Treasure (Drarry/Harco)

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𝓓𝓮𝓬𝓲𝓶𝓸 𝓬𝓾𝓪𝓻𝓽𝓸 𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸

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Crueldad

Pansy llegó a duras penas a un lugar seguro, Ron llegó justo a la par que Hermione y empezaron a correr dentro de Hogwarts para llamar a la directora.

Rodolphus se giró y notó como las personas a las cuales él le lanzaba hechizos ya habían abandonado el lugar, casi con una reacción infantil y fastidiado se giró para encarar de nuevo a los chicos.

–¿Ves? Ésto es tu culpa —apuntó a la salida con sus manos—. ¡Ahora tengo menos tiempo del que pensaba! Por un demonio, si Fallax no hubiera...

–¿Conoces a Damián? —preguntó Draco atónito y interrumpiendolo aún con la varita en las manos. Rodolphus asintió.

–Creo que ésto no es un buen lugar para conversar gracias a que, ¡alguien no respeta mis planes! —miró detrás de Draco y Damián se hizo el sordo apenado. Estaba atando a Harry con magia. Draco notó tal acción de reojo y se giró dispuesto a lo que sea.

–Damián, te doy tres segundos para que le quites esas cosas. —le dió la espalda a Rodolphus el cual se mantenía expectante—. Van dos segundos.

–No puedes estar hablando en serio, Draco. —la varita del rubio podría perfectamente estar echando chispas de los hechizos y hasta maldiciones oscuras que se sabía, las repasaba rapidamente por su cabeza mientras más sogas le aparecían en el cuerpo a Harry evitando que pudiera desatarse cuando despertara.

–¡Ay, tú noviecito tiene caracter, Draco! Yo lo he entrenado mucho más cuando salió de esta sucia escuela. —el mencionado hizo oídos sordos, seguía a paso lento acercandose a Damián.

–¡Draco, entiendeme! ¡Pasé tanto tiempo queriendo buscarte, te observé y la mayoría del tiempo lo que había en la mirada de Harry no era amor! —el Lestrange presente llevó una mano a su frente, cansado del drama juvenil que tenían aquellos dos.

–En poco tiempo vendrán aurores, ¿Vienes con nosotros, Draco? —intentó sonreír amable pero fue completamente ignorado por los otros dos chicos.

–¡Tú no sabes nada de él! —gritó Draco exasperado.

–Pero sé lo suficiente de ti para saber que no lo amas.. —susurró entre dientes el Ravenclaw.

–¡Me tienen harto! ¡Stupefy! —gritó Rodolphus apuntando a Draco con su varita.

Por el impacto cayó al suelo y su cabeza recibió un fuerte golpe que logró dejarlo inconciente.

***

McGonagall apenas se despertó molesta por los ruidos y gritos, salió y cuando vió los rostros aterrados de los chicos, no se hizo esperar.

Los aurores fueron llamados inmediatamente, Blaise veía desde la enfermería el vaivén de profesores con algunos alumnos traviesos que seguían a esas horas despiertos, algunos alumnos que habían escuchado las explosiones y no hicieron nada por miedo.

Al ver la cara de horror de su amiga gritó su nombre con todas sus fuerzas llamando su atención. Ella entró a la enfermería y cuando recobró el aire dijo unas palabras que le congelaron la sangre a Blaise.

–¡Rodolphus está aquí! ¡Rodolphus tiene a Draco!

Tembló en su lugar, sabía que ese hombre quería a Draco muerto, muy poco le importaba como diablos había entrado, solo le importaba el bienestar de su mejor amigo. Soltó un quejido al querer levantarse pero olvidó completamente todo rastro de dolor que hubo en su cuerpo y empezó a caminar a paso rapido fuera de la enfermería. Pansy le siguió el paso notando como los profesores y aurores que recién llegaban de uno en uno devolvían a otros estudiantes, Theodore fue uno de ellos.