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-Richie...Richie...sé más suave conmigo, Richie...

Eddie seguía gimiendo su nombre una y otra vez, como si se tratara de una confesión y realmente lo necesitara. Lo único que sabía Richie era que ese momento, sin dudas, era el mejor de su vida. Lo besaba, lo tocaba. La piel de Eddie era suave y cálida, al igual que un osito que abrazas mucho tiempo, había pensado Richie. Eran adultos, pero a la vez también eran adolescentes, podían serlo todo. El ambiente se sentía demasiado ligero, a pesar de la pasión del momento.

-Eres tan lindo, Eds. De verdad eres hermoso -Richie acarició sus labios antes de besarlo y dar otra embestida-. Quiero estar así para siempre contigo.

Los jadeos de Eddie eran la perdición de Richie.

-Me tienes aquí -posó su mano sobre el pecho del pelinegro.

-¿Te tengo en mi pulmón?

-En tu corazón, idiota -Eddie rió un poco-. Oye, Richie, creo que se salió tu cosa.

-¿Qué?

Richie Tozier despertó abruptamente con esa pregunta en la mente. Eddie y él...
Un escalofrío le recorrió la espalda, pero uno bueno, como cuando tienes esa sensación de satisfacción después de hacer algo que querías desde hace mucho. Pero solo había sido un sueño.

-Puta mierda.

Pensó en eso mientras se vestía, desayunaba, limpiaba sus lentes, al ir a la escuela, incluso al afilar su lápiz en la clase de matemáticas. No era una novedad que Richie tuviera sueños sexuales, ya había tenido de esos con varias chicas y algunos chicos. Pero Eddie era un tema aparte. Si lo pensaba con seriedad, quizá era distinto porque no quería que fuera solo un sueño...

-Rich, creo que se salió -dijo Eddie, que pasaba junto la silla de él.

-¡¿Qué?!

Richie se volvió a verlo, sonrojado de repente.

-Tu lápiz...se salió del sacapuntas, no lo estás afilando.

-Ah...ya lo sé -se acomodó los lentes y evitó mirarlo.

-¿Si lo sabes por qué seguías haciéndolo?

-¡Pues mierda, Eddie, lo hago porque es mi segundo pasatiempo favorito, después de coger a tu madre!

Todos giraron la cabeza hacia ellos y comenzaron a reír, excepto por la profesora.

-¡Richard Tozier! ¡A la oficina del director!

El chico suspiró.

-Era solo una br...-pero la mujer negó dándole a entender que no quería escucharlo.
Richie se levantó y fue con el director, maldiciendo bajo.
Ben miraba a la puerta, pensando. Ya todos habían escuchado millones de bromas sobre la mamá de Eddie, pero esta vez Richie le pareció tenso. Casi siempre le era difícil poder hablarle seriamente, y por eso lo evitaba, pero eran amigos. Y los amigos se escuchan.
Después de un larguísimo sermón y más de una amenaza, Tozier salió impune de la escuela. Iba pateando una piedra con rabia. Todo fue a causa de ese maldito sueño.

-Hola, Rich -Ben se adelantó y le sonrió-. ¿Qué tal estás?

-Genial, el director me hizo masajes en los pies durante una hora.

Hanscom puso los ojos en blanco. A eso se refería. Era difícil seguirle el paso a alguien como él.

-Ya. Te veo algo raro, por eso pregunto. Sabes que puedes contarme lo que sea -dijo.

Richie se quedó callado y eso asustó a Ben todavía más. Tragó saliva.

-Richie...¿qué es lo que tienes?

-Adivina -dijo Richie.

-Pfff, no lo sé. ¿Problemas en casa?

-Tienes la imaginación de una ardilla.

-Solo dilo y prometo no decir ni preguntarte nada -juró Ben.

-Creo que tengo un pequeño enamoramiento, eso es todo.




Forever Young ||REDDIE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora