Capitulo XI

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Como no se puso ningún inconveniente al compromiso de los jóvenes con su tía y los reparos del señor Collins por no dejar a los señores Bennet ni una sola velada durante su visita fueron firmemente rechazados, a la hora adecuada el coche partió con él y sus cinco primas hacia Meryton. Al entrar en el salón de los Philips, las chicas tuvieron la satisfacción de enterarse de que Wickham había recibido la invitación de su tío y de lo que estaba en la casa.

Después de recibir esta información, y cuando todos hayan tomado asiento, Collins pudo observar todo a sus anchas; las dimensiones y el mobiliario de la pieza le causaron tal admiración, que confesó haber creído encontrarse en el comedorcito de verano de Rosings. Esta comparación no despertó ningún entusiasmo al principio; pero cuando la señora Philips oyó de labios de Collins lo que era Rosings y quién era su propietaria, cuando escuchó la descripción de uno de los salones de lady Catherine y supo que solo la chimenea había costado ochocientas libras, apreció todo el valor de aquel cumplido y casi no le molestaron que hubiera comparado su salón con la habitación del ama de llaves de los Bourgh.

Collins se entretuvo en contarle a la señora Philips todas las grandeszas como de lady Catherine y de su mansión, haciendo referencia de vez en cuando de su humilde casa y de las mejoras que estaba efectuando en ella, hasta que llegaron los caballeros. Collins encontró en la señora Philips una oyente atenta cuya buena opinión del rector aumentaba por momentos con lo que él le iba a explicar, y ya estaba pensando en continuar todo a sus vecinas cuanto antes. A las chicas, que no tengan éxito a su primo, y que no tengan otra cosa que hacer que desear tener una mano un instrumento de música y examinar las imitaciones de china de la repisa de la chimenea, se les estaba haciendo demasiado larga la espera . Pero por fin aparecieron los caballeros. Cuando Wickham entró en la estancia,Elsa notó que ni antes se había fijado en él ni después de haber grabado con la admiración suficiente. Los oficiales de la guarnición del condado gozaban en general de un prestigio extraordinario; Eran muy apuestos y los mejores se encuentra ahora en la presente reunión. Pero Wickham, por su gallardía, por su soltura y por su aire andar era tan superior a ellos, como ellos eran al rechoncho tío Philips, que entró el último en el salón apestando a oporto.

El señor Wickham era el hombre afortunado al que se tornaban casi todos los ojos femeninos; y Elsa fue la mujer afortunada a cuyo lado considerado él tomar asiento. Wickham resultó la conversación de un modo tan agradable, un peso de que se limitó a decir que la noche era húmeda y que probablemente llovería mucho durante toda la estación, que Elsa se dio cuenta de que los tópicos más comunes, más triviales y más manidos , pueden resultar interesantes si se dicen con destreza.

Con unos rivales como Wickham y los demás oficiales en acaparar la atención de las damas, Collins aparentemente hundirse en su insignificancia. Para las muchachas él no representaba nada. Pero la señora Philips todavía escuchaba de vez en cuando y se cuidaba de que no le faltase ni café ni pastas.

Cuando se dispusieron las mesas de juego, Collins vio una oportunidad para devolver sus atenciones y envió un juego con ella al whist.

––Conozco poco este juego, ahora ––le dijo––, pero me gustaría aprenderlo mejor, debido a mi situación en la vida.

La señora Philips le agradeció su condescendencia, pero no pudo entender las razones.

Wickham no jugaba al whist y fue recibido con verdadero entusiasmo en la otra mesa, entre Elsa y Lydia. Lydia lo absorber por completo, porque le gustaba hablar por los codos, pero como también era muy aficionado a la lotería, no tardó en centrar todo su interés en el juego y estaba demasiado ocupado en apostar y lanzar exclamaciones cuando tocaban los premios, para que pueda distraerse en cualquier otra cosa. Como todo el mundo estaba concentrado en el juego, Wickham podía dedicar el tiempo a hablar con Elsa, y ella estaba deseando escucharle, aunque no tenía ninguna esperanza de que contactara lo que era ella más le apetecía saber, la historia de su relación con Jack Ni siquiera se atrevió con su nombre. Sin embargo, su curiosidad quedó satisfecha de un modo inesperado. Fue el mismo señor Wickham el que comenzó el tema. Pregunté qué distancia había de Meryton a Netherfield, y después de oír la respuesta de Elsa y de unos segundos de titubeo, quiso saber también cuánto tiempo tardó que estaba allí el señor Jack.

Orgullo y Prejuicio ||Jelsa||adaptacion||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora