20- Túnicas de gala

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La mañana del día siguiente, Martes, cuando Nicholas despertó ignoró la mirada de desesperación de Adrian como lo había hecho todos esos días desde la primera prueba. Se vistió y arregló, y, como siempre, esperó a que todos, incluido Adrian, bajaran a desayunar antes que él. Cuando estuvo seguro de que Riley, Emily y Adrian ya se encontraban en el Gran Comedor, bajó él mismo a desayunar. Pasó por la mesa de Gryffindor, cogió un pedazo de tarta de melaza libre que había junto a Neville y lo llevó hasta donde estaban sus amigos. Después, ocupó su antiguo asiento junto a Adrian, frente a Riley y Emily.

-¿Desde cuándo hay tarta para desayunar?-preguntó, como si nada hubiera pasado en esos días, como si nunca hubiera sido acusado de nada, como si no hubiera escuchado a sus amigos decir cosas horribles de él. Como si él no hubiera sido elegido campeón del Torneo de los Tres Magos.

Adrian, Riley y Emily se miraron sin saber qué decir, y los tres abrieron la boca al mismo tiempo, listos para pedir perdón de nuevo, pero Nicholas levantó una mano y dijo:

-Solo hagamos como que nada pasó, ¿les parece?

Los tres volvieron a mirarse y asintieron, sonriendo. A Riley se le llenaron los ojos de lágrimas.

-¿Estás seguro que Dumbledore no te está dando un mensaje?-preguntó Adrian, con tono burlesco, sonriendo como no lo había hecho en mucho tiempo.

Nicholas sonrió para sus adentros, extrañaba demasiado a su amigo para decirlo en voz alta.

-¿Cuál? ¿"Felicitaciones por sobrevivir"?

Todos rieron, y todo volvió a ser como antes.

-¡Ese hechizo convocador fue increíble, Nick!-decía Riley, veinte minutos después, mientras se levantaban de la mesa de Gryffindor para ir a clases.

-Y como volaste amigo, ¡fue genial!-agregó Adrian, dandole un golpe amistoso en el hombro.

-¡No lo podrías haber hecho mejor!-exclamó Emily, emocionada.

Nicholas sonrió, sin poder creer que volvía a tener a sus amigos a su lado, al tiempo que se escuchaba su nombre por el Gran Comedor. Se volteó para encontrarse a la profesora McGonagall llamándolo. Se alejó un poco de sus amigos y la profesora se acercó a él, sonriendo.

-Me alegra ver que todo está bien contigo y tus amigos, Riggs-dijo McGonagall.

Nicholas asintió-ya era hora, supongo.

-Claro que sí-dijo la profesora asintiendo, volviendo a su tono serio-como también ya es hora de que busques pareja para el baile de Navidad que habrá en honor al Torneo de los Tres Magos.

-¿Baile de Navidad?-preguntó Nicholas, confundido.

-Cada vez que se celebra el Torneo de los Tres Magos, el colegio anfitrión celebra un Baile de Navidad, en el que cada campeón debe bailar el vals de apertura con su pareja. Así que te recomiendo que estés listo, Riggs. Busca una pareja. Si me permites añadir-susurró la profesora-la señorita Dunn no sería una mala idea.

Nicholas se puso rojo como nunca se había puesto antes en su vida, pero eso no se comparó a lo rojo que se puso durante la semana cuando tuvo que conversar con Adrian, Seamus, Neville y Dean, repetidas veces, de con quién irían al baile, de a quién encontraban más bonita o de como conseguirían túnicas.

La semana pasaba y Nicholas seguía sin la fuerza necesaria para hacer lo que sabía que quería hacer. Invitar a la chica más linda de Hogwarts al baile. Sabía que ella era muy cercana a Cosme, y que tal vez, por lo linda que era ya la hubieran invitado al baile, pero sentía que de todas maneras debía tratar. No perdía nada. ¿O sí?

Nicholas Riggs y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora