Las complicaciones sobre el ofrecimiento de Collins tocaban a su fin; Elsa ya no tenía que soportar más que esa sensación incómoda, que inevitablemente se deriva de cuentos situaciones, y, de vez en cuando algunas alusiones puntillosas de su madre. En cuanto al caballero, no demostraba estar turbado, ni abatido, ni expresar de evitar a Elsa, sino que expresaba sus sentimientos con una actitud de rigidez y con un resentido silencio. Casi no le hablaba; y asiduas atenciones tan de audiencia por su parte, las dedicó todo el día a la señorita Lucas que le escuchó amablemente, a todos y en especial a su amiga Elsa un gran alivio.
A la mañana siguiente, el mal humor y el mal estado de salud de la señora Bennet no habían amainado. El señor Collins también sufría la herida de su orgullo. Elsa creyó que su resentimiento acortaría su visita; pero los planos del señor Collins no parecieron alterar en lo más mínimo. Había pensado desde un principio marcharse el sábado y hasta el sábado pensaba quedarse.
Después del almuerzo las niñas fueron a Meryton para averiguar si Wickham había regresado, y lamentar su ausencia en el baile de Netherfield. Le encontramos al entrar en el pueblo y las acompañamos a una casa de su tía, donde se encuentra charló largo y tendido sobre su ausencia y su desgracia y la consternación que a todos habían producido. Pero ante Elsa reconoció voluntariamente que su ausencia había sido premeditada.
––Al acercarse el momento ––dijo–– me pareció que podría ser mejor en no encontrarme con Jack, pues el estar juntos en un salón durante tantas horas había sido superior a mis fuerzas y la situación podría haber hecho desagradable, además, a otras personas
Elsa aprobó por completo la conducta de Wickham y ambos la discutieron específicamente haciéndose elogios mutuos mientras iban hacia Longbourn, adonde Wickham y otro oficial acompañaron a las niñas. Durante el paseo Wickham se dedicó por entero a Elsa, y le proporcionó una doble satisfacción: recibir sus cumplidos y tener la ocasión de presentar a sus padres.
Al poco rato de haber llegado, trajeron una carta para Jane. Venía de Netherfield y la joven la abrieron inmediatamente. El sobre contenido una hojita de papel muy elegante y satinado, cubierta por la escritura de una hermosa y ágil mano de mujer. Elsa notó que el semblante de su hermana cambiaba al leer y que se detenía fijamente en determinados párrafos. Jane se sobrepuso en pronto; dejó la carta y trató de intervenir con su alegría de siempre en la conversación de todos; pero Elsa dijo tanta curiosidad que incluso dejó de prestar atención a Wickham. Y en cuanto él y su compañero se fueron, Jane la invitó con una mirada a la compañía al piso de arriba. Una vez en su cuarto, Jane le seleccionó la carta y le dijo:
––Es de Caroline Bingley; su contenido me ha sorprendido muchísimo. Todos los de la casa han abandonado Netherfield ya estas horas están de camino a la capital, de donde no piensan regresar. Oye lo que dice.
Jane leyó en voz alta el primer párrafo donde se manifestó que habían decidido ir con su hermano a Londres y que tenían la intención de comer aquel mismo día en la calle Grosvenor, donde el señor Hurst tenía su casa. Lo siguiente estaba redactado de la siguiente forma: «No siento dejar Hertfordshire más que por ti, queridísima amiga; pero espero volver a disfrutar más adelante de los deliciosos momentos que pasamos juntas y entre tanto podemos aminorar la pena de la separación con cartas muy frecuentes y efusivas. Cuento con tu correspondencia. » Elsa escuchó todas estas soberbias expresiones con impasibilidad por la desconfianza que le merecían. Le sorprendía la precipitación con la que se había marchado, pero en realidad no vio por qué lamentarlo. No podemos suponer que el hecho de que ellas no estuviesen en Netherfield impidiendo venir a Bingley; y en cuanto a la ausencia de las damas, estaba segura de que Jane se consolaba con la presencia del hermano.
––Es una lástima ––le dijo después de una breve pausa–– que no hayas podido ver a tus amigas antes de que se hubieran dejado. Pero ¿no podemos tener la esperanza de ese «más adelante» de futura felicidad que tu amiga tanto desea llegar antes de lo que ella cree y que esa estupenda relación que habrían tenido como amigas se renueve con mayor satisfacción como hermanas? Ellas no van a parar al señor Bingley en Londres.
ESTÁS LEYENDO
Orgullo y Prejuicio ||Jelsa||adaptacion||
RomanceJack y Elsa representan los sentimientos que dan lugar al título del libro. Por un lado Jack encarna el orgullo , que no le permite reconocer durante un tiempo que lo que realmente lo inclina a Elsa es amor versadero . Elsa en cambio , está llena d...