AkaFuri en múltiples tonos.

Sueño recurrente

Dedicado a @aiakafuri por su cumpleaños, fue hace rato pero se lo debía nunU

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Hace poco tuvo aquel sueño otra vez, Furihata soñaba que había tenido hijos, pero no semi humanos como él, sino que eran 5 pequeños gatitos. Que estaban en su cama y jugaba con ellos, pero ¿De dónde habrían salido aquellos pequeños seres maulladores? Le recordaban a cierta persona, sobre todo por aquellos ojos.

Unos ojos que jamás podría olvidar.

Despertó tirado en el suelo, al parecer se había movido demasiado en la cama, se levantó sobándose el pequeño chichón que tenía en la cabeza. No era la mejor manera de despertar si era con dolor. Suspiro y miro la hora, quedaban dos minutos para que sonara la alarma la cual apagó y se fue a preparar para salir a trabajar.

Su jornada fue larga y aburrida como siempre, a lo más se enteró que la chica que aparentemente le coqueteaba de la empresa de al lado se había comprometido con alguien. Suspiró, a estas alturas no le importaba demasiado tener pareja, no era un adolescente con las hormonas alteradas.

Aunque si era un hibrido con orejas y cola de conejo, otros eran parte de otros animales, los conejos eran raros y bastante escasos puesto que se consideraba un hibrido de raza débil y sus genes generalmente no se daban en sus crías.

Termino el último informe que le habían dado y como siempre por fin ya al final casi de su trayecto a casa en tren por fin pudo desarreglarse un poco, cuando bajo y estaba cerca de su casa fue tomado del hombro sorpresivamente haciendo que se sobresaltase. Se giro y se asustó tanto ante la mirada que le daban que se desmayó rápidamente.

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Al abrir los ojos no estaba muy seguro en donde estaba, pero estaba seguro que no era su casa, no olía a su casa y la luz que entraba no era generalmente donde tenía la ventana de su casa. Vio el techo que parecía bastante alto y elegante para luego enderezarse también la cama era muy costosa y elegante por lo que podía notar. Se fijó si es que había alguna persona cerca, al menos no de momento hasta que apareció y desapareció fugazmente una criada llamando a unas personas que pronto aparecieron ante él.

Eran una pareja; La mirada del hombre parecía muy intimidante mientras la de la mujer era cálida y amable. Ambos eran de raza carnívora, seguramente pumas o leones. Furihata estaba algo asustado, pero no dejaría que esas personas por ser de alto estatus lo devoraran, sin embargo, estos hicieron una reverencia y se presentaron eran Masaomi y Shiori sus nombres respectivamente.

Kōki trató de presentarse, pero la mujer alzo la mano como haciéndole notar que ya conocía su nombre.

―Lamento si mi esposo te ha asustado antes Furihata-san, pero tenemos unas preguntas que hacerte y una petición también.

Shiori...―El hombre le hizo un gesto de advertencia, pero la mujer le dirigió una mirada que le hizo callar. Era una felina dominante sobre su familia.

Furihata no comprendía ¿Una petición a él? Con tal que no fuera una de esas extrañas peticiones de los ricos como ser la mascota sexual de la pareja a cambio de una vida cómoda, la verdad no le interesaba hacer algo así, prefería trabajar y la verdad no por ser un conejo era un promiscuo o algo parecido.

― ¿Puedo saber porque me conocen? ¿Y que necesitan de mí? ...―Busco con la mirada la forma de salir de allí de manera sigilosa.

―Averiguamos de ti porque te necesitamos Furihata-san―La mujer de cabello rojo como el fuego miro cariñosamente a Furi de manera casi maternal― Es complicado porque tal vez es demasiado pedir para ti, pero quiero que seas de mi hijo Seijūrō.

Furihata abrió mucho los ojos, pero antes de que pensara en la idea de ser mascota de una persona que no conoce la mujer se explicó.

―Mi hijo a estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo, pero no ha querido expresarlo por miedo a que tu huyas cuando se confiese ya que como ves somos una familia de leones y los herbívoros nos suelen tener miedo. Seguramente tú también, pero créeme mi hijo te ama honestamente y a mí me daría mucha ternura si nos llegaras a dar nietos conejitos. Te daré lo que sea para que aceptes ser su novio o al menos salir con él.

Masaomi gruño al escuchar que su esposa le ofrecía dinero a Furihata, pero Shiori de nuevo le miro firmemente haciéndole ver que quien llevaba el mando en esa relación era ella.

― ¡Pero si ni siquiera conozco a esa persona! ―Explotó un poco incómodo. Ahora sería el novio de alguien que había estado acosándolo cuando no se ha dado cuenta por presión de unos leones. Maravilloso. Quizás quien sería ese demente enfermo.

―Claro que lo conoces. ―Le entrego una fotografía a Furi―Si no mal recuerdo fue a una fiesta juntos.

Kōki sujeto la foto incrédulo. Era Akashi Seijūrō el CEO de Akashi corp., la empresa vecina de la suya. Claro que lo conocía, pero no solo por saber que era una persona de alto estatus sino porque era amigo de uno de sus amigos cercanos Kuroko Tetsuya. Akashi y él se habían visto en una fiesta de cumpleaños de este mismo. Aquella vez pensó que era culpa del alcohol, pero le parecía que Seijūrō le había coqueteado y aunque el aún estaba bastante sobrio accedió a acostarse con él después de la fiesta. Como olvidar aquella noche, Furihata no era virgen y había tenido sexo bastantes veces, pero esa vez fue el mejor sexo que había tenido en su vida.

También después cuando despertó decidido irse antes que Akashi despertara, ya estaba seguro que seria una noche de sexo por una noche solamente. No era algo raro y ya era suficientemente adulto para entenderlo.

Sin embargo la idea de que Akashi estuviese detrás de él cuando la verdad era él quien estaba interesado en Akashi y lo miraba de lejos pero sabía que no sería correspondido por lo que eran y por lo inalcanzable que se veía, era casi una ironía de la vida.

Sabia que era una oportunidad, pero al mismo tiempo estaba asustado puesto que tal vez al ser impuesto por la familia Akashi este se enojara con él.

―D-de acuerdo, pero no quiero nada a cambio, solo quiero conocer más de él.

La mujer hizo un sonidito de júbilo, parecía ya saber la respuesta antes de que Furi se la dijera. Tal vez era intuición femenina.

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Shiori orgullosa de su trabajo fue con Masaomi al cuarto de su hijo llevando a Furihata con ellos luego de ponerse de acuerdo al día siguiente. Abrió la puerta y entre la leona y el león taparon disimuladamente a Kōki para que no lo viera a la primera.


―¡¡Feliz cumpleaños hijo!! Joyeaux anniversarie mon petit lion! ―Shiori siendo media francesa era la más entusiasmada en saludar a su hijo.

El joven recién se había levantado, era bastante temprano y sus padres sabían que salía a correr temprano en la mañana.

―Gracias. No pensé que vendrían tan temprano a saludarme.

―Queríamos darte tu regalo de este día tan especial para que lo disfrutes todo lo que puedas.
Shiori le hace un gesto a su hijo para que se acerque y así los leones se separan mostrando a Kōki a quien Shiori deja enfrente de su hijo con una sonrisa antes de irse por la puerta con una sonrisa dejándolos solos.

Ambos se miraron, ambos estaban bastante rojos en sus mejillas.

―Fe-feliz cumpleaños A-Akashi-san. ―Se sentía tímido y le diera un molesto tartamudeo que le hizo enojar así mismo, pero la timidez era en parte porque era un regalo ambulante y porque lo vistieron completamente de rojo y le pusieron un moño de un rojo oscuro enorme aún más intenso.

―Furihata-kun, lamento si mis padres te obligaron a hacer esto...no tienes que hacerlo y si necesitas dinero puedo darte lo que quieras. ―Parpadeo un poco rojo. ―Aunque si mis padres te lo dijeron seguramente ya sabes lo que siento.

Furihata asintió con una sonrisa tímida con el corazón latiéndole intenso. Meneaba su enorme moño de cumpleaños de color rojo que era más grande que su cabeza y que incomodaba un poco en sus orejas de conejito, idea de la madre de Akashi.

―Yo accedí, pero no por el dinero o la presión de tus padres, aunque no lo creas. Yo siento lo mismo por ti Akashi-san.

Seijūrō bastante directo lo tomo del mentón y le dio un beso que el conejo correspondió. Ambos se sentaron en la cama dándose besos cada uno más cariñoso que el otro.

Pensé que no te gustaba, como huiste después que hicimos el amor. ―Dijo encima de sus labios.

―Lo siento... pensé que era solo algo de una noche―Se miro los dedos de manera infantil―Debes tener muchos que deseen y quieran ser tu pareja. ―Lo abrazó atrayéndolo más hacia él.

―Yo solo te quería a ti, incluso Tetsuya lo sabía... ¿Nunca te lo dijo?

Kōki negó, aunque tenia fuertes sospechas que Kuroko estuvo enamorado de Akashi un tiempo, así que tampoco quería entrometerse entre ellos que se veían tan cercanos.

Empezó a sentir un poco de calor en el cuerpo después de tantos besos. No quería parar, quería seguir sintiendo ese calor tan delicioso. Era demasiado adictivo y sabía que sus instintos iban a traicionarlo, pero en verdad los besos apasionados eran algo que no podía dejar de hacer, eran besos llenos de sentimiento. Pronto sintió que su pene y el pene del león estaban algo duros y que habían empezado a frotarlos encima de su ropa.

―Sei, paremos...―Dijo entre besos, aunque su colita esponjosa estaba media ladeada como señal de que prácticamente una insinuación a ser cogido fieramente por el pelirrojo y eso que aún estaban con ropa.

La verdad la idea de coger no le molestaba. Sin embargo, quería saber más de Akashi.

― ¿Realmente quieres que sea tu pareja? Digo, no quiero que te arrepientas después de la elección que has tomado.

Akashi rio ligeramente y tomo suavemente su mano.

―Llevo mucho tiempo observándote, tal vez sea un poco insano, pero tus acciones cuando te veía desde lejos me hacían pensar que eras un buen chico, a veces Tetsuya hablaba de ti como un pilar del cual los demás logran animarse, era admirable tu forma de ser. Además de eso te preocupas de los animales y tratas de darles un hogar digno...

Furi parpadeo aunque le hizo sentir algo inquieto que le observara si se había sentido feliz al escuchar que Akashi le gustaba como era.

Fue tomado de la mano suavemente y Akashi le mostró una parte de la habitación (Enorme para variar de alguien tan millonario) que no había notado, en donde habían una gata y unos gatitos pequeños que se le hacían conocidos bien cómodos en una camita de gatos bastante lujosa con rojo y dorado. Kōki entonces recordó algo y miro al de ojos rojos.

― ¡¿Tu fuiste al que le entregué la caja con Irina?! Recuerdo que ese día me dijeron que no podía tener gatos en el departamento donde tenía a mi gatita Irina que estaba embarazada y tenía tanta pena que ni me fije a quien se los entregue solo pensé que mientras escuchara un "si" a que me la podía cuidar a ella y a sus gatitos salí corriendo porque me partía el corazón despedirme de ella...

Akashi asintió

―Estabas llorando y yo estaba algo apurado pues quería trotar un poco y justo se había puesto a llover cuando apareciste tu con la gatita en su caja casi sin mostrarme tu rostro. En un momento me iba a negar, pero sonabas tan desesperado que la tome, luego de eso me encariñe con ella y sus pequeños.

La gata Irina, una hermosa gatita blanca con manchitas color café hizo un sonido como entre maullido y ronroneo como sabiendo que hablan de ella mirando a Akashi y a Furi quien este último estaba contento de ver a su gata y a sus bebés siendo bien cuidados.

Kōki acaricio la cabeza de Irina y un poco a los pequeños gatitos, eran adorables como los recordaba.

―Haces mucho por mi Sei.

―Te equivocas, yo no e hecho nada, eres tu solo quien a logrado cautivarme. Quisiera tenerte para siempre conmigo Kōki.

El calor volvió al cuerpo del conejo cuando el león le abrazó más cuando este toco su colita esponjosa que lo hizo reaccionar al instante. No sabia si era por causa del mismo Akashi o simplemente eran sus hormonas, pero se sentía en celo.

Busco los labios del león de manera hambrienta de pronto mientras pegaba su trasero a la virilidad caliente que crecía con el roce que hacia el mismo Furihata se sentía bien a través de la ropa, podía sentir la dureza de aquel pene, calentando su cuerpo y haciendo que suelte sin evitarlo feromonas.

Es tomado en brazos y puesto en cuatro en la cama aun sin desvestirse ninguno de los dos, aun rozándose descaradamente. Era muy pervertido como su colita esponjosa se levantaba de la calentura exigiendo más. Akashi le bajo los pantalones y empezó a lamer aquel agujero que había empezado a lubricar bastante y que temblaba con aquella húmeda y caliente lengua que exploraba su región intima, que se introducía simulando embestidas y que le hacía gemir desesperado por sentir algo más caliente.

―Por...favooorrr, Sei, dame...quiero hacerlo―Jadeo ruidoso moviendo el trasero.

El león metió un dedo mientras acariciaba la suave y sensible piel del perineo esperando a que Furi lubricara solo un poco más, luego saco su dedo y lo reemplazo con el grueso glande de su miembro que entro sin problemas haciendo que Kōki hiciera un sonido de impresión, no lo recordaba tan enorme y una vez Seijūrō se hundió completamente en su interior soltó un sonido extremadamente erótico.

El león hizo unos vaivenes profundos al cuerpo del conejo quien se dejaba llevar por el movimiento acoplándose con facilidad para que ambos sintieran el mayor placer en ese momento. Era una deliciosa experiencia, sus corazones agitados latían al mismo ritmo mientras el placer de las estocadas firmes les hacia sentir en los cielos.

Era una fricción exquisita, era como si los cuerpos de ambos estuviesen conectados, Furi gemía alto cada vez que los testículos de Akashi chocaban contra sus redondas y suaves nalgas, le gustaba bien profundo y a veces un poco rudo. Ambos estaban en el éxtasis supremo cuando acabaron de manera explosiva y abundante.

―Cásate conmigo Kōki...―El conejito movió las orejas un poco, no sabía si era el éxtasis del intenso orgasmo o había escuchado al pelirrojo que se casara con él, asintió pensando que estaba dormido, hasta que se durmió con Akashi de verdad.

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Al abrir los ojos Kōki fue despertado con una cosita esponjosa: Era uno de los gatitos de la gata Irina que estaba en la cama con una de sus patitas en la nariz, lo acaricio y se dio cuenta al tratar de ver a Akashi que estaban todos los gatitos en la cama jugando. Seijūrō acerco a Furi a su lado y lo beso dulcemente.

Esto se parecía mucho a su sueño recurrente, pero mucho más hermoso.