Aaron estaba viendo mi mural de fotos.
¿como carrizo entro el aquí?
—¿Que haces aquí, como entraste?—le pregunto pero el sigue sin despegar su vista del mural.
—Estoy viendo esto, y entre por la ventana, deberías acostumbrarte a cerrarla al salir de casa—dice y ésta vez si voltea a mi dirección.
—No me he acostumbrado a cerrarla porque se supone que nadie se mete a mi cuarto sin mi permiso—digo y con eso consigo que se ría.
—Estas hermosa—dice con una sonrisa en su rostro. Yo bajo la vista hacia mi vestimenta y me quedo confundida. Solo llevo un Jean alto azul claro rasgado pero bonito con una camisa negro mate y mis botines negros que no pueden faltar—El negro se te ve muy bien—.
—Lo dices porque es el color que mas usas, ¿no?—le pregunto.
—No... Bueno tal vez si, pero es que si te das cuenta, el negro combina con todo—dice y se acerca a mi.
—Coincido contigo—sonrío pero no me aparta mediado que el se acerca a mi.
Mi cuerpo me ha traicionado mucho últimamente.
—Quiero mostrarte algo—dice en un leve murmullo.
—Muéstrame—digo.
—En realidad, hay que ir hasta allá—.
—Pues, vamos—y con eso hago que su sonrisa se ensanche.
Es muy lindo ver esta faceta de Aaron.
Vamos escaleras abajo, y salimos caminando hasta el carro de Aaron que no me había dado cuenta que estaba a unas casas más adelante. Entramos y él coloca música suave en el reproductor y nos sumergimos en la carretera. Siento la brisa en mi rostro y pienso confuso.
—¿Por que no trajiste la moto?—le pregunto.
—Porque a ti no te gusta subir a ella, y quiero que estés cómoda cuando estás conmigo—dice y puedo sentir como mis mejillas arden—¿Por que te ruborizas?—pregunta y yo me tapo la cara con las dos manos, pero el me aparta una de la cara.
—¿Por que te tapas? No lo hagas. Me gusta verte así, te hace ver más hermosa—mi corazón se acelera de una manera tan increíble que creo que se me saldrá del pecho. Aaron al ver que no reacciono voltea a mi y me toca la mano ligeramente.
—Anna... ¿estas bien?—me pregunta suave.
Respiro muy agitado pero consigo calmar mi respiración y vuelvo a la realidad.
—Estoy bien. Es solo... Que no me esperaba que dijeras algo tan lindo—digo y el sonríe.
—Mereces que te digan cosas lindas—.
No. Esto ya es mucho para mí. Ya morí. Aaron no debe de ser de este mundo.
Llegamos al lugar, era un bosque, estaba solo pero es muy lindo. Bajamos del carro y el me toma de la mano sintiendo una chispa electrizante, pero el parece no notarlo. Caminamos durante dos minutos más y llegamos a una linda cabaña y el suelta mi mano.
—Bienvenida a mi lugar favorito—dice sonriendo, sus ojos se ven brillantes. Veo cada detalle de la cabaña, es muy hermosa, tiene madera marrón oscuro, y está algo camuflajeada gracias a la madre naturaleza, tiene un camino de piedras para llegar hasta la puerta. Aaron toma mi mano de nuevo.
—Vamos—dice en un susurro y me jala hacia adentro. La cabaña por dentro es más hermosa aún, en la sala hay una alfombra color arena, junto con unos muebles del mismo color. Aaron camina hacia la fogata y la enciende, encima de esta hay un muro de piedras y está barnizada, en las paredes hay cuadros de paisajes, de lagos y de imágenes sin sentido, pintura abstracta. Hay luces tenues y eso hace que la cabaña se vea más hogareña.
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·•BICOLOR•· ✓
Novela JuvenilEl collar de Stella Bianchi fue robado; nadie vio, nadie escuchó, nadie supo quién fue a excepción de su hija, Gianna. Lo único que Gianna logró ver del ladrón fueron sus ojos bicolor, y no muchas personas tienen los ojos así. Portada hecha por @S...