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Desde el pensamiento de Ben, Richie era un chico excelente en muchos sentidos. Lo que tenía de molesto e hiperactivo, lo tenía de buen amigo. Así que no comprendió el porqué de sus acciones. A Ben tampoco le hacía mucha gracia la idea de Sally porque parecía una clase de reemplazo de Beverly...pero no por eso la haría caer frente a toda la escuela.

-Richie, vi tu pie salir de la nada mientras ella caminaba cerca de ti -Hanscom lo había seguido desde la salida de la escuela hasta el kiosco. Richie compró unas papas fritas y masticaba mientras lo oía acusarlo.

-Ben, me encantaría seguir con esta charla, pero el deber me llama.

-Richie, en serio.

-En serio que me encantaría.

Richie se alejó de él y regresó a su casa. No era una sorpresa que Eddie se encontrara en la puerta tocando una y otra vez el timbre. Hacía casi 15 minutos que estaba ahí.

-Así que tú eres la sabandija que nos rompe el timbre.

Eddie dio un salto al ver a Richie detrás de él, acercándose para abrir.

-¿Acaso tus padres no están en casa?

-Sí, pero cuando oyen que estás detrás de la puerta se esconden para no abrirte.

Los chicos entraron a la casa y la soledad era notable. Richie comprobó que las llaves de sus papás no se encontraban en la mesa. En realidad no era nada extraño, a veces las peleas terminaban en ambos yéndose de la casa. Al menos ahora no estaba solo.
Eddie subió rápido las escaleras directo a la habitación de Richie.

-¡Aquí estás! Te extrañé.

Levantó al gatito como si fuese un bebé y lo acurrucó en sus brazos.
Tozier dejó la mochila en el suelo.

-Veo que le compraste las cosas necesarias para que se quede aquí. Al fin haces algo bueno, Rich -Eddie le sonrió y el pelinegro fingió mirar por la ventana para que no notara el rojo de sus mejillas.

-Pues no voy a dejar que se muera de hambre, sería muy complicado sacar el cuerpo y el olor quedaría en mi habitación por semanas.

Repuso Richie a la vez que iba a echarse a su cama.

-Yo creo que te encariñaste.

-Yo creo que eres un idiota.

-Yo creo que eres un idiota también, pero con corazón.

-Ay, por favor, ya cállate.

Eddie dejó al gato y le pellizcó las mejillas a Richie. Era la primera vez que pasaba y le gustó tanto que lo hizo una y otra vez.

-¡Ya quítate! -Richie intentaba cubrir su rostro.

-¡Obligame!

Eddie, que no podía parar de reír, se subió sobre él y empezó a revolver su cabello con agresividad. Richie también terminó por reírse. Estaba tan ocupado tratando de defenderse que ver a Eddie encima suyo cuando ya se habían calmado le hizo dar un respingo.

-E-Eddie -el pelinegro tragó saliva sin saber qué decir.

Kaspbrak estaba mirando una sola cosa: sus labios. Nunca había notado los bellos labios que Richie tenía y le daba miedo. ¿Por qué le gustaban tanto? ¿Por qué mierda se detenía a pensar en eso? No eran para nada como los labios de Sally, sin embargo, se atrevía a decir que le causaban más curiosidad.
El gato había comenzado a maullar desde hacía unos minutos, pero ninguno lo había escuchado hasta ahora.
Eddie se levanto y fue con él.

-¿Lo sacaste a que tome aire? -inquirió lanzándole una mirada a Richie, que seguía en la cama algo atónito.

-El aire no se toma, y no, no lo hice.

Forever Young ||REDDIE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora