Forever Young ||REDDIE||

.33.

-¡¿C-Con Richie?! -Bill no quiso imaginarse la escena, pero ya era demasiado tarde.

-Sí... -la cara de Eddie estaba sonrojada y una sonrisa asomaba en su rostro.

-Y...¿có-cómo fue? -Denbrough inclinó su cuerpo con atención.

-Fue genial, Bill. Es decir, genial ni siquiera se acerca a lo que fue -Eddie comenzó a recordar que tuvieron que vestirse con una rapidez tremenda cuando Went y Maggie llegaron. Se rió-. Se sintió doloroso, y quizá algo incómodo, pero solo es así al principio.

Bill y Stan todavía no lo habían hecho. Pero eso no les preocupaba, ir despacio estaba bien por el momento.

-Suena... -Bill estaba luchando con su estúpido moño.

-Déjame hacerlo -Eddie lo ayudó.

Ya casi estaban listos para ir al baile. Muertos de miedo, deseaban que todo fuera bien.

En la casa de los Tozier, Richie se miraba en su espejo. La camisa blanca no estaba mal, aunque hubiera preferido alguna de sus hawaianas, pero Ben le aseguró que se veía muy bien.

Había ganado peso en esos meses a pesar de no haberse cortado el cabello ni una vez.

Sentado en la cama, ya vestido con su traje azul, Hanscom seguía atónito.

-No puedo creer que tú y Eddie ya lo hicieron.

A pesar de que Ben se encontraba más delgado y con un nuevo corte de cabello, sabía que seguiría siendo virgen un largo tiempo. Solo pensaba en una chica y no planeaba reemplazarla. Era imposible. Jamás encontraría a alguien como ella y eso solo lo deprimía.

-Ni yo -la cara de Richie lo decía todo: estaba locamente enamorado.

-Estoy muy feliz por ti, Rich. Por Dios, hasta recuerdo cuando estábamos haciendo tu declaración esa noche, pareciera que fue hace años.

Richie se acercó a Ben y le dio un abrazo.
Hanscom estaba tan sorprendido que no correspondió al instante.

Pero sabía exactamente lo que el pelinegro quería decir con ese cálido gesto y se emocionó por ser su amigo.

-Mi gurú del amor -sonrió Richie al separarse.

Ben rió.

-No te cansas de los apodos ¿verdad?

~~~

Después de esperar a Mike por un largo tiempo, los perdedores entraron en la escuela sin ser vistos y pretendían que se mantuviera así. El baile no empezaría hasta en una hora, así que tenían el tiempo contado para hacerlo.

Corrieron por los pasillos hasta llegar a la entrada del gimnasio. Con un silbido Richie llamó la atención de Isabella.

La chica dejó de colgar estrellas y en cuanto los vio bajó de la escalera con cuidado y se encontró con ellos rápidamente, antes de que alguien más notara su presencia.

La rubia los miró con brillo en sus ojos. Elegantes, perfumados y con sus rostros ansiosos. En un pensamiento fugaz, Isabella se dio cuenta de lo apuestos que eran los perdedores. Era prácticamente objetivo.

Había llevado su misión acabo con paciencia y austucia. Uno de sus objetivos era conseguir la llave maestra que abría los casilleros. Sospechó que algo así lo tendría el director en su despacho o el conserje.

Los chicos no la conocían lo suficiente para saber que Isabella tenía una memoria sorprendente. Así que solamente tuvo que observar a David y su pandilla para poder conseguir la clave de sus casilleros.