Forever Young ||REDDIE||

.31.

-¿Pueden parar?

Richie y Eddie detuvieron su ardiente beso para mirar a Stan. El judío los observaba con un poco de fastidio mientras se colocaba su gorra de baño en la cabeza.

-Vete a la mierda, Stan -rió Richie.

-Sí, jódete -siguió Eddie, imitando la risa del pelinegro.

Uris puso los ojos en blanco. Esa pareja de chicos era terrible y probablemente la razón principal de sus jaquecas.

-D-Dejen el a-a-amor para m-más tarde.

Ben los miraba con cariño. Era hermoso presenciar como dos personas que les había costado tanto finalmente estuvieran juntas, y todos sabían que Richie y Eddie más que nadie se merecían.

Mike puso un poco de música y movía la cabeza con ritmo. Ese día el sol había salido más temprano, envolviendo a Derry en un abrazo cálido. Hanlon adoraba esos últimos días primaverales y se le notaba en el rostro.

-¿Se enteraron que el padre de Beverly murió?

Todos giraron la cabeza por el comentario de Ben, sin saber qué decir por unos minutos.

-Qué gran forma de matar la pasión, Benny -dijo Richie, atrayendo a Eddie para que apoyara la cabeza en su pecho mientras estaban acostados en la hamaca.

-¿Beverly era la chica de su grupo, verdad? -preguntó Isabella.

Los perdedores siempre hablaban de ella, pues era imposible no hacerlo. La pelirroja era extrañada por todos. A veces se detenían a pensar en cosas que a ella le hubieran gustado ver o comentarios que haría en ciertas situaciones.

Los chicos asintieron.

-Beverly era genial... -Ben, sentado en un rincón, recordó la última vez que la vio e hizo un gran esfuerzo por no llorar.

Beverly. Su Beverly. No pasaba ni un día en que no pensara en ella.

Stanley automáticamente tomó la mano de Bill. Sabía que en un tiempo el tartaja y la pelirroja se habían gustado, y a pesar de que ya no era así, seguía algo inseguro.

Bill le sonrió con calidez y besó su mejilla.

-¿Qué estás haciendo, Isi? -preguntó Mike, echando un vistazo a la libreta que tenía la muchacha.

Isabella se corrió un mechón de pelo y levantó la vista hacia él. Le parecía extraño que no fuera a la escuela, pues daba la impresión de tener muchos conocimientos y ser bastante inteligente.

El morocho pudo ver su cara de consternación.

-Estoy ayudando a organizar el baile de fin de curso y ahora me toca elegir algunas canciones, pero por alguna razón no se me ocurren muchas.

-Oh, ¿yo puedo ayudar también? -sonrió Mike y se sentó a su lado-. Bueno...en realidad no sé si puedo ir, pero que al menos ustedes bailen con buenas canciones.

-Sí, aunque creo que debes pagar una entrada -dijo Isabella, pensativa.

-Quedaste fuera, sombra -rió Richie.

-¡Richie! -Eddie le golpeó el brazo con fuerza.

-No es un costo muy alto -se apresuró a decir Isabella-. Podemos poner un poco entre todos.

La chica sacó unos billetes algo arrugados de su bolsillo, pero Mike negó varias veces, alejándose.

Bill también sacó algo y Stan aportó unas monedas, aunque prometió traer más.