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Richie se miraba en el espejo con algo de orgullo, y rió como tonto al hacerle un guiño a su propia imagen.
Había crecido demasiado en esos últimos meses, tanto que ya pasaba a Bill. A pesar de que no tenía grandes músculos ni una apariencia convencionalmente atractiva, pudo ganar respeto entre los chicos y chicas de la escuela de Derry. Pues había desarrollado una clase de encanto natural que hechizaba a cualquier persona. Eso le había hecho ganar amigos y un poco de popularidad, pero nunca dejó de verse con los perdedores. Nunca dejó de ser el mismo, a pesar de que había ciertas cosas que ocultaba.

Su madre gritó desde abajo, al parecer el teléfono sonaba.

Richie se apresuró a bajar y al pegar oído al audífono escuchó su dulce voz.

-Hola, chico hermoso.

Isabella solía decirle así a veces y Richie lo odiaba, aunque nunca lo dijo en voz alta.

-Hola, Isi -contestó con falsa emoción.

-Adivina quién encontró lugar para hacer tu fiesta de cumpleaños.

Richie levantó la mirada rápidamente, con ilusión.

-No...¿en serio? -la chica gritó un "¡sí!" En respuesta, a lo que el pelinegro añadió:- ¿dónde?

-¿Recuerdas a mis tíos?

Por supuesto que los recordaba. Solían decirle Eddie en vez de Richie en la única cena familiar a la que asistieron ambos chicos presentados por sus novias. Había sido incómodo aparte de doloroso. Robert Ray parecía apreciar a Kaspbrak, pero al pelinegro le lanzaba miradas irritadas cada vez que abría la boca.

-Se irán de viaje una semana por los negocios de Paul -continuó la rubia-. Así que...no será problema mientras limpiemos todo antes de que lleguen.

A veces Isabella podía llegar a ser un verdadero grano en el culo para Richie, pero otras él estaba seguro de que haría cualquier cosa por él. Sabía que estaba enamorada, lamentablemente. No planeaba jugar con sus sentimientos, por supuesto, pero al final del día así se sentía.

La verdad era que Richie fue su novio por razones que creía obvias: experimentar, pues era la primera vez que una chica sentía interés por él y quería besarlo; y olvidarse de Eddie de una buena vez.
En parte ninguno de los dos objetivos fueron cumplidos. Isabella tenía 13 aún, y a pesar de que Richie sintiera la necesidad de llegar un poco más lejos aparte del besuqueo infantil se sentía mal por ello, así que no. Y...Eddie.
Lo que había sentido casi un año atrás por el castaño no había desaparecido. Aún le dolía, y añoraba poder amarlo, pero era bueno ocultandolo.
Por otro lado sí se había fijado en muchachos, pero nada fuera de lo físico y tampoco lo habría dicho en voz alta.

-¿Te he dicho que eres estupenda? -Richie sonrió-. Falta un mes y aún así ya te empeñas en organizar todo.

Richie estaba en las nubes. Su cumpleaños número 15 sería en la gran casa de los tíos de Isabella e invitaría a casi toda la escuela. Sería alocado.

Richie no frecuentaba fiestas ni encuentros de ese tipo, en realidad, y por eso la emoción. Quería saber qué se sentía. Incluso Jim Chambers les compraría cerveza, entre otras bebidas.

Además no soportaría quedarse en casa esa noche. La relación de sus padres no hacía más que ir en picada. Era deprimente, fastidioso y tenía a Richie impotente. A veces se sorprendía a sí mismo con ganas de golpear a alguien, solo para que dejaran de pelear y gritarse. Algunas veces no se hablaban por semanas y eso, en parte, era peor. Richie sabía que ellos no habían dejado de amarlo, pero se sentía como si ya no fueran sus padres, sino dos desconocidos que desafortunadamente habían tenido un hijo.

Forever Young ||REDDIE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora