Un encuentro, una gala y unos ojos que la hechizaron... pero el tiempo es inclemente o eso es lo que ella se dice, no ha tenido una relación sentimental, no tiene tiempo para cosas banales, como lo es el amor, en encontrar a una persona para compart...
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Cuando tenía dieciséis años. No, todo comenzó antes, a los doce años. Mi madre salió embarazada de Aubrey. Y me consiguió a a.
Hay supe que eran los celos. Tenía tanto miedo de que mi madre ya no me fuera a querer, por su nueva hija. le cogí un fastidio a mi pequeña hermana cuando nació.
A los catorce mi madre, comenzó a grabar una película en Albania. Ella ya pasaba más tiempo con mi hermana, bueno era una bambiana la tenía que cuidar. Se llevó a mi hermana con ella. No me podía llevar, porque no podía faltar a la escuela, Elena me iba a cuidar e iba a estar al pendiente de mi agenda ya que era modelo en esa época. Me dio demasiada rabia.
A los dieciséis nació Sabrina, en esa época me sentí excluida. Sentía que no era parte de esa familia. Mi madre con sus dos hijas y su esposo. Sentí que no era parte de eso que estaban creando.
Fue la época de mi vida donde sentí exclusión, no me hallaba en ninguna parte, fue horrible sentir que no encajaba y mas viendo las cosas que pasaban a mi alrededor.
Cuando Sabrina tuvo los tres meses. Mi madre presento a su hija a los medios, mediante de una revista internacional muy importante. La foto de portada ellos. Mi madre, su esposo, Aubrey de cuatro años y Sabrina de tres meses.
El gran titular. La familia bayle- Lombardi.
Una gran fotografía para decir verdad. No sabía que iban a salir en una revista, Después cuando salió la revista ella vino corriendo emocionada a mostrarme la portada y el reportaje que hicieron de ella y sus hijas. Donde aludían sus éxitos como actriz y su carrera de madre, mencionaban los nombres de sus hijas y solo lo que le dije fue.
- Me mencionan, pero no estoy por ahí en ningún lado.
Nació un resentimiento todo enfermizo, contra mi madre.
Me dolió y llore demasiado, el titular de su familia en la cual yo no estaba, por ningún lado. Luego la fotografía la imprimieron y enmarcaron. Un gran cuadro, que cuando entrabas a la sala de la casa lo primero que veías era esa foto, por lo grande que era.
Después de eso me sentía más excluida que lo normal. Su esposo no cambio su actitud hacia mí. Me trataba bien hablábamos como lo hacíamos antes y todo. Pero no era su hija.
Mi madre les dedicaba más tiempo a sus hijas pequeñas, que a mí.
Él se daba cuanta que no me sentía a gusto ahí y mi madre igual se daba cuenta. Y trataban de incluirme en todo. Para que no me sintiera mal, pero yo ya estaba mal.
Estaba más al pendiente Gia, la nana de mis hermanas que mi propia mama. Elena tuvo que lidiar con el humor negro y horrible que me mandaba en mi adolescencia.
Mi padre solo me mimaba cuando estaba triste.
Después lo del titular de la revista. Me vino a visitar, y le hable de que hace tiempo no me sentía cómoda en casa de mi madre y ahora con la llegada de su segunda hija más.