. Yo me fui al cuarto para poder cambiarme, y cuando me puse la ropa de la noche anterior (no tenía más ropa que esa, lo único que había en esa casa era la ropa del Rubius, la cual a mi me iba demasiado grande.) noté un asqueroso aroma a alcohol... Quizás era por eso que no recordaba nada de lo que habia pasado, pero eso no era nada común en mi, yo nunca bebía... Pero bueno. "Ya le preguntaré a él", pensé. Intenté arreglarme un poco el pelo, aunque no sirvió de mucho, ya que no tenía ningun cepillo con el que poder peinarme.
Volví al comedor, y me senté en el sillón. Las gatas estaban siendo muy mimosas conmigo ese día, no entiendo por qué. Habrían pasado unos 30 minutos, y Rubén no salía de la ducha. Empecé a pensar que se había ahogado en la bañera.
De repente, sonó el timbre de la puerta principal. Yo seguía con unas pintas horribles (sobretodo por mi pelo) y apestando a alcohol. Como Rubius no salía del baño, abrí yo.
Vi a una chica muy guapa, alta, con las piernas esbeltas y largas. Su pelo era rojo brillante, le favorecía muchísimo. Llevaba una camiseta de gatitos, unos jeans cortos y unas Converse. Me pareció haberla visto antes, pero no sabía dónde. A ella le sorprendió mi presencia, supongo que no se esperaba que le abriera una mujer.
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La criaturita y su mundo [Elrubius y tú] {EDITANDO}
Fanfiction_____ Cortés, una chica de 18 años que vive en España y sufre de bullying día a día, esta harta de que se burlen de ella, pero no puede hacer nada por evitarlo. Sus padres saben lo de su bullying, por lo que deciden que en Menorca no podrá vivir nun...