––Elsa, querida, ¿por dónde has estado paseando. Ésta es la pregunta que Jane le dirigió a Elsa en cuanto estaban en su cuarto, y la que le hicieron todos los demás al sentarse a la mesa. Elsa respondió que estado vagando hasta donde acababa el camino que ella conocía. Al decir esto se sonrojó, pero ni esto ni nada despertó la menor sospecha sobre la verdad.
La velada pasó tranquilamente sin que ocurriese nada extraordinario. Los novios oficiales charlaron y rieron, y los no oficiales fueron callados. La felicidad de Jack nunca se desbordaba en regocijo; Elsa, agitada y confusa, sabía que era feliz más que sentirlo, pues además de su aturdimiento inmediato la inquietaban otras cosas. Preveía la que se armaría en la familia cuando supiesen lo que había ocurrido. Le constaba que Jack no gustaba a ninguno de los de su casa más que a Jane, e incluso temía que ni su fortuna ni su posición fuesen bastante para contentarles.
Por la noche abrió su corazón a Jane, y aunque Jane no era de natural desconfiada, no pudo creer lo que su hermana le decía:
––¡Estás bromeando, Elsa! ¡Eso no puede ser! ¡Tú, comprometida con Jack! No no; no me engañarás. Ya sé que es imposible.
––¡Pues sí que empieza mal el asunto! Sólo en ti confiaba, pero si tú no me crees, menos me van a creer los demás. Te estoy diciendo la pura verdad. Jack todavía me quiere y nos hemos comprometido.
Jane la miró dudando:
––Elsa, no es posible. ¡Pero si sé que no le puedes ni ver!
––No sabes nada de nada. Hemos de olvidar todo eso. Tal vez no siempre le haya querido como ahora; pero en estos casos una buena memoria es imperdonable. Ésta es la última vez que yo lo recuerdo.
Jane contemplaba a su hermana con asombro. Elsa volvió a afirmarle con la mayor seriedad que lo que decía era cierto.
––¡Cielo Santo! ¿Es posible? ¿De veras? Pero ahora ya te creo ––exclamó Jane––. ¡Querida Elsa! Te felicitaría, te felicito, pero ..., ¿estás segura, y perdona la pregunta, completamente segura de que serás dichosa con él?
––Sin duda alguna. Ya hemos convenido que seremos la pareja más venturosa de la tierra. ¿Estás contenta, Jane? ¿Te gustará tener a Jack por hermano?
––Mucho, muchísimo, es lo que más placer puede darnos a Bingley ya mí. Y tú, ¿le quieres realmente bastante? ¡Oh, Elsa! Haz cualquier cosa menos casarte sin amor. ¿Estás absolutamente segura de que sientes lo que debe sentirse?
––¡Oh, sí! Y te convencerás de que siento más de lo que debo cuando te lo haya contado todo.
––¿Qué quieres decir?
––Pues que he de confesarte que le quiero más que tú a Bingley. Temo que te disgustes.
––Hermana, querida, no estás hablando en serio. Dime una cosa que necesito saber al momento: ¿desde cuándo le quieres?
––Ese amor me ha ido viniendo tan gradualmente que apenas sé cuándo empezó; pero creo que data de la primera vez que vi sus hermosas posesiones de Pemberley.
Jane volvió a pedirle formalidad y Elsa habló entonces solemnemente afirmando que adoraba a Jack. Jane quedó convencida y se dio enteramente por satisfecha.
––Ahora sí soy feliz del todo ––dijo––, porque tú vas a serlo tanto como yo. Siempre he sentido gran estimación por Jack. Aunque no fuera más que por su amor por ti, ya le debería que querer; pero ahora que además de ser el amigo de Bingley será tu marido, sólo a Bingley ya ti querré más que a él. ¡Pero qué callada y reservada has estado conmigo! ¿Cómo no me hablaste de lo que pasó en Pemberley y en Lambton? Lo tuve que saber todo por otra persona y no por ti.
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Orgullo y Prejuicio ||Jelsa||adaptacion||
RomantiekJack y Elsa representan los sentimientos que dan lugar al título del libro. Por un lado Jack encarna el orgullo , que no le permite reconocer durante un tiempo que lo que realmente lo inclina a Elsa es amor versadero . Elsa en cambio , está llena d...