Al día siguiente Eddie cumplió su promesa y fue a casa de Richie. Este lo arrastró hacia el interior.
-Richie, ¿quién es? - preguntó su madre, que se encontraba haciendo arreglos a unas prendas en la sala.
-Eddie, mamá. Y se quedará a cenar.
La señora Tozier hizo una mueca de disgusto.
-De acuerdo.
Kaspbrak rápidamente negó la cabeza a su amigo.
-¿Estás loco? Mamá no me dejará estar fuera de casa hasta tan tarde. Además...nunca he estado aquí tanto tiempo, ¿y si me da alergia algo?
-Hay que comprobarlo.
Richie lo tomó del brazo y lo llevó a su habitación. Al entrar, Eddie casi sufre un ataque. Ropa sucia en cada rincón, camisas arrugadas en una silla, cómics en el suelo, la cama deshecha. Parecía el escenario de un crimen.
-¿Qué? ¿No vas a moverte? -dijo Richie tirando unas zapatillas para hacer lugar en la cama.
Eddie se tapó la nariz.-Voy a morir a menos de que limpies todo esto.
-Vas a morir de todas formas, Eddie. No eres inmortal.
-¡Trae unos guantes, desinfectante y escoba! -Eddie estaba por perder la cordura- ¡Anda!
Le dio un empujón y no ordenó nada del desastre hasta tener puestos guantes de Maggie Tozier.
-Este lugar huele horrible -dijo Eddie dividiendo la ropa sucia de la limpia.
-Cualquier lugar huele así si tú estás en el. Oye, esa camisa está limpia.
-La usaste ayer. No seas asqueroso.
De todas formas la dejó en la bolsa de lavado. Richie finalmente se decidió a ayudarlo, aunque era interesante verlo barrer las migas de sándwiches del suelo. Trabajando juntos dejaron el lugar limpio antes de cenar. Eddie sonreía orgulloso.
-Sin mí tu habitación se habría convertido en un hongo.
-¿Un hongo como los que tiene la vagina de tu mamá?
-No eres para nada gracioso.
Eddie se agachó para dejar los zapatos de su amigo bajo la cama, cuando Went Tozier llamó a su hijo para que ayude a mamá a preparar la cena.
Richie se fue, dejándolo solo en su habitación.
Acomodó los zapatos en filas separas, para que cuando Richie los use no derribe el par de al lado. Pero algo le llamó la atención: una caja de madera que se encontraba allí. Eddie no se consideraba un fisgón, pero sí sentía curiosidad.
Abrió la caja y se encontró con unos dibujos. ¿Richie dibujaba?. Le parecía extraño que lo hubiera ocultado a sus amigos. Hasta donde él sabía, Richie solo se dedicaba a dibujar penes en la pizarra solo para fastidiar a los profesores, pero esos dibujos que ahora estaba viendo eran distintos. Mejores. Mucho mejores. Había uno de Los Barrens y otro de un hombre lobo. Siguió pasándolos, e incluso encontró un retrato de Beverly Marsh. Se veía exactamente igual que ella,
bonita. Sospechaba que a Richie le gustaba, y ver eso sólo lo hizo confirmarlo. Bev era linda, pero no era tan linda. No era para nada el tipo de chica de su amigo, o al menos eso era lo que Eddie creía. Otro dibujo se deslizó de sus manos. Lo tomo y los acomodó todos en donde estaban. La hoja superior, un poco más grande que las demás, mostraba a Eddie. Era como verse en un espejo, pero ¿porque Richie lo dibujaría a él?. No sabía qué sentir al respecto, pero sonrió un poco.-¡Ya baja, Eddie Spaghetti!
El niño volvió a la realidad deprisa y se sintió culpable por haber visto todo eso. Parecía un secreto solo de Richie. No lo habría admitido en voz alta, pero eso lo molestó. Eddie no tenía secretos, y no quería que Richie los tuviera.
Dejó la caja como la había encontrado y bajó a comer.
Los Tozier eran como cualquier otra familia, excepto por su hijo, que ni siquiera se callaba para comer. Richie notó que Eddie lo miraba de forma extraña, así que lo patió por debajo de la mesa, pero no obtuvo respuesta.
Ya estaba oscureciendo, así que Richie lo acompañó en el trayecto hacia su hogar.-¿Por qué me mirabas así mientras comía, Eds?
-¿Te gusta Beverly? - le preguntó sin más.
Tozier no esperaba eso, pero se encogió de hombros.
-A todos nos gusta -dijo sintiendo su corazón palpitar más rápido por la noche cayendo sobre ellos.
-Eso es basura, a mí no me gusta.
-¿Seguro? -Richie entrecerró los ojos.
-No...no me gusta nadie.
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Forever Young ||REDDIE||
Fanfiction"Rich..." Eddie lo miraba con atención. "¿Sí?" "Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿no?" Pero no podía contarle todo, no sobre eso. A pesar de que se moría por hacerlo